octubre 27, 2007

Fiesta del Señor de los Milagros


El 28 de octubre celebramos la fiesta del Señor de los Milagros.

Pidámosle, confiados en su amor misericordioso y su omnipotencia divina, la inmensa gracia de permanecer unidos a Él, de no perder jamás la fe y la esperanza en que somos sus amados hijitos.


La oración: confianza y perseverancia


Celebramos hoy la fiesta del Señor de los Milagros. Dios jamás nos abandona: nos ama.

Cansarnos en nuestro caminar es inevitable. Todos quisiéramos tener suficiente fortaleza como para no dejarnos atrapar por el desaliento ante las múltiples dificultades de nuestra vida y éstas nos llegan por muy diversos motivos y de muy diversos orígenes.

Nos cansamos hasta de lo que nos gusta y de lo que comenzó con gran ilusión. Y, cuando llega el desaliento y el disgusto, vienen las críticas, las quejas y la pérdida creciente de oportunidades, como si nos hubiera mordido la mortal serpiente de la desilusión.

Es necesario mirar de frente lo que nos sucede, buscar sus orígenes y proyectarnos, pero desde la verdad de lo que somos y de nuestra vocación: somos hijos de Dios y estamos llamados no tanto a estar bien sino a glorificar a Dios con nuestra vida, como Cristo Jesús, que nunca se buscó a sí mismo sino obedeció al Padre hasta la muerte, y no cualquier muerte, sino la que trae consigo el desprecio; la mofa de lo que era más sagrado para Él; la injusticia con ensañamiento; la prepotencia burlona; la del abandono y traición de los que le habían jurado fidelidad; la de la experiencia del silencio de su Padre. La respuesta de Dios siempre será la glorificación y ésta será asumida en la medida que, como Jesús, nos hemos confiado a sus manos.

Jesús le hace notar al maestro de la Ley, Nicodemo, que Él sabe de qué habla, no como ellos que estudian y hablan de la palabra de Dios, pero sin haberla hecho el eje de su vida, sin hacerla parte de ellos mismos, su carne; en cambio Él había dado carne humana a la Palabra y, por tanto, sabía de qué se trataba lo que ésta decía porque lo vivía: ¡era su Palabra!

Conocía el extremado y desconcertante Amor Misericordioso de su Padre hacia los hombres, todos ellos tan pobres y llenos de miseria, que ni se percataban de necesitar el Amor Salvador y Santificador de Dios, Comunión de tres Perdonas, inclinadas todas y cada una de ellas sobre este hombre, mujer o varón, al que habían creado con mimo y cuidaban con cariño, a pesar de ser, a veces, por algunos, sistemáticamente despreciadas.

La presencia de Jesús es el Milagro de los milagros del Amor de Dios: don de Dios, exaltación del hombre, garantía del éxito de la historia, expresión de la cercanía de Dios y de la responsabilidad del hombre.

La fiesta del Señor de los Milagros nos invita a fiarnos de Dios, que no falla y siempre está a nuestro favor y a confiar en el hombre, que no va a fracasar si sabe abandonarse, con un sentido profundo, realista y responsable de obediencia, en su camino histórico, aunque todo parezca que le va en contra y que la “muerte” que vive es un tremendo fracaso.

Dios no quiere condenar, sino que toda persona se salve por Jesús. Eso es seguro, pero en la naturaleza humana hay una condición: su libertad, es decir es necesario que ella, personalmente, no culturalmente, asuma la Voluntad de Dios como suya y esté dispuesta a dejarse guiar. Nos dejamos embaucar por tantas tonterías, es de justicia hacia Dios y hacia nosotros mismos que nos dejemos guiar por el que nos Ama hasta la locura de darnos a su propio Hijo.

María nos enseñe a darnos obedeciendo como Jesús, hasta la cruz, con Fe, Amor y Paz.

P. José María Doménech Corominas, sdb.



SOLEMNIDAD DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Nm. 21, 4-9: "...el pueblo, extenuado habló...: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto?...». El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas... «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte...quedarán sanos al mirarla»... hizo una serpiente de bronce... una serpiente picaba a uno, él miraba la serpiente de bronce y quedaba curado."

Salmo 83: "Dichosos los que viven en tu casa, Señor."

Flp. 2, 5-12:
"Tengan los sentimientos propios de Cristo Jesús... se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo... se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. ...Dios lo levantó sobre todo... Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre ...ya que siempre me han obedecido, ...trabajen por su salvación con temor y temblor."

Jn. 3, 11-16:"«...de lo que sabemos hablamos; de lo que visto damos testimonio... nadie ha subido al cielo, sino el bajó del cielo, el Hijo del Hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él tenga Vida Eterna». Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único..."

2 comentarios:

  1. hola me pueden decir un milagro de maria?

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  2. pues yo creo que esta muy bien todop esto

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