mayo 04, 2008

ASCENSIÓN DEL SEÑOR


ASCENSIÓN DEL SEÑOR

La glorificación de Jesucristo, iniciada en la exaltación del hombre que, por Amor, se dona en la cruz, se plenifica con la Victoria de la resurrección y ascensión al trono del Padre.

Nuestra pobre y limitada comprensión de la naturaleza humana jamás hubiera esperado este glorioso final en la “historia de un fracaso”, como es mirada por muchos la vida de Jesús.

El verdadero fracaso del persona humana es resistirse a ser fiel al Dios que le ofrece un plan de gloria. Éste supone un serio aprendizaje para vivir al estilo de Dios: apertura generosa a la verdad, confianza, disciplina, abandono, libre oblación y esfuerzo para el bien del otro.

La presencia de Cristo en nuestra vida es incondicionada y constante
, pero sin traicionar la libertad con imposiciones supuestamente necesarias. La libertad humana siempre está en juego: puede tirar por la borda todos planes, esfuerzos y dones de Dios, como también puede secundarlos hasta hacerlos historia en la propia vida y, así, en la sociedad: así lo hizo Jesús.

1. La gloria de Jesús fue atreverse a vivir confiando en el Padre.-

Jesús no se resistió jamás a conocer y secundar la Voluntad del Padre.

Lo conocía muy bien y lo amaba mucho más, por eso sabía que lo más sensato era fiarse.

Pablo le pide a Dios que seamos capaces de acoger la gracia de Dios y comprender los dones que recibimos y la esperanza que nos anima permitiéndonos así afrontar los inevitables sinsabores del dolor y del desaliento que amenazan cada día y en cada tarea que nos toca vivir.

2. Jesús nos envía a ofrecer su Salvación a todos y a enseñarles a vivir como salvados.-

Convence
acerca de la bondad de lo que ofrece, el que está convencido de lo que vive.

La evangelización es, ante todo, exigencia de intimidad personal con el Señor, de aceptación sincera de su propuesta con esfuerzo creativo para hacer vida lo que creemos y esperamos.

Cada día somos invitados a vivir lo que creemos para construir el mundo desde esta Fe-Esperanza, basada en el Amor de Dios, aun debiendo decidir, como suele suceder, contracorriente. Esa es la mejor forma de ser testigos de la vida que el Señor nos ha mandado enseñar.

3. La gloria del hombre se da si acepta el Plan de Dios en su vida, es decir si vive hoy como Jesús.-

El Señor volverá con gloria
. No se trata de mirar al cielo, sino entrar, con coherencia, en nuestro mundo para poner en él, cada día más claramente, las semillas del Amor de Dios.

El mandato del Señor nos pide caminar con nuestros hermanos para invitarles a integrarse en la Iglesia con positiva voluntad de construir su vida desde la Voluntad de Dios.

No se trata de pedir a Dios más milagros sino de mostrar los ordinarios de nuestra vida: la felicidad de nuestra fidelidad y la creciente comprensión y concreción de nuestra Fe.

Pidamos a María, la discípula misionera, nos enseñe a intimar con Dios para comprenderle, amarle y secundar sus planes de vida, justicia, paz, optimismo y alegría sin límites.

P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO A – TIEMPO DE PASCUA – ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Hch. 1, 1-11: "Jesús... fue llevado al cielo, después de confiar, en virtud del Espíritu Santo, su misión a los apóstoles que Él mismo había elegido... les dijo: «Esperen aquí, en Jerusalén, la promesa del Padre... ustedes, dentro de pocos días serán bautizados en el Espíritu Santo... recibirán una fuerza que les hará testigos míos en Jerusalén, en todo el país de los judíos, en Samaría y hasta los confines de la tierra»... «Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo?...»"

Salmo 46: "El Señor asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas."

Ef. 1, 17-23:
"Pido a Dios les conceda un espíritu de sabiduría para que tengan de Él una comprensión profunda y conozcan la verdad que es Él... que les ilumine su mirada interior... para que conozcan cuál es la esperanza a la que les ha llamado, qué riquezas de gloria les tiene reservadas... la eficacia que obró al resucitar al Cristo de entre los muertos haciéndolo sentar a su derecha en el cielo... Todo lo ha puesto bajo sus pies, lo ha hecho cabeza de todo y lo ha dado a la Iglesia, que es su cuerpo y complemento... "

Mt. 28, 16-20: "«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos... bautícenlos... enséñenles a cumplir todo lo que les he mandado. Sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo»"

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