abril 24, 2010

«Mis ovejas reconocen mi voz»

Éste podríamos llamarlo el domingo de la catolicidad de la Fe cristiana.

"Católico" significa universal: Cristo es católico porque es para todos; la Fe cristiana es católica porque está destinada a llenar la vida de toda persona humana; el Evangelio es católico porque es "Buena Noticia" para todos sin excepción, y, si alguno no lo conoce es porque no hemos llegado adecuadamente a él como para que se entere que también a esta persona Dios desea llenarla con la buena noticia de la Resurrección de Jesucristo. Tal vez alguno se resista a creer o aceptar el evangelio o vivir en Cristo o a integrarse en su Comunidad de discípulos, pero eso puede ser por muchos motivos con muy diversas fuentes, pero ninguna ellas tiene como raíz la salvación del Señor Jesús, pues Él es el Hijo Único de Dios encarnado que ofreció su vida toda en sacrificio para la Salvación de todo el género humano, sin discriminación alguna, y fue resucitado de entre los muertos por su Padre con la fuerza del Espíritu que llenaba toda su existencia y la transfiguraba.

Todos estamos llamados, todos tenemos abierto el camino de la Salvación. Nadie está excluido, pero es necesario que lo aceptemos recorrer, nada es ni automático ni impuesto en el Reino de Dios. Nos toca decidir vivir en Cristo o quedarnos esclavos del pecado y de la muerte como un sinsentido de la vida, cosa que fue creada por el pecado, pues nunca fue ése el plan pimero de Dios y por eso Cristo Resucitó venciendo esta experiencia de muerte y haciéndonos entender que nuestra vida pasa por tres etapas, con dos pasos obligatorios: del seno materno al mundo exterior, para poder seguir gozando de una maduración continua; y del mundo exterior al mundo eterno de Dios, para poder seguir gozando de la maduración que nos regala su presencia plenificadora.

Todo es don de Dios, pero nada se impone de modo que nos toca decidir nuestro destino. Sí, podemos rechazar el don de Dios y crear nuestro futuro. Dios no se cansará de proponernos su don hasta el último instante de nuestra capacidad de opción, pero una vez hayamos optado ésta quedará definida para siempre, pues después ya no hay posibilidad de cambiar la decisión, pues acabó el tiempo de decidir y lo decidido se desarrollará para siempre.

Purificarnos para escuchar al Señor es lo más inteligente que podemos hacer y merece premio, y grande, pues con esto glorificamos a Dios en su obra máxima, que somos nosotros, y nos damos la mejor oprtunidad de felicidad plena que jamás nada ni nadie nos podrá ofrecer... ¡Solo a Dios se le podía ocurrir: darnos su grandeza, que nos supera infinitamente, pero sin imponérnosla!

Que cada día nuestras decisiones puedan decir con el salmista: ¡Somos su Pueblo y ovejas de su rebaño! Pues eso es lo mejor que podemos ser: Hijos que aman al Padre y lo acetan todo de Él purificándose más y más de todo lo que lo distancie de Él y empobrezca su vida y relaciones.

Pidamos al Señor que, como María, sepamos escuchar la voz de Dios para conocerle cada día menor y amarle cada día con mayor profundidad.

Dios nos bendiga a todos copiosamente, ¡así lo hace!, y nosotros seamos tan amorosos que lo aceptemos y vivamos superando toda resistencia y debilidad:

P. José Mª Domènech SDB


«Mis ovejas reconocen mi voz»

La fidelidad del Pueblo de Dios a su vocación está basada en la de su Maestro. Cuanto mejor le conozcamos y vivamos, más capaces seremos de serle fieles en todo sentido.

No se trata sólo de cumplir o ser bueno, mínima y pobre fidelidad, sino de madurar la intimidad con Él, comprometernos en su Reino y que asumamos y vivamos su Misión.

Todos son llamados a vivir el Amor de Dios, a gozar de la plenitud de su Vida, a construir la propia historia y organizar el mundo en el que se vive como el mundo-Reino de Dios.

Sólo así nos integramos como Pueblo de Dios y vivimos a Jesús como nuestro Pastor.

Ser fiel al Señor es hacer que su Palabra, con nuestra transparencia, se haga Vida en la vida

Dios nos lo da todo y nosotros debemos compartirlo con los que lo necesitan. Ante todo con los cercanos, como Pablo, después con los más distantes. Así colaboramos en la expansión del Reino, que avanza como gota de aceite, como llama que crece iluminando, calentando, quemando lo caduco, madurando lo limitado y afianzando y purificando lo valioso.

Vivir la Palabra es condición básica para poderla transmitir; pero primero debemos escucharla con atención, asimilarla con esfuerzo, asumirla con sinceridad, vivirla con transparencia y esta transparencia nos llevará a transmitirla aceptando los riesgos, a veces duros.

El Señor nos da su Vida para que la hagamos historia en nuestra vida diaria. ¡Alimentémosla con la Palabra meditada, la Reconciliación vivida y el Cuerpo de Cristo asimilado!

Los pueblos del mundo lo verán como opción para ellos si nosotros nos convertimos a Cristo

Sólo la conversión al Señor nos permite transmitir el Evangelio de la Vida, pues la conversión continua es la renovación cotidiana de nuestra voluntad de vivir como Discípulos atentos y dispuestos a transmitir, sin límites, la Vida recibida a los que seamos enviados.

Purificarse en la sangre de Cristo es asumir su proyecto de vida renunciando a todo lo que no lo favorece o abiertamente se opone a Él, aunque sea aprobado o aplaudido por la mayoría. Es verdad, esta actitud nos atrae todo tipo de persecuciones, pero también hace más transparente que el Señor es el que nos orienta y el que transforma cada día nuestra vida.

Escuchar al Señor y dejarse guiar por Él, que nos da vida y cuida, es signo de vida convertida

La Fe en Cristo es elemento clave de cohesión y renovación de su Comunidad, pues ésta se fundó en la aceptación de su Palabra que proclama la Resurrección y nos pide convertirnos para vivir en su Amor, el del Padre y del Espíritu Santo, que nos cuidan, alimentan y llaman a horizontes más amplios y profundos, como su Vida, la única que renueva la nuestra.

Ser cristiano significa convertirse todos los días escuchando a Cristo y dejándose guiar por Él en la Comunidad, único ámbito en el que nos podemos mantener unidos a Él.

Pedimos a María ser siempre más fieles al Señor, escuchándole y viviendo unidos a Él.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO IV

Todos los pueblos son llamados a vivir con fidelidad su relación con el Señor, escuchar la Palabra y a gozar la Vida que el Señor les da


Hch. 13, 14.43-52:
"Pablo y Bernabé… el sábado entraron en la sinagoga y se sentaron… Ellos les hablaban tratando de persuadirlos de que se mantuvieran fieles a la gracia de Dios… Cuando los judíos vieron tal multitud, se llenaron de tal envidia que contradecían con palabras injuriosas… Pablo y Bernabé respondieron con valentía: «Debíamos anunciarles primero a Uds. la Palabra de Dios, pero ya que ustedes no quieren recibirla… nos dirigiremos a los que no son judíos…»… los que no eran judíos se alegraron… La Palabra de Dios se esparcía… Pero los judíos… promovieron… una persecución contra Pablo y Bernabé…"

Salmo 99: "Somos su pueblo y ovejas de su rebaño"

Ap. 7, 9.14b-17:
"Yo, Juan vi una multitud que nadie hubiera podido contar. Personas… de todos los pueblos y lenguas. Estaban de pie, delante del trono y del Cordero… «Éstos son los que vienen de la gran tribulación. Han lavado sus vestidos en la sangre del Cordero… el Cordero, que está en el trono, les guiará… Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos»".

Jn. 10, 27-30: "Jesús dijo: «Mis ovejas reconocen mi voz. También yo las reconozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna… nadie me las arrebatará… Yo y el Padre somos uno»."

abril 17, 2010

"¿Me amas más que éstos?"

Este domingo, el tercero de Pascua, nos adentra en el camino para vivir como resucitados.

En él el Señor nos señala que hay solo una vía objetiva y realista para vivir en el amor de Dios; ésta es confiarle a Él nuestra vida y todas nuestras decisiones.

O el amor que decimos tener a Dios es concreto y actual o no es amor.

Es verdad, el amor lleva a la alabanza y ésta se hace concreta cuando mueve la vida diaria de la persona que dice amar y la lleva a constuir su existencia según los criterios y voluntad de quien le ha salvado de la muerte y la desgracia del pecado, fuente de toda infelicidad y desorden.

El Señor tiene derecho a ser reconocido como tal, pues ya lo dio todo y sin reservas... El mismo Dios, su Padre, lo exaltó resucitándolo de entre los muertos y elevándolo al más alto nivel de gloria; pero, para nuestra salvación personal, no basta que lo haya hecho Dios, es indispensable que lo hagamos también nosotros, cada uno personalmente: como Pedro, que compromete su vida y confiesa su amor; como la Comunidad, que estructura todo al rededor de la Voluntad del Señor.

Nuestro mundo está sumamente desconcertado y con muchas fuentes engañosas de orientación, pero, al mismo tiempo que ataca a la Iglesia, ahora revolviendo los errores de algunos de sus miembros, está atento a su forma de vida y a sus reacciones, pues reconoce que es la única Institución que se mantiene firme a lo largo de los siglos, a pesar de sus limitaciones, de todo tipo.

Los bautizados somos resucitados en Cristo, su Cuerpo Místico, según el Apóstol; vivamos como tales, superemos, como Pedro, nuestras propias limitaciones y errores y digámosle al Señor con nuestras actitudes: "Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo".

El Señor nos bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestro auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


"¿Me amas más que éstos?"

El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!

Ser discípulo de Jesús, es vivir contracorriente, un reto permanente que no podemos asumir en solitario: necesitamos el apoyo de la Comunidad y vivir unidos a una fuerza superior a nosotros mismos; a un Amor que nos trascienda, afirme y eleve: ¡¡incorruptible!!: el Amor de quien ya nos lo dio todo y, con su vida, nos da su Paz, Misericordia, Perdón, Vida Nueva y Espíritu. Él es Cristo Jesús, de quien se fiaron Pedro, Pablo y los santos y santas todas.

Sólo Él merece todo. Cuando le descubrimos y nos entregamos de verdad, con Fe objetiva, le seguimos por encima de todo. Es la experiencia de los Apóstoles: ¡no pudieron callarlos!

Alabar a Dios significa obedecerle pase lo que pase. Dar la propia vida al resucitado.

Jesús se entregó, crucificado, en oblación de fidelidad al Padre y a los hermanos; por eso merece ser aceptado como el Señor de sí mismo y del mundo. Así nos lo muestra el Padre.

Los Apóstoles no reconocen otra autoridad definitiva a la que obedecer si no es la del Señor

Liberados de la cárcel son enviados a testificar la resurrección y, vueltos a detener, acusados de desobediencia y castigados. Los Apóstoles lo aceptan con tal de no fallar al Señor.

Todos deseamos estar tranquilos, pero lo importante es vivir en fidelidad con el que nos es fiel desde toda la eternidad. Él nos lo dio todo, es justo, y lo más seguro, confiárselo todo.

La verdad, realidad objetiva se impondrá siempre. Ceder al capricho lleva al fracaso.

Jesucristo, el Cordero inmolado, ha ganado toda soberanía: es justicia y salvación aceptarlo

Adorar a Dios es un acto religioso que exalta a toda persona. El cristiano lo asume y lo eleva a la objetividad más excelsa: ¡Dios se ha hecho hombre y el hombre, el perfectamente hombre, que se ha entregado al bien integral de todo hermano, es proclamado Señor de todo!

La creación se goza y toda persona humana está llamada a confesarlo con su vida.

Se nos pide que estemos dispuestos a jugarnos la vida por el Señor: ¿me amas más que…?

La Comunidad cristiana está unida a Pedro en la tarea de ‘pescar’, el resultado depende de su confiada obediencia al Señor y de la prontitud de expresar su amor en un seguimiento sin condiciones, aun con duros momentos de debilidad, persecución y dificultades.

Ser discípulo de Jesús significa ser fiel aun en las dudas y perplejidades, sea por realidades personales, que hasta pueden desacreditarnos; sea por pérdidas que pueden aturdirnos.

Pedimos a María permanecer unidos al Señor en la Comunidad de amor apostólico
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO III

El mejor signo de alabanza y amor al Señor es obedecerle; pues Él es el único digno de recibir de nosotros todo: ¡es nuestro Salvador!


Hch. 5, 27a-32.40b-41:
"Los apóstoles comparecieron ante el sanedrín…: «Les hemos prohibido severamente que no enseñaran nada respecto a Jesucristo, pero ustedes han llenado Jerusalén con sus doctrinas…» Pedro y los otros apóstoles contestaron: «Obedecer a Dios es primero que obedecer a los hombres… La diestra de Dios lo ha enaltecido [a Jesús] como Jefe y Salvador para conceder al pueblo de Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de esto y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen» Les prohibieron hablar más del nombre de Jesús… Los apóstoles se retiraron… contestos porque Dios los consideró dignos de ser maltratados por el nombre de Jesús".

Salmo 29: "¡Con qué alegría te alabo, Señor; yo te alabo, con qué alegría, Señor!"

Ap. 5, 11-14:
"Yo, Juan, mientras miraba, escuché las voces de una multitud de ángeles que… aclamaban: «El Cordero que ha sido degollado es digno de recibir todo el poder, riqueza, sabiduría, fuerza, honor, gloria y alabanza»…".

Jn. 21, 1-19: "…Simón dijo: «Me voy a pescar». Le dijeron los otros: «Vamos también nosotros contigo»… aquella noche no pescaron nada. Jesús… les dijo: «…¿tienen algo para comer?» «No»… «Tiren la red a la derecha, les dijo, y pescarán»… «¡Es el Señor!»… Simón Pedro… se lanzó al agua… «Traigan de los peces que han pescado»… «Vengan a desayunar»… Después… Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»… Pedro se entristeció al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez…: «Señor, Tú lo conoces todo, y sabes que te amo» Jesús le dice: «Pastorea mis ovejas…»… Después le dijo: «Ven conmigo»."

abril 16, 2010

Don Bosco cura a niña cuzqueña!

El jueves santo, 1º de abril, supe de esta hermosa noticia en mi querido colegio María Auxiliadora de Breña. Hoy recibí el dma news, boletín electrónico publicado por las FMA de Italia, y con gran alegría encontré la misma noticia, que ahora comparto con todos ustedes. Sintámonos especialmente bendecidos de asistir a un milagro! Felices nosotros, hijos de Don Bosco, el santo padre y maestro de los niños y los jóvenes!

"En la comunidad de Cuzco, a una niña de año y medio Lucía Milagros, hermana de una alumna de la tercera clase de primaria, se le había diagnosticado leucemia. El diagnóstico era grave y no había esperanza. Sor Raquel Moscoso, la directora de la comunidad dio a los padres de la pequeña una reliquia de don Bosco. Cuando llegó la urna del santo a Cuzco los padres, con gran esperanza, rezaron implorando la curación de su hijita. Días después cuando llegaron a Lima para empezar el tratamiento recibieron con inmensa alegría la sorprendente noticia de los médicos: ¡la niña está sana!"

Para leer la nota completa clicke
FMA news: Don Bosco sigue hablando - Lima, Perú

¡Viva Don Bosco
!

abril 10, 2010

El Señor viene a comunicarnos su Providencia de Resucitado

Llegamos al Domingo segundo de Pascua: hoy día concluye el gran DÍA DE PASCUA. Que tengamos todos un muy fecundo tiempo de Pascua. El Señor nos invita a caminar dando la Paz y su consecuencia, el Perdón, en medio del mundo que nos rodea y tanto lo necesita.

La Comunidad cristiana está llamada a construir, a llenar de Vida y Paz los ambientes en los que se mueve... sobre todo si les llena la tensión y conflicto, cosa nada rara en ningún sitio.

El Señor nos habla este domingo para que creamos en su presencia. Presencia real y contreta, pero siempre respetuosa y jamás impositiva. Por desgracia es posible decir que somos creyentes, y hasta creerlo, vivir como si no lo fuéramos o serlo como a nosotros nos parece ("a mi manera"), sin consultar y ceñirnos con los criterios del Señor ni buscar vivir en la Voluntad de Dios, pues ésta sistemáticamente nos descuadra y nos lleva por caminos no tan cómodos o abiertamente incómodos para muchos. Juan sufre las consecuencias de su Fe y esto le permite dar un testimonio nuevo... A muchos nos asusta que nuestra Fe nos recorte consecuencias dolorosas o, incluso, incómodas y por eso renunciamos a vivir en esfuerzo y a la primera dificultad cedemos y siempre encontramos razones para explicarlo. Con todo, vivir la Fe en serio da muchas posibilidades de hacer conocer los frutos de la vida que el Señor desea que testifiquemos. Es la experiencia de los apóstoles y de la primera Comunidad y la de toda la Iglesia en toda partes... Si Tomás no se hubiera encontrado con sus hermanos los apóstoles que le comunicaron convencidos la presencia del señor, él no se hubiera dispuesto a constatarla por sí mismo y nosotros no tendríamos su confesión profunda y convencida: "Señor, mío y Dios mío".

No temamos a los dones de Dios y seamos cada día más dóciles a los frutos de su amor de Resucitado... Somos sus testigos.

Dios les bendiga.

P. José Mª Domènech SDB

El Señor viene a comunicarnos su Providencia de Resucitado

La Fe en Cristo es don que debe ser aceptado todos los días. No basta ‘estar’ con Él y ‘pertenecer’ al grupo de los discípulos. Nuestra influencia en los demás parte del interior personal no de las estructuras, aunque son indispensables pues en ellas maduramos lo que somos.

A Juan su testimonio de Fe le llevó al martirio, pero esto le ofreció nuevas posibilidades de testificar a los suyos y a toda la Iglesia Universal a lo largo del tiempo.

Dios tiene caminos mucho más grandes que los nuestros, por eso no los llegamos a comprender. Creamos en Él. Él no falla jamás. La Comunidad cristiana es Comunidad de Fe.

La resistencia a creer de Tomás tiene la lógica de un hombre serio y responsable pero, tal vez, demasiado desconfiado de su propia Comunidad y muy atrapado en su racionalidad pseudocientífica: ‘ver (comprobar-constatar-dominar-manipular) para creer’ Lo más valioso de toda vida escapa a la ciencia empírica y a la tecnología, que hoy pretenden mostrarse todopoderosa. La verdad está en cada ser y el bien se halla en el actuar honesto que respeta esta verdad.

Los discípulos se llenaron de Alegría, la asimilaron y la transmitieron a los que les rodeaban

El entrar en contacto vital con el Resucitado marca de Gozo toda la vida y lleva los discípulos a vivir como comunicadores de Vida Nueva en lo que hacen y por donde pasan.

Toda su vida está centrada en la Voluntad de Dios, por eso viven de la oración y comunican, en todo lo que hacen y dicen, el bien que Dios les va entregando y confiando.

La experiencia de Juan es estímulo para todos los creyentes en el Señor de la Vida.

El Señor les confía su propia Misión de Paz, Vida, Verdad y Misericordia y ellos la comunican

Ante la presencia del Resucitado no solo surge el gozo sino la disponibilidad a recibir de Él lo que Él juzga mejor para la Comunidad. Es necesario estar dispuestos a compartir la Vida recibida y vivir abiertos a recibir todo lo que el Señor nos desees confiar, pues todo será un bien para la Comunidad y por eso con ella deberemos compartirlo.

La Misericordia de Dios se hace Perdón universal tenemos la misión de comunicarlo.

Nos toca abrirnos honestamente a todo bien de Dios, que nuestros hermanos nos comunican

Para vivir como resucitados necesitamos abrirnos a los dones de Dios, que nos llegan, de ordinario, a través de nuestros hermanos. Resistirnos es aislarnos. Dios no juega con caprichos: es Padre que ama de verdad y educa en la verdad para el bien y la libertad.

La presencia activa y renovadora de la Comunidad es vital. O estamos abiertos a ella, aun aceptando sus inevitables límites o nos cerramos a la verdadera acción ordinaria de Dios.

Pedimos a María nos dé la humilde sabiduría de vivir como verdaderos creyentes.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO II

El Señor viene a comunicarnos su Providencia de Resucitado y a encomendarnos su Misión de Misericordia; pero es indispensable creer

Hch. 5, 12-16:
"Los apóstoles obraban muchos milagros… Todos se reunían unánimemente en el pórtico de Salomón. Nadie se atrevía a unirse a ellos, aunque todos los alababan. Cada día se les agregaban más varones y mujeres que se convertían a la Fe en el Señor…"

Salmo 5: "Alaben al Señor porque es bueno; porque es eterna su misericordia".

Ap. 1, 9-11a.-12-13.17-19:
"Yo, Juan,… fui trasladado a la isla de Patmos por predicar la Palabra de Dios y dar testimonio de Jesús… sentí detrás de mí una gran voz… que decía: «Escribe en folios lo que ves y envíalo a las siete Comunidades». Me giré… y vi… en medio… alguien que parecía un Hijo de Hombre… Caí como muerto a sus pies. Él… me dijo: «No temas, yo soy el primero y el último. El que vive…»".

Jn. 20, 19-31: "…los discípulos estaban en casa con las puertas cerradas… Jesús… se puso en medio de ellos…: «La paz esté con ustedes.» Les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se alegraron…: «…Como el Padre me envió, también Yo les envío a ustedes.» Sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen… les quedan perdonados…»… Tomás no estaba con ellos…: «Si no le veo… no lo creo»… Ocho días después… [Jesús] dijo a Tomás: «Acerca tu dedo… trae tu mano… No seas tan incrédulo, sino creyente»… «Felices los que creerán sin haber visto»…"

abril 04, 2010

El Señor ha resucitado para que vivamos como hermanos

Feliz y fecunda Pascua del Señor Resucitado para todos, caminando en el Señor como Don Bosco!

(...) Él les regalará lo que de verdad necesiten. No dejen de confiar: ¡¡¡Ha resucitado !!! y vive muy atento, en nuestro interior, escuchando nuestros deseos, ilusiones, gemidos y necesidades. Rezo por todos ustedes.

El Señor nos invita a ver más allá de lo que nos resulta fácil ver... No seamos miopes como muchos de nuestros hombres que se auto denominan 'de ciencia' que no son capaces de ver más allá de lo que perciben (a veces porque no quieren otras porque los han cerrado y no se han atrevedo a ir más allá), pero cuando deciden en su vida personal se olvidan de su 'ciencia', pues la 'ciencia' no rige la vida (es muy limitada), solo 'intenta' entender algunos de sus múltiples aspectosde la existencia humana y hasta natural, quedando fuera de su alcance los más importantes: los de la vida personal profunda... La verdadera ciencia es sencilla y los verdaderos científicos son humildes y respetuosos, pues se saben eternos buscadores de la verdad.

Jesús ha resucitado es una verdad Vital que llena la vida de Vida y la transforma para que transforme nuestro nuestro mundo en la casa de los hijos de Dios que veneran los dones de Dios y los multiplican para que lleguen a todos.

El Señor ha resucitado: miremos la vida con sus ojos; tomemos nuestras decisiones con sus criterios; construyamos su/nuestra Comunidad con su Espíritu... Él nos lleva a hacer nuevas todas las cosas.

¡Felicitaciones por los dones de Dios! No los descuidemos: alimentémoslos aprovechando el don de su Vida ofrecido en cada sacramento y profundicémoslos con nuestras actitudes obedientes a los impulsos de su Espíritu.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

El Señor ha resucitado para que vivamos como hermanos


Estamos en la Pascua del Señor: celebramos el paso de la vida regida por criterios caducos a la aceptación de la definitiva Vida en Cristo ya aquí, en esta historia tan desconcertante.

Para ser feliz no es indispensable estar libre de problemas, pero sí de incoherencias.

Lo que nos hace infelices no son los problemas, aunque no nos gusten, sino la desorientación, decepción, ruptura interior, y exterior, pues siempre nos desubican, y nos hacen sentir incómodos e inseguros; pero, a un tiempo, provocan, cuestionan y nos obligan a definirnos.

Vivir en paz pide seguridad y estabilidad interior: Cristo nos la da, Él es nuestra Paz.

Cuando los problemas o circunstancias difíciles nos encuentran adecuadamente preparados, aunque incomoden, no nos desequilibran, más bien, nos ayudan a madurar en nuestras actitudes personales ante la vida y los diversos niveles de relación que debemos desarrollar en nuestro cotidiano vivir. Mirar la vida de Jesús lleva a reconocer las maravillas de Dios.

Los discípulos deben aprender a mirar la vida con los ojos del Amor y el Compromiso de Jesús

La relación de los discípulos con Jesús, estaba en pañales. Se basaban en situaciones y relaciones muy afectivas, pero superficiales. La Pasión cuestionó profundamente su vida.

No vivían el Espíritu de Jesús, ni su estilo de vida interior, ni su relación con el Padre. Jesús les había hablado de todo esto; les había invitado y les había conducido, pero aún no lo habían asimilado. Necesitaban toda la paciente y comprensiva bondad misericordiosa de Dios. La actitud de Pedro ante el sepulcro lo dice. Con la Fe viva abrirá su espíritu y leerá diverso.

Sí. Era necesario que Jesús hiciera antes su camino humano de donación al estilo de Dios, su camino de hijo del hombre totalmente unido al Padre y, por tanto, a su entera disposición. Era necesario que el Espíritu de Jesús transformara el interior de los discípulos para que éstos pusieran su seguridad en las manos del Padre como se lo habían visto vivir a Jesús.

Debemos ir a fondo en la vida cristiana: no basta ser bueno ni religioso, hay que ser de Cristo

A esto nos invita Pablo; es lo que proclama Pedro ante el oficial romano Cornelio y lo viven la Magdalena y Juan ante el sepulcro vacío: fuego interior que ya bulle. Es una personal intimidad de amor llena de vida que lleva al riesgo y madurará conforme vivan en el Espíritu.

A mayor docilidad, mayor fidelidad al evangelio y donación al anunciarlo. La autoridad viene del Espíritu presente en nuestro vivir y actuar: ¡Jesús vivo en nuestra historia!

Abrirnos a Dios sin componendas: es el reto de creer, aunque cueste y no sea ‘moda social’

Si queremos ser fieles a Cristo Jesús, el Resucitado, no podemos someternos, en nuestro camino de Fe, a pensamientos y lógicas individuales o modas sociales, pues generará pobreza interior, manipulación del mensaje e inseguridad frente a la exigencia de decisión ante el absurdo de la cruz y la soledad social. La historia nos demuestra, desde el principio, que nunca la Fe fue moda, ni siquiera en el conjunto de cristianos que se dicen “católicos”… ‘a mi manera’

La Fe cristiana es un constante caminar personal, como la vida de Jesús y sus discípulos, en medio de los desconciertos e ilusiones de cada día. El pueblo debe, porque lo necesita, recibir el Evangelio, pero la respuesta, para vivir, es personal y de creciente intimidad, como personal es el diálogo de Dios con sus hijos y de los discípulos con su Maestro, el Resucitado.

Pidamos a María nos ayude a vivir, cada día, como resucitados y testigos de Cristo.
Padre José María Domènech, sdb.

CICLO C - TIEMPO DE PASCUA - DOMINGO I

El Señor ha resucitado para que vivamos como tales en medio de nuestros hermanos y les ofrezcamos, con la vida, el don de la Salvación


Hch. 10, 34a.37-43:
"«Ustedes conocen lo que sucedió… Me refiero a Jesús de Nazaret… que pasó haciendo el bien y curando… porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos… hemos comido y bebido con él…"

Salmo 117: "Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo."

Col. 3, 1-4:
"Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba… no a los de la tierra".

O bien:
1Cor. 5, 6b-8: “Barran la levadura vieja para ser una masa nueva… panes ázimos de la sinceridad y la verdad”.

Jn. 20, 1-9: "«Se han llevado del sepulcro…» Los dos corrían juntos… entró en el sepulcro... Entonces entró también el otro… vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos".


abril 03, 2010

VIGILIA PASCUAL - SÁBADO SANTO

Hoy es el Día de la alegría y la confianza, del optimismo y del compromiso: ¡Él resucitó!

El mensaje que se confió a las mujeres se nos confía hoy a nosotros: con el Espíritu nuevo prometido en Ezequiel, debemos dar a nuestro mundo, a las nuevas generaciones, nuestro testimonio: ¡vivamos como resucitados, según nuestro bautismo: así anunciamos la Vida Nueva!

Resucitados, vivimos en el Espíritu llenando nuestro mundo de la Alegría del Dios de la Vida

La creación ha recuperado su sentido primero, los hombres somos llamados, como Abraham, a confiar en la Providencia y a dejarnos guiar por el Señor de la Vida, quien, para defender nuestro derecho a ser como Dios, entregó a su propio Hijo a la muerte y nos purifica, con el agua y el Espíritu de Santidad, en la Justicia de su Amor. ¡Es real, vivámoslo ya!

Por la muerte de su Hijo nos libera, no ya de Egipto, sino del pecado: la peor de las esclavitudes. Nos restaura en su Amor Primero; nos regala su Palabra, que, por su propia naturaleza, es fecunda; nos invita a Escucharla y Vivirla para ser su Familia: testigos felices y constructores de su Paz en el propio interior y, por eso, también en nuestro ambiente social y grupos.

Los dones de Dios son maravillosos, no nos resistamos a ellos. Recibamos gozosos la salvación; vivámosla en creciente esfuerzo de fidelidad. El Señor quien lo dice: ¡¡¡No teman!!!

Vuelvan a Galilea, dice a los discípulos; vuelvan a su trabajo diario, nos dice a nosotros, allí me verán; allí es donde deben vivir como resucitados, único modo anunciar, en el deber cotidiano, la Salvación. Alimentando nuestro bautismo, viviremos como lo que somos: salvados.

María, Madre-Discípula, nos auxilie y enseñe a vivir atentos y obedientes a la Palabra.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


SEMANA SANTA - VIGILIA PASCUAL (SÁBADO SANTO)

¡El Señor ha resucitado para que, como imagen suya que somos, seamos como Él y transformemos nuestro mundo en Su Casa!


Gn.1, 1-2,2:
"…el espíritu de Dios se cernía sobre las aguas… «…que haya…» y vio Dios que era bueno… «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…» y vio Dios que todo lo que había hecho era verdaderamente muy bueno…"

Salmo 130: "Cuando exhalas tu espíritu renace la creación y renuevas la faz de la tierra."

Gn. 22, 1-13.15-18:
"…«Abraham, Abraham»… «Aquí me tienes, Señor»… «…toma a tu hijo, a tu hijo único… y sacrifícamelo»…«Por no haberte resistido… juro por mí mismo que te llenaré de bendiciones… porque has obedecido lo que te pedí»."

Salmo 15: "Protégeme, Señor, me refugio en Ti."

Ex. 14, 15-15,1a:
"«¿Por qué estos gritos de auxilio? Ordena a los israelitas que se pongan en marcha…»… El ángel del Señor caminaba delante… Las aguas se partieron y los israelitas caminaron por tierra seca en medio del mar… Aquel día el Señor salvó a Israel de la mano de los egipcios…"

Salmo Ex. 15: "Canten al Señor que se ha cubierto de gloria."

Is. 54, 5-14:
"Tu creador se ha hecho tu esposo… Quedarás sólidamente restaurada…

Salmo 29: "¡Con qué alegría te ensalzo, Señor!"

Is. 55, 1-11:
"…los sedientos, vengan por agua… Así como la lluvia y la nieve caen del cielo y no vuelven sin haber producido su fruto… así mi palabra… no volverá a mí sin haber hecho lo que yo quería y cumplido la misión confiada."

Salmo: Is.12: "Con alegría irán a buscar agua de las fuentes de la salvación"

Ba. 3, 9-15.32.4, 4:
"Escucha Israel, los preceptos de vida… Él es nuestro Dios nadie se le puede comparar… Nosotros conocemos cómo debemos agradar al Señor."

Salmo 18 "Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna"

Ez. 36, 16-17a.18-21:
"…obraré… en consideración a mi santo nombre… les reuniré de todos los países y les haré regresar a su tierra… derramaré sobre ustedes agua pura para purificarles… Les daré un corazón nuevo y pondré… en su interior… mi espíritu… Habitarán en la tierra que di a sus padres. Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios."

Salmo 41: "Como la cierva busca corrientes de agua viva, así te busco a Ti, Dios mío"

Rm. 6, 3-11:
"Todos los que hemos sido bautizados en Cristo, nos hemos sumergido en su muerte… Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos en Él… Ustedes están muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús."

Aleluya / Salmo 117: "Aleluya, aleluya, aleluya"

Mc. 16, 1-8:
"…«¿Quién nos moverá la piedra...?» ...ya estaba apartada. «No tengan miedo. Buscan a Jesús de Nazaret, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Digan... a Pedro que irá delante de ustedes a Galilea; allí le verán...»"



abril 02, 2010

Dios, en Cristo, dio su vida



El Amor de Dios es concreto, llega hasta el fin: dar la propia vida en sacrificio expiatorio por la salvación de todos y esto hasta el punto de no quedarle nada... en el sepulcro ¡solo!

En todo sólo un fin: salvar y socorrer a los débiles, pecadores y enfermos; a los que malviven, según sus limitadísimas posibilidades, y no logran comprender sus reales necesidades para cumplir el fin objetivo de su vida, que les tiene existencialmente inquietos. Fue masacrado por nuestras rebeliones, dice el profeta. Su Salvación fue confiar siempre en el Amor del Padre.

Nacimos para algo más que para vendernos a los aplausos y complacencias

El éxito personal del creyente, su maduración continua, está en la vida que se desarrolla al darla, sin buscarse ni a sí mismo ni el efímero gusto personal ni el aplauso de nadie.

Esto supone disciplina, cuesta y duele: lo valioso se consigue con esfuerzo y sacrificio.

El autor de la carta a los Hebreos nos dice: sufriendo aprendió a obedecer... y la obediencia le enseñó el camino de la libertad que da sentido a la vida: aceptar, por un lado, el dolor que trae consigo dar vida y, por el otro, la disciplina de buscar la verdad para el bien para no quedarse en las apariencias del brillo de lo que digan los pobres ‘maestros’ del hoy.

El Señor nos da la vida, porque la tiene en abundancia, para que seamos felices a fondo.

Todo Dios se nos entrega en amor para la Vida de todos sin distinción

Esta entrega redentora del Señor en sacrifico de amor para la Vida Nueva de todos, no tiene otra motivación que comunicarnos y compartir, con los que la acepten, el amor libérrimo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Comunión Trinitaria, toda ella para nosotros.

Las tres personas de la Santísima Trinidad estuvieron presentes en el sacrificio del Calvario, tanto el cruento de hace 20 siglos, como el incruento de cada Eucaristía del mundo.

Hoy el pueblo de Dios ora al Padre, como Jesús en la cruz, por todos los hombres, de cualquier cultura, sexo y condición social y religiosa, porque Cristo se dio por todos.

Ni el sacrificio ni sus razones salvan, sino el Amor del Dios de la Vida que, por Amor, la da

La horrible experiencia de Jesús debe ser mirada desde la amorosísima obediencia de Jesús a la sabia Voluntad salvífica de Dios esta mirada nos da la perspectiva adecuada.

O miramos desde arriba o nos perdemos en la maraña complicadísima, y por eso muchas veces incomprensible, de la historia. Son millones de visiones y muchísimas las opiniones… ¡y la mayoría está segura de tener la razón y muchas veces en forma incuestionable!

¿No hace esta actitud que la convivencia sea complicadísima y muy frágil? Veamos las guerras, pequeñas y grandes, sociales, familiares, ideológicas y las supuestamente religiosas. Muchos de los que las armaron no se veían necios ni asesinos ni incompetentes. Creían, y creen, tener razones justas. Lo que, de ordinario, no tienen es la perspectiva adecuada, y menos la divina, que sí tenía Jesús y por eso no hizo guerra, sino que entregó su vida por la nuestra.

Necesitamos abrirnos y esforzarnos para vivir en el Amor del Señor hasta el final así podremos hacer nuestra la Vida Nueva que Él nos ofrece en cada celebración litúrgica.

María enseñe y ayude a toda familia espiritual cristiana a vivir el don de la propia vida.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO C – SEMANA SANTA - VIERNES SANTO

Dios, en Cristo, dio su vida en oblación para que recuperemos la dignidad con la que habíamos sido creados: seamos testigos de su Amor


Is. 52, 13-53, 12:
"…todos quedarán pasmados al verlo… Él fue traspasado por nuestras rebeliones… ¿A quién se ha revelado la potencia del brazo de Dios?... Él sobrellevaba nuestras enfermedades… dolores… lo consideraban un hombre castigado por Dios, azotado y humillado… no abría la boca… El Señor quiso que el sufrimiento lo triture… asumía sobre sí el pecado de todos e intercedía a favor de ellos."

Salmo 30: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".

Hb. 4, 14-16; 5, 7-9:
"…sufriendo aprendió a obedecer y se ha convertido, para todos los que le obedecen en autor de salvación."

Jn. 18, 1-19, 42: "«¿A quién buscan?»… «Si he hablado mal, dime en qué y si bien, ¿por qué me pegas?»… «¿No eres tú también de sus discípulos?» «No lo soy»... «Mi reino no es de esta mundo...» Lo crucificaron y con él a otros dos... «Mujer, ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre... Tengo sed… Todo está cumplido...»"

(Crucifijo de la capilla del colegio María Auxiliadora de Lima. Fotografía de Eduardo Hinojosa, 1995).

Inolvidable y amado peregrino


Hoy, Viernes Santo, se cumplen 5 años del tránsito al cielo de nuestro inolvidable Papa Karol.

Recordemos con amor y gratitud los gestos que este sacerdote bueno tuvo siempre con la gente, en cada país que visitó, en cada ciudad que tuvo la dicha de recibirlo y acogerlo.

Felices los que pudimos verlo, a pocos metros, y recibir su sonrisa, su saludo, su bendición, mientras gritábamos en las calles cuánto lo queríamos.

En esos días, a los escolares nos enseñaron un himno para recibirlo. Todos ellos hoy hemos formado nuestras familias. Recordemos esas palabras y enseñemos a nuestros hijos que una vez estuvimos cerca de un santo.

Tú eres para siempre esa roca fuerte,
sede de la iglesia que Cristo fundó.
El pueblo de Dios en camino con
Juan Pablo peregrino. (bis)


1. Costa, sierra, selva; ríos, nieves.
Razas, tribus, pueblos; santos, fieles.
Multitud, comunidad; todos juntos cristiandad.
Vicario de Cristo, Juan Pablo ven, ven;
hermano y Padre, contigo en la fe.

2. Voces suaves suben desde el suelo,
tus palabras suenan y hacen eco;
un legado de oración, con grandeza de amor.
Maestro que enseñas el trato con Dios,
nos das el ejemplo de fuerza y vigor
.



Mi experiencia personal:
Para siempre esa roca fuerte
El Papa y yo



Una respuesta al escándalo

Presentamos una homilía del sacerdote franciscano Roger J. Landry dirigida hace unos años a la feligresía de la parroquia del Espíritu Santo, en Fall River, Masachussets, USA. Esta homilía fue motivada por el escándalo mediático suscitado en ese entonces a raiz del caso de los sacerdotes pedófilos de Boston.

Estas palabras podrían ayudarnos a reflexionar y meditar como católicas y católicos, más aún en estos días de Semana Santa.

Agradecemos el envío realizado por el señor Jorge Cordero. Publicamos el texto enviado, complementado con el que publicara la página católica catholic.net:
Cómo reaccionar ante los escándalos de la Iglesia


La nota de ocho columnas de la semana pasada no se la llevó el desfile del Super Bowl ni quién sería el mariscal de campo, ni tampoco el discurso del Presidente al Estado de la Unión hablando de los operativos terroristas en los Estados Unidos. Nada de esto fue la noticia principal. Los encabezados fueron capturados por la muy triste noticia de que algunos sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston abusaron de jóvenes a quienes estaban consagrados a servir.

Es un escándalo mayúsculo, uno que muchas personas que durante largo tiempo han tenido aversión a la Iglesia a causa de alguna de sus enseñanzas morales o doctrinales, lo están usando como pretexto para atacar a la Iglesia como un todo, tratando de implicar que después de todo ellos tenían razón. Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Y por eso, hoy quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello.

No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cuál debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo.

Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de elegir a sus primeros discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenía muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quienes elegiría para que fueran sus doce apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obro incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.

Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno, que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavo los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traiciono al Señor. El Evangelio nos dice que él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. “¡Judas!” le dijo Jesús en el huerto de Getsemaní, “con un beso entregas al Hijo del hombre” Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara. Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y uso su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición, terminó haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado.

Así que desde los primeros doce que Jesús mismo eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió.

Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes si lo viven.

En vez de centrarse en aquel que traiciono a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.

Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos “once”, aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad.

Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.

El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora.

La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevo a tremendos santos que llevaran a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillará más intensamente. Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil.

San Francisco de Sales fue un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales.

Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseño nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos.

Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo. San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor.

Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura con relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon. El no se anduvo con rodeos.

Dijo: “Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo”. Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: “Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe- son culpables de suicidio espiritual. Son culpables” dijo él “de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía”.

San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.

¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción? Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. El gran San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, que fue una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aun peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente se convirtió al Señor, fundo a los Franciscanos, ayudo a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos.

Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. “Hermano Francisco” le dijo, “¿que harías tú si supieras que el sacerdote que esta celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado? Francisco, sin dudar un solo instante, le dijo muy despacio: “Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote.”

¿A donde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuan pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuan pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente- Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro.

Ya sea que el Papa celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre. Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor de las manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual.

Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace! Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas. Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio.

Once de los primeros doce apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente “a prueba de los sacerdotes”, esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuan santos estos sean o cuan malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.

Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no seria suficiente.

¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochentas, pero siempre puede ser perfeccionada. Pero aun esto no seria suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las victimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente.

¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, la única respuesta auténticamente católica a este escándalo -como San Francisco de Asís reconoció en 1200, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo- es la SANTIDAD! ¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro auténtico de la Iglesia.

Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también- que usan excusas para justificar por que no practican su fe, por que lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular. Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas – que dirán: “¿Para que practicar la fe, para que ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?”

Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante.

Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor. Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí.

¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aun mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos!

Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es un llamado para que despertemos.

Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: “Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes.”

Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco. A principios de esta semana, salía yo con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y presuradamente aparto a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miro cuando pase y cuando me había alejado lo suficiente, respiro aliviada y soltó a sus hijos. ¡Como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo!

Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así.

Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de florecer, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura.

Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. “Hasta los cadáveres pueden flotar corriente abajo,” solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, “pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente.”

¡Que cierto es esto! Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundo su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.

Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo. En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi: “Voy a destruir su Iglesia” “Je detruirai votre eglise!”

El Cardenal le contesto: “No, no podrá”. Napoleón, con sus 1.50 de altura, dijo otra vez: “Je detruirai votre eglise!” El Cardenal dijo confiado: “No, no podrá. ¡Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!”

Si los malos papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo? El Cardenal apuntaba a una verdad crucial.

Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. Él prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcara, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.

La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia!

Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuanto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su auténtico rostro.

Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: “¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!” Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.

Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, “Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo te he encontrado.” Jesús esta con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca.

Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzó la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo 21, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar.

Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?


Padre Roger J. Landry, OFM.


abril 01, 2010

Jesús entrega su vida en alimento

Jesús entrega su vida en alimento

Jueves santo, día del Amor hasta el extremo: dar la propia vida desinteresadamente por el bien del otro y esto ¡hasta el punto de hacerse alimento!, es decir, no existir para nada más que para ser comido y asimilado, según las objetivas posibilidades y reales necesidades del otro

El éxito personal del sacerdote, del cristiano, no debe ser buscado ni exigido, es el resultado del trabajo para lograr que el otro tenga vida y la tenga en abundancia, y también, como Jesús dice durante la última cena al hablar de su amor, para que la alegría de ustedes sea plena.

Ser cristiano es servir al hermano, como Jesús, siempre en creciente entrega personal

El evangelio de san Juan marca el sentido interior de la Eucaristía: servir para la Vida Nueva: servir a todos, a los últimos, marginados y pecadores. Todos son destinatarios del beneficio presente en el amoroso gesto de libertad suprema y limpia, sin finalidades ocultas.

La motivación del don es compartir el Amor libérrimo de Dios, Comunión Trinitaria.

Los ministros del altar deberán aprender de su Maestro a vivir así: ¡ése es su único éxito!

La entrega sacramental del Señor nos interpela, dice san Pablo en su primera carta a los Corintios: debemos celebrar la Eucaristía, don de la vida del Señor, con intención y voluntad de vivir en el Señor los criterios de vida que Él nos ha confiado a beneficio de toda persona. No hacerlo así es quedar condenado por la misma Salvación y Vida Nueva que celebramos.

Vivimos la Eucaristía ofreciendo al mundo la salvación del Amor Entregado del Señor

El pueblo de Israel se ciñó a las indicaciones de la celebración pascual para que el Señor no les dejara en la muerte de Egipto. Así el pueblo cristiano debe saber valorar la Celebración Eucarística, paso del Señor y Salvador por su vida, para llenarla de su Amor y con Él ir a todos nuestros hermanos para que el mundo conozca y pueda recibir la Salvación de Dios.

Necesitamos buscar vivir el Amor del Señor para asumir la Vida Plena que Él nos ofrece en cada Eucaristía. La Eucaristía, por sí misma, exige serio compromiso con la historia humana.

No hacerlo así es como la rebelión, patente de Pedro y escondida de tantos otros, ante la humilde actitud de servicio del Señor. Eso nos lleva a quedarnos en la pobreza y limitación de criterios de nuestro mundo, con todas las consecuencias: el individualismo y toda su carga de disociación familiar y social; el pensamiento débil y caduco de las ideologías de todo orden, que pretenden imponerse en nuestra cultura, pero que no enriquecen ni a la persona ni a la sociedad y más bien perturban todas las relaciones humanas; el culto a la apariencia, al prestigio, al poder, con toda la desfiguración y manipulación de la conciencia y la corrupción de los valores.

Agradecer a Dios pide entregar la vida que se nos ha confiado para el bien de los demás

Con obras de vida y salvación para todos agradecemos a Dios la Vida y Salvación recibidas en Cristo. A eso nos llama el salmo 115, que el Señor pone en nuestros labios.

El Señor pide a los apóstoles que repitan el gesto de servicio: que sean instrumento de vida y renovación interior, que reciban a todos, que no juzguen ni condenen a nadie, que construyan comunión al estilo del Padre. Pero para saberlo hacer es necesario que el sacerdote, y todo cristiano, se acerquen al Señor de la vida y aprenda a vivir como Él, ¡con sus criterios!

Pidamos a María nos ayude a todos a vivir cada Eucaristía para llegar a ser Eucaristía.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO C – SEMANA SANTA – JUEVES SANTO
Jesús entrega su vida en alimento para que toda persona pueda tener vida y alegría plena: tarea que nos deja a todos


Ex.12, 1-8.11-14:
"…cada familia tome un cordero… macho…sin tara… de un año… con su sangre unten las jambas y umbral de la casa… comerán de prisa, con las sandalias puestas y el bastón en la mano, pues el paso del Señor. …la sangre será la señal… Este día sea un memorial… por todas las generaciones…"

Salmo 115: "El cáliz de la bendición es comunión en la sangre de Cristo."

1Cor. 11, 23-26:
"…esta tradición… viene del Señor… cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz anuncian la muerte del Señor hasta que vuelva."

Jn. 13, 1-15: "…Jesús sabía que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre… les demostró hasta qué punto les amaba… «¿Entienden lo que he hecho?…Les he dado ejemplo para que ustedes lo hagan como yo lo he hecho»."