Hoy, festividad de la Virgen del Pilar, recordemos o conozcamos el milagro más famoso de la patrona de Zaragoza: la restitución de la pierna amputada 3 años antes a un muchacho de Calanda en 1640.
En octubre de 1637, el cochero Miguel Pellicer sufrió graves heridas en la pierna derecha por la volcadura del coche con el que se ganaba la vida. En consecuencia, la pierna debió ser amputada por un equipo de tres especialistas del Hospital de Gracia, en cuyo cementerio fue enterrada.
Al perder la pierna, Pellicer tuvo que resignarse a pedir limosna en la puerta de la Basílica del Pilar, donde su fe y devoción despertaron y se fortalecieron, al punto que llegó a pedir insistentemente a nuestra Madre le concediera la devolución de su pierna. Constantemente se untaba el muñón con aceite de las lámparas del templo.
La noche del 29 de marzo de 1640, ya acostado, Miguel Pellicer oraba pidiendo a la Virgen del Pilar por su curación. Como a las 11 pm, sus padres entraron en su dormitorio, atraídos por la inusual fragancia que de allí se emanaba. Y así descubrieron que su hijo Miguel tenía nuevamente en su lugar la pierna que le fuera amputada años atrás.
Este portento fue investigado exhaustivamente, se llamaron a muchos testigos para declarar sobre los hechos antes de que la Iglesia emita veredicto. Todo esto se archivó y se conserva aún; el Cabildo de Zaragoza hizo llegar copia del proceso al Papa Karol.
En nuestros días de esceptiscismo y escrutinio total, contemplemos con confianza cómo la sencillez, la fe y la esperanza de un muchacho causaron esta manifestación del poder de Dios a través del amor de nuestra Madre.
Más sobre esta devoción:
http://www.corazones.org/maria/pilar.htm
En octubre de 1637, el cochero Miguel Pellicer sufrió graves heridas en la pierna derecha por la volcadura del coche con el que se ganaba la vida. En consecuencia, la pierna debió ser amputada por un equipo de tres especialistas del Hospital de Gracia, en cuyo cementerio fue enterrada.
Al perder la pierna, Pellicer tuvo que resignarse a pedir limosna en la puerta de la Basílica del Pilar, donde su fe y devoción despertaron y se fortalecieron, al punto que llegó a pedir insistentemente a nuestra Madre le concediera la devolución de su pierna. Constantemente se untaba el muñón con aceite de las lámparas del templo.
La noche del 29 de marzo de 1640, ya acostado, Miguel Pellicer oraba pidiendo a la Virgen del Pilar por su curación. Como a las 11 pm, sus padres entraron en su dormitorio, atraídos por la inusual fragancia que de allí se emanaba. Y así descubrieron que su hijo Miguel tenía nuevamente en su lugar la pierna que le fuera amputada años atrás.
Este portento fue investigado exhaustivamente, se llamaron a muchos testigos para declarar sobre los hechos antes de que la Iglesia emita veredicto. Todo esto se archivó y se conserva aún; el Cabildo de Zaragoza hizo llegar copia del proceso al Papa Karol.
En nuestros días de esceptiscismo y escrutinio total, contemplemos con confianza cómo la sencillez, la fe y la esperanza de un muchacho causaron esta manifestación del poder de Dios a través del amor de nuestra Madre.
Más sobre esta devoción:
http://www.corazones.org/maria/pilar.htm
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