mayo 11, 2008

Siempre es Pentecostés

Hoy, día de la Madre en mi país y algunos más, celebramos la fiesta de Pentecostés. Feliz coincidencia, dos fiestas por regalos que Dios Padre nos hace para que sintamos su amor día tras día.

Hace más de 20 años, aprendí una canción para este tiempo litúrgico. Quizás ustedes ya la conocen: Siempre es Pentecostés, del disco La Fuerza del Espíritu, del recordado P. Gabaraín.

Para escuchar la tonada y revisar los acordes de guitarra, pueden clickar este link: Cantos de Pentecostés - Obispado de Gualeguaychú

Para la canción, entren a este foro de foros.marianistas.org usen la opción "buscar en página" colocando "siempre es pentecostes" y encontrarán la canción para escuchar o bajar.

Les copio la letra y les animo a meditarla, a la luz de la reflexión que nos ofrece el Padre José María. No olvidemos que, y cito otro texto del Padre José: "el Señor nos entrega su Espíritu porque nos ama incondicionalmente y porque la misión que nos ha encomendado y la vida que nos ha sido confiada superan con mucho nuestras fuerzas."

Siempre es Pentecostés

1. Cuando rezamos, cuando cantamos, cuando la fiesta es
un celebrar gozosos el día grande: Pentecostés.
Cuando llevamos en nuestras manos un resplandor de luz.
En nuestro pecho vive y palpita el que murió en la cruz. (bis)

Cuando el Señor alienta en nosotros,
siempre es Pentecostés
cuando el amor nos lanza a la vida,
siempre es Pentecostés.


2. Cuando queremos comprometernos en una misma fe,
una tarea, un compromiso,siempre es Pentecostés.
Cuando decimos sí a la Iglesia con plena lucidez,
soplan de nuevo vientos del cielo porque es Pentecostés. (bis)

3. Cuando los hijos ya van creciendo y dicen que quieren ser
miembros de Cristo y de su Iglesia, siempre es Pentecostés.
No nos separan lenguas ni razas, nuestra consigna es
ser en el mundo un testimonio porque es Pentecostés. (bis)

4. Cuando la fuerza que estaba oculta vence con su poder
nuestros temores, nuestro egoísmo, siempre es Pentecostés.
Cuando aceptamos ser levadura y llama que quiere arder,
nos vinculamos más a la Iglesia porque es Pentecostés. (bis)

P. Cesareo Gabaraín, La Fuerza del Espíritu.


PENTECOSTÉS

En la Iglesia la presencia del Espíritu es constante. El Padre siempre nos cuida, y mucho más desde que el Señor Jesús está entre nosotros. Lo vemos cuando Él inicia la misión encomendada por su Padre; lo vemos en la resurrección restituyendo el bien sobre el mal; lo vemos fortaleciendo a los apóstoles como los reconciliadores del mundo en Cristo Jesús; lo vemos en cada carisma que se comparte en la Iglesia con los hermanos.

Nuestra actitud es la que hace la diferencia
: si los apóstoles no se hubieran atrevido a superar el miedo después de recibir el Espíritu, Éste hubiera quedado atrapado. Hubiera suscitado a otros, sí, quedando los primeros con la responsabilidad del don no compartido.

Nos hacemos responsables de los dones recibidos: si los compartimos con el hermano, se multiplican, si no, los atrofiamos y el Espíritu busca otro camino, pues su obra no se quedará sin hacer... Nosotros seremos los quedaremos fuera, por nuestras actitudes.

1. La gracia de Dios nos invita al compromiso.-

Jesús vino a este mundo para llevarnos a Dios y llenar nuestra vida de la fuerza de su Espíritu
. No basta recibirlo es necesario comprometerse a compartir la Vida recibida, en primer lugar viviéndola y, sin esperar invitaciones, manifestándola con claridad.

Lo hicieron así los apóstoles. En ellos los dones del Espíritu fructificaron de inmediato: no se resistieron; superaron el miedo y salieron y hablaron y se comprometieron.

2. El Espíritu de Jesús nos llama a servir en el Amor.-

Al compartir los dones del Espíritu, que son gratuitos, construimos la Iglesia.

El Espíritu nos llama al servicio
, como lo llamó al Señor.

Cada día es una oportunidad para llenar de vida a nuestros hermanos con los dones recibidos del Espíritu de Dios. Son, de ordinario, tan sencillos y comunes que nos parece que no son sus dones sino nuestras cualidades y nuestros méritos. En todo actúa el Espíritu: seamos generosamente dóciles.

3. El Amor de Dios es resurrección y Vida Nueva para todos.-

El Amor de Dios ha llenado el mundo de Vida Nueva con la resurrección
. Nos toca propagarla con la gracia del perdón y la reconciliación: don del Espíritu y fuente de paz.

El Espíritu nos lleva a vivir el Evangelio del Amor que resucita y renueva la faz de la tierra de muchos modos: se llaman espiritualidades, pero todo siempre es para el bien de la Iglesia.

El mundo espera nuestra vida y compromiso
, las palabras explicarán la razón y fuente.
María nos guíe para ser dóciles al Espíritu en lo que nos confíe: tanto dones como tareas.

P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO A – TIEMPO DE PASCUA – PENTECOSTÉS

Hch. 2, 1-11: "...el día de Pentecostés, se encontraban todos reunidos en un mismo lugar, cuando, de repente aparecieron como unas lenguas de fuego que, distribuyéndose, se posaron sobre cada uno de los presentes. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo... la gente quedó desconcertada, pues cada uno les escuchaba hablar en su propia lengua...»"

Salmo 103: "Envía, Señor, tu Espíritu y renovarás la vida sobre la tierra."

1Cor. 12, 3b-7.12-13:
"Nadie puede confesar que Jesús es el Señor si no es por el don del Espíritu Santo. Son diversos los dones, pero un mismo Espíritu... diversos los servicios, pero un solo Señor al que servimos; son diversos los milagros, pero son obra de un solo Dios, que los hace valiéndose de nosotros. Las manifestaciones del Espíritu se distribuyen para el bien de todos... Cristo es como el cuerpo humano: es uno solo, aunque con muchos miembros... Todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo..."

Jn. 20, 19-23: "Por la noche de aquel mismo domingo, estando los discípulos en casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: «La Paz sea con ustedes» Les enseñó las manos y el costado... «...Como el Padre me envío, también yo los envío... Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados, pero mientras no se los perdonen les quedan sin perdón.»"

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