agosto 21, 2009

"¿También ustedes me quieren dejar?"

Nuestro querido padre José María nos ha enviado su mensaje y sugerencia homilética para este domingo:

Llegamos al desenlace normal de los seguidores de Jesús cuando le siguen como quien vive una religión cualquiera, todas, hechas, de un modo u otro, a la medida del hombre, varón y mujer, en la que, infaliblemente siempre interviene Dios para ofrecer caminos de vida mayor y salvación, pero con una intervención más velada y fácilmente manipulable.

¿Qué distingue la religión, siempre humana, nacida de la buena voluntad, que el Padre-Dios siempre respeta y valorada y jamás condena, de la Fe en Cristo en la que todo queda centrado en la persona del Hijo de Dios hecho hombre por Amor Salvador y Santificador?

Creo que la repuesta la da este domingo Pedro: «Señor, y ¿a quién vamos a ir? ¡Tan solo Tú tienes Palabras de Vida Eterna!» En esta Fe no caben teorías 'modernas' o 'antiguas'; no seguimos teorías sino a una Persona muy concreta y que nos construye muy concretamente como Comunidad de Creyentes en Él. El centro no es una religión, ni una doctrina, ni unos ritos, ni una moral... Aunque Cristo, al pensar en una Comunidad humana, sabía que desembocaríamos, por necesidad de naturaleza, en todo esto. Es necesaria la estructura religiosa, doctrinal, moral, ritual... Pero no es por eso por lo que hay que luchar, sino por un cotidiano vivir más cercano a Cristo y unido a su Voluntad más plenamente.

Si no nos llenamos del Espíritu, no counstruiremos la unidad ni en la Comunidad eclesial, ni en la familia ni en ninguna realidad. Debemos saber optar bien para poder acertar en el camino que nos permita construir en esta vida la Vida Eterna para la que nos estamos preparando. Para esto Jesús se quedó como Pan y Palabra de Vida Eterna...

Si todo se acabara aquí la encarnación del Hijo de Dios sería bastante ridícula y hasta cruel... ¿Para qué despertar o afianzar sueños 'engañosos' de eternidad, si no fuera verdaderamente ése nuestro futuro definitivo, al que todo lo que somos y se nos ofrece tiende? Pero, si nuestro futuro es ser como Dios, sus hijos en Cristo, entonces todo el Evangelio tiene sentido y más todavía que el mismo Jesús se quede como Pan y Palabra de Vida Eterna y lo más tonto que podemos hacer es vanalizarlo como si fuera una religión más o tratarlo peor que eso, porque en todas las religiones del mundo el nivel de lo sagrado se venera profundamente, en cambio entre algunos 'cristianos' se vuelven tan 'confianzudos' con Dios que cuando le piden, exigen como si fuera su empleado de la más baja categoría; cuando le rezan, es evidente que no le respetan, pues lo hacen de cualquier modo; cuando viven y actúan ni siquiera parece que les importen la Voluntad de Dios y ni si le gusta o no lo que estamos o vamos a hacer...

A veces, comparándola con otras muchas religiones, la cristiana es la peor... Entre nosotros se cumple la ley de la física, cuanto de más alto se cae, más bajo se llega... La Fe cristiana es la cumbre de la religiosidad a la que cualquier persona humana puede llegar en profundidad, dignidad, respeto, beneficio y libertad. Pero si se menosprecia y descuida... los resultados son más perjudiciales que en cualquier religión.

El Señor y María nos ayuden a ser cada día más y mejor creyentes que el día anterior.
Dios nos bendiga copiosamente a todos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


"¿También ustedes me quieren dejar?"

Siempre ha sido el Señor, con su Amor y Vida, quien nos ha precedido en todo: Él pensó en compartir su feliz y eterna Comunión Trinitaria y por esto nos creó. Lo hizo con la única característica que nos permitiría compartir su propia Vida, ser como Él: capaces de Comunión entre nosotros y con Él. Por eso nos hizo inteligentes, para poder comprender lo que se nos ofrecía; libres, para poder aceptarlo, amarlo y comprometernos, pues los que no comprenden o no logran aceptar a alguien, nunca vivirán en Comunión con quien se les ofrece.

Nuestra escasa comprensión y débil libertad nos llevó a muchas esclavitudes. En la medida que lo aceptábamos, el Señor nos fue liberando continuamente de ellas: Egipto; sujeción a otros pueblos; destierros; abusos... El Señor siempre estuvo cerca de los que le invocaban.

Cristo es el definitivo gran sí del Amor de Dios, liberador de la raíz del mal: el pecado. Él mismo se entrega como oblación-alimento; nos da su Espíritu de Vida-Amor; nos construye como Comunidad de Discípulos Creyentes y en ella solo Él tiene Palabras de Vida Eterna.

El futuro depende ya solo de nuestra decisión diaria. Dios ya no puede hacer más.

La preocupación por uno mismo y las propias prioridades crea solo división y muerte

No hay nada peor en una comunidad, sea cual sea, que el que cada uno se preocupe fundamentalmente de lo suyo, de sus derechos, de sus cosas y lo defienda contra todo y como sea.

Josué nos ubica a la hora de decidir: Dios lo ha dado todo por nosotros, ¿qué decidimos nosotros a la hora de optar ante sus propuestas? ¿Qué estamos dispuestos a arriesgar por Él?

Nuestra vida es nuestra entera responsabilidad: los demás, incluido Dios, ayudan, pero no definen nuestras decisiones. Por tanto es inútil, e injusto, echar la culpa a otro o... ¡a Dios!

El Señor nos invita a la Comunión con Él en la Fe por el Espíritu de Amor que nos entrega

La invitación de Josué es clara y más todavía su opción. Pablo nos propone lo mismo, sobre todo en el matrimonio, que hace equivalente a la relación de Cristo con la Iglesia.

Para que en la Iglesia todos se sirvan y respeten mutuamente, es necesario dejarse llenar del Espíritu, solo así la Comunidad se verá a salvo de múltiples abusos, agresiones e injusticias.

El dejar de lado lo propio nos permite construir cada día la Comunión que viene de Dios

La Comunión es un don que necesita ser construido cada día, pues somos débiles.

Cuántas cosas, ¡de los demás, claro!, nos escandalizan, pero nosotros no pasamos de ser buena gente ¡Y Cristo pide mucho más! A veces sus propuestas nos chocan y nos distanciamos.

Debemos reconocer que no siempre vivimos desde la Fe real: se ve en nuestras decisiones.

Pidamos a María creer de tal modo en Cristo, que cada ‘hoy’ le sigamos mejor que ayer.
P. José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXI

Jos. 24, 1-2a.15-17.18b: "Josué reunió en Siquén a todas las tribus de Israel... Se presentaron todos delante de Dios... dijo: «Si les parece bien tener al Señor como su Dios, escojan hoy... Yo y mi familia hemos decidido adorar al Señor» El pueblo respondió: «Nunca en la vida abandonaremos al Señor para adorar a otros dioses... es el que nos hizo salir... de una lugar de esclavitud... También nosotros estamos decididos a adorar al Señor, que es nuestro Dios»."

Salmo 33: "Prueben y verán qué bueno es el Señor"

Ef. 5, 21-32:
"Sométanse unos a otros en Jesucristo. Que las esposas se sometan a sus esposos, como todos nos sometemos al Señor... Ustedes, esposos, amen a sus esposas como Cristo ama a la Iglesia... hasta entregarse a la muerte por ella para santificarla... ‘Por eso el hombre abandonará al padre y a la madre para unirse a su cónyuge y así forman una sola familia’. Este es un gran misterio: me refiero a Cristo y su Iglesia."

Jn. 6, 60-69: "...Jesús... les dijo: «¿Esto les escandaliza...? El Espíritu es el que da vida, la carne no sirva para nada. Mis palabras son Espíritu y son vida... Ninguno puede venir a Mí si mi Padre no le concede este don»... Jesús preguntó a los doce: «¿También ustedes me quieren dejar?». Pedro le contestó: «Señor, y ¿a quién iríamos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios»."

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