diciembre 16, 2007

Tercer Domingo de Adviento

Nos toca encender hoy tres velas de nuestra Corona de Adviento rezando con la familia la siguiente oración:

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
"¡El Señor llega!
Preparen sus caminos
porque ya se acerca.
Adornen sus almas
como una novia se engalana
el día de su boda"
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
Al encender estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, ven a salvarnos,
envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!

Tomado de El Pan del Alma

DOMINGO III DE ADVIENTO

El Señor llega con su salvación, pero debemos mantenernos firmes en nuestra fidelidad a Cristo y ser pacientes, aun en los momentos de desconcierto porque Dios no falla nunca. Debemos aprender a leer los signos del Amor de Dios en nuestra historia, aunque no entendamos.

La alegría es un signo de la presencia de Dios...
El Señor de la vida solo se expresa en la vida. Nuestro Dios, cuando llega nos transforma la existencia y la llena de paz, alegría y salud interior, base de la exterior.

La violencia no es el camino de Dios, sino el que en nosotros hemos instaurado con el pecado de querer imponer nuestra propuesta de salvación, siempre mortal para la mayoría.

“Mis caminos no son los caminos de Uds.”, nos aclaró el Señor a través del profeta Isaías. Jesús solo quiere ser fiel a Dios. El Hijo ha sido enviado para ofrecer a todos una vida más digna y dichosa y llevarles a que alcancen la plenitud en la fiesta final en el Padre.

Entender al Señor del universo, supone tratarlo en la profundidad de nuestra vida y en la de nuestros hermanos.

...aunque los problemas siempre nos aprieten
Pablo nos invita a mantenernos en la Fe, con firmeza y paciencia, abriendo cada día nuestro corazón a la salvación que Dios nos va ofreciendo en cada momento.

Como el campesino, se trata no de violentar sino de colaborar. La salvación, como la vida, no viene de fuera, sino de la acción de Dios en nuestro interior. Él nos invita y nos lleva a concretarla en la propia historia y a que ayudemos a nuestros hermanos para que se abran a Él.

Los frutos llegarán, son consecuencia de nuestra apertura colaboradora. Los milagros de Jesús no eran magia, sino signos del amor de Dios que actúa en la historia para hacer patente un amor que transforma a quien se abre, ora y colabora.

Miremos a profundidad la vida para no perder la paz
Al Bautista le llegan noticias de Jesús. Lo que se dice de Él genera desconcierto. No responde exactamente a las expectativas. Esperaban otro tipo de Mesías. ¿Quién es Jesús?

Preguntan a Jesús: ¿Eres tú... o tenemos que esperar a otro? Pregunta decisiva para todos.

La respuesta de Jesús es muy concreta y precisa: comuniquen a Juan lo que ven y oyen.
Responde con los hechos: “los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”.

Para conocer a Dios, lo mejor es ver a quiénes se acerca Jesús y qué hace: abrir un horizonte de esperanza a los pobres, a los últimos. Dios no juega con nosotros: nos responde comprometiéndonos: o damos la vida hacia la plenitud o matamos el futuro de nuestra vida.

La superficialidad no nos permite descubrir los caminos por los que se nos revela Dios ni gozar de su paz; sino que nos deja atrapados en el desconcierto de nuestra culpable pobreza.

Pidamos a María profundidad interior para ver la acción de Jesús en la historia.

P. José María Doménech Corominas, sdb.


CICLO A – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO III
Is. 35, 1-6ª.10: "...la estepa florece de alegría... Le han dado la gloria del Líbano... verán la gloria del Señor... robustezcan sus manos... que se afirmen las rodillas temblorosas... «Sean valientes, no tengan miedo.» Aquí está su Dios que viene en persona... y les salvará... Se despegarán los ojos del ciego, se abrirán los oídos del sordo, los cojos saltarán... y los mudos gritarán de alegría..."

Salmo 145: "Ven, Señor, a salvarnos!"

St. 5, 7-10:
" Manténganse firmes y tengan paciencia, hermanos, hasta que venga el Señor. Fíjense como el campesino espera los frutos de la tierra... Hermanos, no se quejen unos de otros para que no tengan que se juzgados porque el juez está cerca..."

Mt. 1, 2-11:"Juan estaba en la prisión... y envió a sus discípulos a que le preguntaran a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?» Jesús les contestó: «Vayan y explíquenle a Juan lo que ven y escuchas: los ciegos ven, los inválidos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos escuchan, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia y feliz quien no se escandalice de mí.»"

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