El querido padre José María nos envió anticipadamente sus sugerencias homiléticas para esta semana santa. Continuemos orando por su hermano, el padre Antonio, que siga fuerte en su fe y abandono al Señor.
Que este tiempo de Pascua, que comenzamos a meditar desde el domingo de Ramos y celebraremos plenamente desde el 12 de abril, nos ayude a ponernos cada día con mayor confianza en las manos del Señor: ¡es de fiar!
Muchas gracias por rezar por mi hermano Antonio, que no está físicamente mejor, pero moralmente vivie en las manos del Señor con dolorosa serenidad y sufriente abandono y confianza en el Amor constante del Señor.
Dios les bendiga a todos.
Unidos en oración con María:
P. José Mª Doménech SDB
Que este tiempo de Pascua, que comenzamos a meditar desde el domingo de Ramos y celebraremos plenamente desde el 12 de abril, nos ayude a ponernos cada día con mayor confianza en las manos del Señor: ¡es de fiar!
Muchas gracias por rezar por mi hermano Antonio, que no está físicamente mejor, pero moralmente vivie en las manos del Señor con dolorosa serenidad y sufriente abandono y confianza en el Amor constante del Señor.
Dios les bendiga a todos.
Unidos en oración con María:
P. José Mª Doménech SDB
Domingo de Ramos
El Señor, en Jerusalén, anticipa su propio triunfo. Él quiere necesitar nuestra vida para transformarla. Lo que no le damos no gozará su triunfo, se perderá... ¡Nacimos para darnos!
La vida, en las manos del Señor, adquiere mayor claridad, entusiasmo, mérito: es la juventud espiritual, entusiasmo, optimismo y alegría que el Señor nos da en la vida.
Fácilmente podemos creer con entusiasmo que alabamos al Señor, pero solo entregándoselo todo, somos honestos al gritar "Hosanna". Hagámoslo con un corazón pacífico y solidario.
La vida cristiana tiene exigencias de entrega, si queremos ser significativos en la historia
El Señor, Rey pacífico y humilde, para que no nos engañemos ni nos engañen, se nos ofrece como nuestro Maestro y pone en nuestro corazón el ansia de vivir la verdad de las cosas y de la vida. ¡Cuántas veces vivimos con insatisfacción, a pesar de tener de todo y hasta de más!
Jesús, que supo de privación y violencias, nos enseña a construir la paz en la vida de hoy.
Entregarse es difícil, pero posible: nos lleva a la grandeza de la madurez personal y social
Si le somos dóciles como el profeta, aprenderemos a leer la vida desde la Palabra; Dios nos enseñará a comprender su Voluntad, aun en problemas y dolor: no nos escaparemos; seremos fuertes ante los problemas que trae consigo el amor de Dios vivido en esta sociedad de prepotencia generadora de muerte. El Señor hace maravillas aun en nuestra fragilidad, pero es necesario ponerse en manos de Dios, como Jesús, el Siervo siempre obediente, sobre todo, en su pasión.
No importa que en algún momento, o en muchos, de nuestra vida, como Jesús, tengamos que recitar el salmo 21, confiado reclamo cuando sentimos, dolidos, la ausencia de Dios. Esto no nos hace blasfemos, ni renegados, estamos expresando nuestra angustia y nuestro dolor desconcertado. Pero no le quitemos nuestra confianza; ¡Él es de fiar!: con ello maduramos.
El Señor, a su tiempo, nos pacificará; confiemos, no dejemos de construir la vida, dándola.
Dar la vida para hacerla madurar en todos: entregarse para desarrollarse y ayudar a ser más
Pablo nos muestra la imagen del verdadero Siervo de Dios, Hijo Único del Padre, siempre obediente por el Santo Espíritu, comunión de Amor, que vive en el Padre y en el Hijo. Verdadero modelo “sobrenatural-natural” de toda la familia humana: ¡solo así construirá vida!
Es la figura del amorosísimo Hijo que, comprendiendo plenamente el Infinito Cariño del Padre por su otro hijo, el hombre (de todo tiempo, lugar y condición, sea social, sexual o cultural), se hace uno con él para hacerle sentir-vivir el Amor Providente del Padre. Así el hermano menor volverá a casa, a la felicidad de la Vida del Padre, para la que cariñosamente le creó.
El Hijo-Hermano hace de todo para que se entienda y viva el amor del Padre. Es su difícil y gran misión. Le llena la misma Vida del Padre: su Espíritu da sentido a su vida.
Misión de Amor, loca pasión por la vida, deseo de ver, en la vida del hermano, fluir la alegría, la paz, la felicidad, la ilusión por la vida que Dios nos ha confiado para todos.
La pasión del Señor pide, más que lágrimas, profunda gratitud, respuesta de amor y compromiso de hacer lo mismo con nuestros propios hermanos, familias y sociedades.
Pidámosle a María, la Madre que lo vivió todo tan de cerca, nos lo enseñe a vivir cada día.
La vida, en las manos del Señor, adquiere mayor claridad, entusiasmo, mérito: es la juventud espiritual, entusiasmo, optimismo y alegría que el Señor nos da en la vida.
Fácilmente podemos creer con entusiasmo que alabamos al Señor, pero solo entregándoselo todo, somos honestos al gritar "Hosanna". Hagámoslo con un corazón pacífico y solidario.
La vida cristiana tiene exigencias de entrega, si queremos ser significativos en la historia
El Señor, Rey pacífico y humilde, para que no nos engañemos ni nos engañen, se nos ofrece como nuestro Maestro y pone en nuestro corazón el ansia de vivir la verdad de las cosas y de la vida. ¡Cuántas veces vivimos con insatisfacción, a pesar de tener de todo y hasta de más!
Jesús, que supo de privación y violencias, nos enseña a construir la paz en la vida de hoy.
Entregarse es difícil, pero posible: nos lleva a la grandeza de la madurez personal y social
Si le somos dóciles como el profeta, aprenderemos a leer la vida desde la Palabra; Dios nos enseñará a comprender su Voluntad, aun en problemas y dolor: no nos escaparemos; seremos fuertes ante los problemas que trae consigo el amor de Dios vivido en esta sociedad de prepotencia generadora de muerte. El Señor hace maravillas aun en nuestra fragilidad, pero es necesario ponerse en manos de Dios, como Jesús, el Siervo siempre obediente, sobre todo, en su pasión.
No importa que en algún momento, o en muchos, de nuestra vida, como Jesús, tengamos que recitar el salmo 21, confiado reclamo cuando sentimos, dolidos, la ausencia de Dios. Esto no nos hace blasfemos, ni renegados, estamos expresando nuestra angustia y nuestro dolor desconcertado. Pero no le quitemos nuestra confianza; ¡Él es de fiar!: con ello maduramos.
El Señor, a su tiempo, nos pacificará; confiemos, no dejemos de construir la vida, dándola.
Dar la vida para hacerla madurar en todos: entregarse para desarrollarse y ayudar a ser más
Pablo nos muestra la imagen del verdadero Siervo de Dios, Hijo Único del Padre, siempre obediente por el Santo Espíritu, comunión de Amor, que vive en el Padre y en el Hijo. Verdadero modelo “sobrenatural-natural” de toda la familia humana: ¡solo así construirá vida!
Es la figura del amorosísimo Hijo que, comprendiendo plenamente el Infinito Cariño del Padre por su otro hijo, el hombre (de todo tiempo, lugar y condición, sea social, sexual o cultural), se hace uno con él para hacerle sentir-vivir el Amor Providente del Padre. Así el hermano menor volverá a casa, a la felicidad de la Vida del Padre, para la que cariñosamente le creó.
El Hijo-Hermano hace de todo para que se entienda y viva el amor del Padre. Es su difícil y gran misión. Le llena la misma Vida del Padre: su Espíritu da sentido a su vida.
Misión de Amor, loca pasión por la vida, deseo de ver, en la vida del hermano, fluir la alegría, la paz, la felicidad, la ilusión por la vida que Dios nos ha confiado para todos.
La pasión del Señor pide, más que lágrimas, profunda gratitud, respuesta de amor y compromiso de hacer lo mismo con nuestros propios hermanos, familias y sociedades.
Pidámosle a María, la Madre que lo vivió todo tan de cerca, nos lo enseñe a vivir cada día.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO B - SEMANA SANTA - DOMINGO DE RAMOS
Mc. 11, 1-10:«... el Señor lo necesita y enseguida lo devolverá»... « Hosanna. Bendito el que viene en el nombre del Señor... Hosanna en lo alto del cielo»."
Is. 50, 4-7: "El Señor me ha dado una lengua de maestro para que con la palabra sepa sostener a los cansados. ...y yo no me he resistido... no me tapé el rostro ante los ultrajes... El Señor me ayuda... no quedaré defraudado."
Salmo 21: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
Flp. 2, 6-11: "... no quiso mantener celosamente su igualdad con Dios... se rebajó... y obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz... Dios le ha exaltado y le ha concedido el nombre que está por encima de todo nombre..."
Mc. 14, 1-15.47: "...el sanedrín hizo sesión... y llevaron a Jesús, encadenado ante Pilato, éste le interrogó... «¿Qué haré con Jesús, al que llaman rey de los judíos?»... «¡Crucifícalo!»... Lo hizo azotar... Lo llevaron para crucificarlo... Llevaron a Jesús al Gólgota... lo crucificaron... Jesús dando un fuerte grito, expiró..."
Is. 50, 4-7: "El Señor me ha dado una lengua de maestro para que con la palabra sepa sostener a los cansados. ...y yo no me he resistido... no me tapé el rostro ante los ultrajes... El Señor me ayuda... no quedaré defraudado."
Salmo 21: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
Flp. 2, 6-11: "... no quiso mantener celosamente su igualdad con Dios... se rebajó... y obedeció hasta la muerte y una muerte de cruz... Dios le ha exaltado y le ha concedido el nombre que está por encima de todo nombre..."
Mc. 14, 1-15.47: "...el sanedrín hizo sesión... y llevaron a Jesús, encadenado ante Pilato, éste le interrogó... «¿Qué haré con Jesús, al que llaman rey de los judíos?»... «¡Crucifícalo!»... Lo hizo azotar... Lo llevaron para crucificarlo... Llevaron a Jesús al Gólgota... lo crucificaron... Jesús dando un fuerte grito, expiró..."
que el señor te colme de bendiciones y alivie tu sufrimiento y el de tu hermano
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