junio 29, 2008

La fiesta de la Iglesia

El Padre José María nos dice:

"La fiesta del Papa, fiesta de San Pedro y San Pablo, nos invita a la Fe firme en la encarnación salvífica del Hijo de Dios en la persona de Cristo Jesús, el Hijo del Dios Vivo.

Esa Fe es en la que Cristo construye su Iglesia. Solo nuestra identidad con Jesucristo nos permitirá integrarnos en una comunidad que, por el hecho de tenernos a nosotros en ella, está llena de defectos, pero no es nuestra comunidad, es decir no depende de nosotros su identidad y consistencia, sino que es la comunidad de Cristo, Él es su Cabeza. A Él debemos fidelidad, pues Él nos es constantemente fiel y lo será hasta después de nuestra muerte.

Nunca estamos solos y por eso es vital la oración de la comunidad sobre todo en favor de los débiles fieles y de los pastores: unos porque somos constructores del Reino constantemente necesitados de la Gracia del Amor y los otros porque son Guías todavía más necesitados, puesto que tienen una Misión que, en todo y con mucho, les sobrepasa.

Oramos agradeciendo la Salvación y presencia de Amor de la Trinidad en nuestra vida y suplicando que nosotros no traicionemos la Misión, la del Hijo, que tiene a bien cada día confiarnos".
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La fiesta de la Iglesia

Ésta es la fiesta del Amor hecho historia en dos hombres concretos, varones, apóstoles de Jesucristo en la Iglesia naciente. A lo largo de la historia, este Amor se concreta en personas de todo nivel social, cultura y sexo. Celebramos este Amor hoy en el Papa, el vicario de Cristo.

No se puede amar a Cristo sin arriesgar la vida y entregarla por ser fieles a su Misión.

Estamos ante una verdad histórica universal: vivir en componendas lleva a la esterilidad de la mediocridad. Debemos fiarnos y apoyarnos en el Señor que siempre nos escucha.

1. El Señor Jesucristo nos invita a jugarnos la vida en el concreto de cada día.-

Seguir a Jesucristo supone
aceptar la persecución como realidad ineludible, aceptar que nuestra vida sea un don perpetuo, una oblación, como confiesa Pablo, desde su experiencia.

Nuestras decisiones respecto a Jesús se muestran con los hechos. Así es con todas las cosas importantes.

Jesús tomó desprevenidos a los apóstoles con su pregunta y los dejó mudos. Pedro encontró en su interior la revelación del Padre, si no hubiera sido así tampoco él hubiera respondido. Para Jesús fue un signo y Él, obediente siempre, confía a su Fe sobrenatural, la construcción de su Iglesia. Esa Iglesia no es de Pedro, sino de Cristo, Pedro dará garantía de la Fe verdadera, el cimiento anclado en la piedra angular, la Fe en Cristo entregado en oblación.

2. Nuestra fidelidad al Señor es garantía de éxito para la Misión y para nosotros: Él nos envía.-

Simón tendrá que aprender a amar como el Maestro: dándolo todo, todo hasta la muerte. El Papa es el servidor de la Fe de sus hermanos, para el mundo entero. No puede, ni debe, imponer nada, pero ¡tampoco puede callar, aunque las consecuencias sean las persecuciones!

El Maestro nos ha mandado: «Vayan y proclamen el Evangelio a todas las gentes...» ¡A todos...! Desde los techos... empujen a entrar, sin imponer, pero ‘empujen’, sean creativos, háganse escuchar, entender, apreciar... cuestionen, incomoden con su mensaje, sean reclamo.

El éxito está asegurado. Sí, pero con sufrimiento. Por eso es necesario orar, personal y comunitariamente, pues la vida de la Fe depende de la docilidad de la persona en la Comunidad y de la Comunidad para el bien de la persona. Los dos polos, comunidad y persona, son indispensables. Los pastores se deben a la comunidad. Ésta crece con ellos y los hace crecer. A eso se refiere la doctrina de la Comunión de los Santos, imagen de la Comunión Trinitaria.

3. El Señor es fiel, no nos abandona, pero nos pide caminar en su Voluntad pase lo que pase.-

El salmo 33 nos invita a no asustarnos ante las dificultades, pero también a no dormirnos y a recurrir a quien puede darnos el auxilio necesario. Lo vivieron Pedro y Pablo.

La experiencia de Pedro y Pablo en este campo es larga y firme. Han sido fieles al Dios que jamás les ha fallado y tampoco les fallará cuando lleguen a su presencia: Él es su premio.

Ésta es la experiencia de la Iglesia, pastores y fieles. La oración, personal y comunitaria, de la Iglesia ha sido, y es, vital para superar persecuciones y tentaciones.

La fiesta del Papa es la fiesta de la confianza y del compromiso incondicional ante la incondicionada fidelidad de Dios a favor de todos los hombres. Él nos invita a confiar mejor.

En concreto ¿quién es Cristo para nosotros?, ¿a qué estamos dispuestos ante su pedido?

Él ya lo dio todo sin importar comentarios. ¿Y yo? ¿y nosotros en nuestra época?

María, nuestro auxilio, nos enseñe a ser fieles al Señor en su Iglesia, con sus pastores.
P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO A – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XIII
SAN PEDRO Y SAN PABLO

Hch. 12, 1-11: "...detuvo a algunos de la Iglesia para hacerles daño. Hizo matar a Jaime, hermano de Juan... hizo apresar también a Pedro... la comunidad oraba a Dios sin parar. «Ahora veo que el Señor me ha librado de las manos de Herodes...»"

Salmo 33: "El Señor me ha escuchado, nada me espanta."

2Tm. 4, 6-8.17-18:
"...mi vida ya ha sido ofrecida como libación... ya ha llegado mi partida... Ya tengo reservada la corona... El Señor me acompaña y me da fuerzas... El Señor me salvará de todos los que me quieren perjudicar y me guardará para su Reino celestial..."

Mt. 16, 13-19: "«¿Qué dice la gente del Hijo del Hombre?... y ustedes ¿quién dicen que soy?... ...también yo te digo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...»"

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