abril 13, 2009

Pascua

Feliz Pascua!!!

Tenemos la sugerencia homilética y el saludo que el querido padre José María nos envió por Pascua.

* Sigamos orando por el padre Antonio!


¡Feliz Pascua de Resurrección!

Creo que es una clara invitación del Señor el que vivamos como resucitados; que no demos jamás cabida el enemigo que desea engañarnos llevándonos por caminos de muerte magníficamente bien presentados y con promesas que, superficialmente, se presentan hasta más atrayentes y, a veces, hasta más eficientes y concretas que las que nos presenta Cristo.

Dios siempre cumple y vive en la Verdad para el Bien, a fin de que la vida se derarrolle en todas sus potencialidades.

La esperanza está asegurada y garantizada para todos, pero no se impone a nadie... La viven con creciente felicidad los que la acogen. ¡Nuestro futuro siempre está bajo nuestra responsabilidad!

Les deseo una vida cada día más vitalmente feliz en el Resucitado, se esté pasando la situación que sea: Dios no tiene problemas para hacernos felices, que es su vida, pero no nos lo puede imponer, pues lo que se nos impone nos hace infelices y no hemos nacido para ello.

Eso significa cuando les digo: ¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!

Saludos.

Unidos en oración con María:

P. José Mª Doménech SDB

Pascua de Resurrección

La Pascua del Señor es la solemnidad de las solemnidades, ninguna fiesta cristiana está a su nivel, ella da sentido a todas las demás fiestas. Por eso tiene la más larga preparación.

¡El Señor ha resucitado, como anunciaron las Escrituras! Es un día grande para todos.

Estamos llamados a vivir sinceramente como resucitados. Solo así el mundo podrá creer.

Dios nos tiene siempre presentes: al entregar a su Hijo, pensó en nosotros desde su Amor

Pasó por el mundo haciendo el bien y sanando a los que estaban oprimidos por el mal. Perfecta descripción del apóstol Pedro al referirse a Jesús. Toda la vida del Maestro fue un estar atento a la Voluntad del Padre para llenar de vida y alegría a los que le rodeaban y así responder a su angustiosa necesidad de liberarse del mal, sea físico, psíquico, moral o religioso.

No hemos nacido para la esclavitud, para ninguna de ellas, pues todas tienen siempre graves repercusiones no solo personales sino que también marcan y degradan el ámbito social.

La peor esclavitud es la del pecado, pues, por un lado, de algún modo, nos complace y, por otro, siempre nos va degenerando. Darnos cuenta de ello es signo de que estamos en proceso de progresiva esclavización; una verdadera gracia que nos llama a reaccionar: al no haber nacido para esto, nos sentimos mal y buscamos una salida.

Cuanto más tardamos, más nos enfermamos.

El pecado no tiene poder definitivo ante el Amor de Dios, Comunión Trinitaria

Aceptar y vivir en el pecado es darle poder. Es naturaleza propia del mal vivir de la importancia y atención que nosotros le demos: a mayor atención, importancia y práctica, mayor poder.

Dios nos libera invitándonos a fijarnos solo en Él, que resucitó a su Hijo de entre los muertos y a nosotros, por el don de su Espíritu, nos invita, una vez más, a vivir aceptándolo como Padre, como aprendió a vivir Jesús, el Hijo del Hombre, el hombre cabal en quien se cumple plenamente el Plan del Padre. Hombre libre que vivió, y vive, dando vida y liberando.

El pecado es creación del Maligno que desea destruir la obra exitosa de la Comunión Creadora-Salvadora-Santificadora, Dios, quien nos enriquece con el señorío de su Gracia.

Quien busca aprender a obedecer al Señor de la vida, tendrá en Él vida y futuro feliz.

Jesús nos llama a vivir libres y felices, ¡como resucitados! Así nos hacemos invitación a creer

Vivir como resucitados es vivir en la sencillez de ir siempre al Señor para seguirle.

Este estilo de vida es capaz de renovar el mundo sin hacer ruido, pero con suma eficiencia, como la levadura, capaz de ir más allá y superar todo límite y esclavitud, sobre todo la del pecado: cada generación hace su camino y en cada generación reconocemos los esplendorosos éxitos de Dios, el Padre Providente, el Hijo Fiel y el Espíritu Renovador en Santidad.

Pedimos a María nos ayude a vivir todos los días como resucitados, esparciendo a nuestro alrededor el Perdón y la Paz que Jesús nos confió con su Resurrección.

P. José María Doménech Corominas, sdb


PASCUA DE RESURRECCIÓN


Hch. 10, 34a.37-43: "...«Ya saben lo que ha pasado últimamente en todo el país de los judíos, comenzando por Galilea... Me refiero a Jesús de Nazaret... pasó por todas partes haciendo el bien y dando la salud a todos los que estaban bajo el dominio del demonio por que Dios estaba con Él [...] lo mataron colgándolo de una cruz... Dios lo resucitó al tercer día... Él nos ordenó que predicáramos al pueblo... Todos los profetas dan testimonio a su favor... quien cree en Él recibe el perdón de sus pecados en su nombre.»"

Salmo 117: "Este es el día en que actuó el Señor, alegrémonos y celebrémoslo."

Col. 3, 1-4:
"Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo... su vida está escondida en Dios juntamente con Cristo..."

O bien:

1Cor. 5, 6b-8: "...ahora que Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado. ...celebren la Pascua cada día... viviendo con sinceridad y verdad."

Jn. 20, 1-9: "María Magdalena se fue al sepulcro muy de mañana... Se regresó corriendo para decirle a Pedro: «Se han llevado al Maestro...» ... salieron corriendo al sepulcro... llegó Pedro... entró al sepulcro y vio... hasta aquel momento no habían entendido que, según las escrituras, Jesús tenía que resucitar de entre los muertos."


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