diciembre 08, 2007

Madre Inmaculada

El día de hoy, fiesta de nuestra Madre Inmaculada, es además un motivo especial de nostalgia y recuerdos infantiles para muchos católicos: es aniversario de su Primera Comunión.

Qué mejor ocasión para participar de la Eucaristía, reconciliarnos y comulgar con el Señor, hoy, en la fiesta dedicada a su Madre.

Antes de pasar al comentario del Padre Doménech, les comparto una bonita y oportuna reflexión:

Nunca existió ni existirá jamás criatura alguna como María,
que no ha conocido la desobediencia,
que no se ha encerrado en el rechazo,
que nunca estuvo alejada de Dios Padre,
que jamás hizo la experiencia infeliz del pecado,
que nunca ha padecido el sufrimiento de la culpa.

Tomado de El Pan del Alma.


FIESTA DE LA INMACULADA

La vocación de María, ser grande como Dios
María es nuestra Madre pura, libre y atenta: siempre lista para aprender y servir.

Lo más importante y rico en ella fue su vida y actitud interior.

Padres y educadores saben que sus hijos y educandos tienen predisposiciones para tal modo de vida y para una determinada actividad o profesión. Deberán esforzarse por descubrir estas dotes naturales y tenerlas en cuenta para que cada persona sea educada en la línea de su vocación. Por su lado, el adolescente, varón o mujer, deberá aprender a ser cada día más fiel a su vocación y dócil a lo que se le ofrece. Fallar en eso es perturbar y desorientar la propia vida.

También María tuvo la llamada, su vocación, de Dios, como la tenemos todos nosotros... surge desde lo más profundo del propio ser pidiendo una responsable respuesta personal.

Todos, varones y mujeres, estamos llamados a ser personas grandes, por eso Dios nos hizo libres. La decisión original de la humanidad fue no fiarse de Dios y la consecuencia, la guerra interior, la insolidaridad y la cobardía, reflejadas siempre en la sociedad.

El capítulo tercero del Génesis describe el problema de siempre: no reconocer el propio pecado y culpar a otros... Es decir, guerra general e incapacidad de superación del pecado, que resulta ser un peso que nos carcome, mostrándose lo gravemente destructivo que es.

Ser como Dios
Nuestra vocación, nos dice Pablo, no es librarnos de los errores. Dios nos conoce muy bien y nos sabe frágiles... Pero llamados a ser hijos irreprensibles. Eso será posible si humildemente reconozcamos nuestras limitaciones y errores y buscamos convertirnos todos los días.

Se trata de buscar que Dios vuelva a ser el centro único de nuestra vida, así ésta se convierte en un canto nuevo por las maravillas de misericordia y redención de Dios en nosotros.

Es posible vivir esta experiencia de continua redención y glorificar así el nombre de Dios, pero sólo si vivimos en la sencilla libertad de María. Ella, Inmaculada desde el inicio de su existencia, se centró en Dios, humildemente disponible a lo que el Dios de la Vida quiera.

Camino de Dios en la grandeza humana
María se sabe limitada, indigna de las maravillas de Dios, pero acepta que el Señor tiene todos los derechos de libre disponibilidad en ella. Lo conoce bien y tiene experiencia de que sabe respetar la realidad objetiva de todos y también potenciar lo bueno en lo limitado.

Dios puede hacer lo que quiera, pues todo lo que quiere está únicamente destinado al mayor bien de cada persona en su realidad concreta: pobre y frágil, pero siempre amada.

María nunca tuvo en su vida otro centro que no fuera Dios; nunca tuvo otro criterio que no fuera la gloria de Dios y el bien de los que vivían a su lado, como Dios se lo enseñaba cada día. Vivía la pureza del amor de Dios y de todos los bienes que de Él se derivan.

María, es la Inmaculada por la aceptación de la voluntad de Dios de ella. Dios la preparó, para que viviera a cabalidad su vocación de maternidad divina y encontró en María la perfecta respuesta de fidelidad y disponibilidad humilde, de oblación total, como la de su hijo.

Pidámosle nos enseñe a vivir en conversión continua para ser fieles a nuestra vocación.

P. José María Doménech Corominas, sdb.


FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA
Gn. 3, 9-15.20: "...«¿Dónde estás?... ¿Quién te hizo conocer que estabas desnudo?»... «He sentido tus pasos y he tenido miedo porque estoy desnudo... La mujer que me has dado como ayuda me ha dado de comer del fruto del árbol...» El Señor le preguntó...: «¿Por qué lo has hecho?»... Ella le contestó: «La serpiente...» El Señor-Dios dijo...: «...Él te aplastará la cabeza y tú le atacarás el talón»..."

Salmo 97: Canten al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas"

Ef. 1, 3-6.11-12:
"...nos eligió, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprensibles ante Él por el amor... En Él hemos recibido nuestra herencia... alabanza de su grandeza..."

Lc. 1, 26-38:"... El ángel le dijo: «...el Señor está contigo... No temas... Tendrás un hijo y le pondrás el nombre de Jesús... El Espíritu Santo vendrá sobre ti...» María respondió: «Soy la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra.»"



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