agosto 04, 2007

Domingo XVIII - tiempo ordinario

Las lecturas de mañana domingo 5 comentadas por el querido Padre José María.

Agradezcamos su gesto paternal con nuestras oraciones por todos los miembros de la comunidad salesiana de la centenaria obra de Piura.

Las cosas pasan, el amor hecho vida, queda!

La experiencia humana, mirada de tejas para abajo, no es que sea muy halagüeña, según el autor del libro del Maestro la Asamblea o del Eclasiastés, en griego, o del Qohelet, en hebreo.

El libro refleja la reflexión de un creyente muy realista ante la muerte. Nos hace ver que, si las cosas se miran solo desde abajo, no tienen mucho sentido y menos justicia, porque todo esfuerzo queda sin sentido, vacío, inconsistente y absurdo si no se va más allá.

Pablo nos invita a poner nuestros criterios y horizontes en las cosas de arriba, donde está Cristo, a quien, supuestamente le hemos dado la vida al resucitar místicamente por el Bautismo. Nuestra vida tiene sentido porque se lo da el Señor, no porque lo tenga gracias a nuestra naturaleza sometida al pecado, por el que estábamos influenciados como por una mala levadura.

El salmo nos invita a prestar atención al Señor que nos invita e indica la nueva actitud que necesitamos: vivir atentos, ser dóciles, no cerrarnos, dejarnos influenciar y guiar por la Palabra salvadora de Dios que nos llama a la libertad de todo lo que nos aplanta, atrapa, somete, impidiéndonos avanzar por el camino de la Vida que da vida y llena el mundo de justicia, presupuesto de la Paz.

Es el mismo mensaje del evangelio de Jesús, del mismo Jesús, nuestro único evangelio, el que tenemos que anunciar a todos los hombres, de cualquier condición y cultura, con nuestra vida. Ése debe ser nuestro único afán, pues es el único esfuerzo no necio, no absurdo... Todo lo demás, como nos dice el Qohelet, queda en vacío, y sin sentido... ¿para qué trabajar si la muerte todo lo deja ahí, no nos llevamos nada? Los esfuerzos del hombre, varón o mujer, o están en el horizonte trascendente, en que vive Cristo, o son sencillamente esfuerzos propios de persona estúpida que no sabe qué es lo permanente y qué es lo transitorio; a qué vale la pena darle la vida y qué debemos dejar pasar porque el tiempo demuestra que es vano e inconsistente.

¿Qué nos llevamos, después de la muerte, de todo lo que hemos trabajado? Tan solo lo que hemos regalado como vida para que surja vida nueva en los que nos rodean...

Acumular nos declara estúpidos porque es esfuerzo para nada: nosotros no tenemos aquí morada permanente... Nosotros seguimos viaje... Lo mejor es dar la vida, como Jesús, porque lo que acumulas es para que peleen los demás. La muerte te muestra que a ti no te sirve para nada. Las cosas pasan, el amor y la vida quedan: ¡eso es lo que debemos cuidar! ¡¡Ojalá sepamos escuchar y abramos el corazón al amor y al bien de los que nos necesitan a nuestro alrededor!!

¡Nuestra herencia es la Paz y la Felicidad de nuestros hermanos! Es lo único que debemos procurar ofrecer a los que nos rodean, como Jesús, sobre todo a los que más lo necesitan. Para esto sí vale la pena sufrir, trabajar, sudar, agotarse, empeñarse... porque esto es lo único eterno: eso es lo que Dios hace desde que el ser humano existe y lo que viviremos por toda la eternidad. Quien se afana en esta actitud, no trabaja en vano, su vida tiene sentido. La muerte será un momento de tránsito en su Vida Eterna, porque es la que Dios le ha dado llamándolo a ser como Él. Ése fue el camino de María, pidámosle que sea el nuestro entre nuestros hermanos.


Padre José María Doménech Corominas, sdb

Lecturas para el DOMINGO XVIII- CICLO C TIEMPO ORDINARIO

Ecl. 1,2. 2, 21-23: "Vanidad e inconsistencia, decía el maestro de la asamblea,... todo es sin razón. Después de trabajar denodadamente... lo que uno ha trabajado tiene que dejarlo a otro que no lo trabajó... ¿Qué le queda al hombre de todo su esfuerzo? Pasa los días entre angustias y penas... y por la noche no descansa. Todo es un gran sin sentido y pura vanidad."

Salmo 94: "¡Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: no endurezcan el corazón!"

Col. 3, 1-5.9-11:
"Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo... Ustedes murieron con Cristo y su vida está escondida en Dios... Hagan morir todo los que les atrapa en las cosas terrenas... no se engañen unos a otros... Ustedes se despojaron del hombre viejo y su modo de obras y se han revestido del hombre nuevo... Cristo lo es todo y está con todos."

Lc. 12, 13-21: "Vigilen. Líbrense de toda codicia y ambición de riquezas... no podrán asegurar su propia vida... ¡Estúpido! Esta misma noche te pedirán cuenta de tu vida. Todo lo que has acumulado, ¿de quién será? Así le pasa a quien reúne tesoros para sí, pero no se enriquece a los ojos de Dios."


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