SANTÍSIMA TRINIDAD
La presencia de Dios en medio de nosotros está garantizada por su Amor. Éste le llevó a enviar a su Hijo Único y entregar su vida en Jesús, nuestra reconciliación y nuestra paz.
Moisés le pide a Dios que venga en medio del pueblo y le acompañe. Reconoce que es un pueblo de cabeza muy dura y un corazón muy inconstante, cosa que llevó a casi todos los profetas a comparar muchas veces sus actitudes con la prostitución.
Dios merece toda alabanza y gloria porque jamás abandona a sus hijos: valiosísima obra de su corazón. Su Amor, que es presencia cercana y animación constante, nos da garantía de justicia e instaura en el corazón humano una esperanza que no defrauda, pues siempre cumple lo prometido, aunque algunos no lo gocen porque no creen con su vida.
1. El Señor es el Dios cercano, el Padre creador.-
La creación más maravillosa de Dios está en el hombre concreto: todo hombre, varón o mujer, de cualquier nivel social o identidad cultural. Lo que lo especifica es su capacidad de conocer, comprender y decidir y su derivado más extraordinario, que le acerca a Dios: amar.
Los hombres siempre desean una divinidad cercana y casi bajo su dominio... Dios ha creado esta realidad en la encarnación de su Hijo Unigénito: Hijo-hombre concreto, varón.
La pascua es celebración del fruto del Amor del Padre que, tan cercano a los hombres concretos de cada época, se ha encarnado en Jesucristo, su Hijo, y, con el don de su vida y su glorificación como el Resucitado, ha instaurado el tiempo de la acción manifiesta del Espíritu en la historia humana hasta su consumación definitiva, en la etapa eterna de la propia vida.
2. Jesucristo es la presencia humana de un Dios que no se rinde y siempre salva.-
La vida tiene muchas trampas que nosotros mismos nos construimos con ilusiones que no encajan en la realidad concreta que nos rodea y que descubrimos, aunque muchas veces no comprendemos, en nuestro interior. ¡Cuántas angustias y depresiones auto-sostenidas por frustraciones normales o especiales pero no adecuadamente asimiladas!
La nuestra es una sociedad extraordinariamente débil ante el esfuerzo, la disciplina y el dolor y por esto mucho más propensa a éste y al desaliento.
Dios no se rinde, sigue salvando en la presencia de Jesucristo, en su Iglesia, en los sacramentos, en su Palabra viva en la naturaleza, en la historia de cada día, en cada persona. Por eso Pablo nos invita a mantener la alegría y la serenidad del Espíritu para vivir en su Paz.
El Espíritu Santo es perfecta animación de la creación del Padre y de la salvación del Hijo
Ser dóciles al Espíritu de Dios cuesta porque Éste nos lleva por los caminos de la disciplina, no de la autocomplacencia. Jesús ha venido a salvar, por eso rechazar su presencia trae funestas consecuencias. El Espíritu siempre nos llama a vivir a plenitud los dones de Dios.
Todo lo recibido del Padre es bueno, la redención de Cristo lo ha perfeccionado y el Espíritu lo lleva a la plenitud. Toda la Comunión Trinitaria está a nuestro favor... Esperan y desean que lo sepamos aprovechar bien.
Pidamos a María vivir atentos a la presencia constante del Dios Amor y Providencia.
Moisés le pide a Dios que venga en medio del pueblo y le acompañe. Reconoce que es un pueblo de cabeza muy dura y un corazón muy inconstante, cosa que llevó a casi todos los profetas a comparar muchas veces sus actitudes con la prostitución.
Dios merece toda alabanza y gloria porque jamás abandona a sus hijos: valiosísima obra de su corazón. Su Amor, que es presencia cercana y animación constante, nos da garantía de justicia e instaura en el corazón humano una esperanza que no defrauda, pues siempre cumple lo prometido, aunque algunos no lo gocen porque no creen con su vida.
1. El Señor es el Dios cercano, el Padre creador.-
La creación más maravillosa de Dios está en el hombre concreto: todo hombre, varón o mujer, de cualquier nivel social o identidad cultural. Lo que lo especifica es su capacidad de conocer, comprender y decidir y su derivado más extraordinario, que le acerca a Dios: amar.
Los hombres siempre desean una divinidad cercana y casi bajo su dominio... Dios ha creado esta realidad en la encarnación de su Hijo Unigénito: Hijo-hombre concreto, varón.
La pascua es celebración del fruto del Amor del Padre que, tan cercano a los hombres concretos de cada época, se ha encarnado en Jesucristo, su Hijo, y, con el don de su vida y su glorificación como el Resucitado, ha instaurado el tiempo de la acción manifiesta del Espíritu en la historia humana hasta su consumación definitiva, en la etapa eterna de la propia vida.
2. Jesucristo es la presencia humana de un Dios que no se rinde y siempre salva.-
La vida tiene muchas trampas que nosotros mismos nos construimos con ilusiones que no encajan en la realidad concreta que nos rodea y que descubrimos, aunque muchas veces no comprendemos, en nuestro interior. ¡Cuántas angustias y depresiones auto-sostenidas por frustraciones normales o especiales pero no adecuadamente asimiladas!
La nuestra es una sociedad extraordinariamente débil ante el esfuerzo, la disciplina y el dolor y por esto mucho más propensa a éste y al desaliento.
Dios no se rinde, sigue salvando en la presencia de Jesucristo, en su Iglesia, en los sacramentos, en su Palabra viva en la naturaleza, en la historia de cada día, en cada persona. Por eso Pablo nos invita a mantener la alegría y la serenidad del Espíritu para vivir en su Paz.
El Espíritu Santo es perfecta animación de la creación del Padre y de la salvación del Hijo
Ser dóciles al Espíritu de Dios cuesta porque Éste nos lleva por los caminos de la disciplina, no de la autocomplacencia. Jesús ha venido a salvar, por eso rechazar su presencia trae funestas consecuencias. El Espíritu siempre nos llama a vivir a plenitud los dones de Dios.
Todo lo recibido del Padre es bueno, la redención de Cristo lo ha perfeccionado y el Espíritu lo lleva a la plenitud. Toda la Comunión Trinitaria está a nuestro favor... Esperan y desean que lo sepamos aprovechar bien.
Pidamos a María vivir atentos a la presencia constante del Dios Amor y Providencia.
P. José María Doménech Corominas, sdb
CICLO A – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO VII
SANTÍSIMA TRINIDAD
SANTÍSIMA TRINIDAD
Ex. 34, 4b-6.8-9: "Moisés subió a la montaña como el Señor se lo había pedido... El Señor pasó delante de Moisés diciendo: «Yo soy el Señor, Dios compasivo y misericordioso: lento al castigo y fiel en el amor». Moisés se postró... y dijo: «Señor, si he conseguido tu favor, ven en medio de nosotros y acompáñanos...»"
Salmo Dn. 3: "A Ti gloria y alabanza por los siglos."
2Cor. 13, 11-13: "Vivan contentos y afianzados en su Fe; anímense, vivan en paz y con entendimiento mutuo y con Uds. estará el Dios del amor y de la paz. Que la gracia de Jesucristo, el Señor; el amor de Dios Padre y el don del Espíritu Santo se mantenga siempre con ustedes."
Jn. 3, 16-18: "Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Único para que no se pierda ninguno de los que crean en Él, sino que llegue a la Vida Eterna... Los que creen en Él no serán condenados..."
Salmo Dn. 3: "A Ti gloria y alabanza por los siglos."
2Cor. 13, 11-13: "Vivan contentos y afianzados en su Fe; anímense, vivan en paz y con entendimiento mutuo y con Uds. estará el Dios del amor y de la paz. Que la gracia de Jesucristo, el Señor; el amor de Dios Padre y el don del Espíritu Santo se mantenga siempre con ustedes."
Jn. 3, 16-18: "Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Único para que no se pierda ninguno de los que crean en Él, sino que llegue a la Vida Eterna... Los que creen en Él no serán condenados..."
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