diciembre 12, 2007

La Lupita


Cuenta la historia que, el 9 de diciembre de 1531, una hermosa doncella se apareció al indígena mexicano Juan Diego Cuauhtlatoatzin cuando transitaba por el cerro Tepeyac. Ella lo llamó "Juan Dieguito, hijo mío" en su propia lengua. El buen hombre, en su sencillez, comprendió de inmediato de quién se trataba. Y nunca, pese a la adversidad de algunos eventos, jamás lo dudó.

"De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido (el Obispo no había creído en él). La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oir a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio."


Qué más podría agregar? La Lupita es nuestra Madre apareciendo por primera vez en nuestra tierra latinoamericana. Es la Señora del Cielo buscando a un indio, llamándolo dulce y cariñosamente "hijito".

Sirva esta fecha para mirar y redescubrir la belleza de las tradiciones de nuestros pueblos, la lucidez escatológica de sus rituales y la bendición de su actual diversidad. Sintámonos afortunados de nuestro legado latinoamericano.

No en vano somos la esperanza de la Iglesia.

1 comentario:

  1. Hola Lulita
    No sé como comunicarme contigo. Me rebota el correo.
    Entré al blog. Gracias, cada día más bello, más mariano, más con corazon de hija.
    Visítanos
    http://oratoriosfma.blogspot.com
    Un beso
    S.Raque

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