diciembre 24, 2009

El Señor llega a salvarnos

Hoy, 24 de diciembre, recibiremos al niño Dios en nuestras casas y nuestros corazones.

Desde aquí, nuestro deseo porque todos tengamos una hermosa Navidad, llena de amor a nuestros familiares y amigos sí, pero también por aquellos que más lo necesitan.

Porque todo lo que hacemos, hasta al más pequeño, lo hacemos a Él.

A continuación, el mensaje que el querido Padre José María nos ha preparado para esta fecha tan especial, y sus dos sugerencias homiléticas, tanto para la misa de Nochebuena como para mañana 25, la misa de Navidad.

¡Feliz Navidad a todos nosotros!



Ya estamos a las puertas de la Navidad. El Señor nos conceda a todos vivir en creciente profundidad estos días de espacial Gracia de Dios. Esta bien que la naturaleza humana haya dado a estas fiestas unas características que nadie había pensado en sus inicios, pero no lo vamos a cambiar con palabras, sino con vida y, sin duda, nosotros no lo veremos cambiado en nuestro ambiente si no lo cambiamos en nuestro corazón y no nos llenamos de Jesús, si no le dejamos entrar en nuestra vida. Es verdad no hay navidad sin Jesús, pero no hablamos del Jesús religioso, sino del real, del humano, del que camina en nuestras calles en los niños, jóvenes, y persona adultas o ancianas que se nos acercas de algún modo. Él en cada persona nos invita a bien-tratarlo, a sonreírle (¡cuán difícil en una gran ciudad y en ciertos ambiente donde esta actitud puede ser mal interpretada), a saludarle, aun del modo más simple, a bendecirle, aunque sea en silencio, esa bendición se traducirá, de algún modo en el rostro...

Dios llega a nosotros ¿qué haremos con Él? Un día llegó en carne y hueso, como hoy, y sabemos lo que hicieron otros... hoy día nosotros somos los que estamos llemados a reaccionar... Dejémosle entrar en nuestra vida...

Los pastores fueron sencillamente, desde su fe y vieron al Señor, en ese pequeño cuerpo, en esa oscura cueva o establo, entre estos sencillos padres y pobres animales... ¿Podremos verle nosotros? ¿Tenemos suficiente Fe para eso, porque los ángeles también nos lo han anunciado en la Iglesia, en la Palabra, en la Tradición...

Que no se diga que vino a los suyos, a sus discípulos, llamados a ser testigos del Amor hecho carne y de la Paz hecha Resurrección-Comunidad-Sacramento y sonrisa, y éstos no le recibieron porque no se dieron cuenta, no porque son malos, no pudieron ni siquiera rechazarlo porque no se dieron cuenta de su presencia...

¡¡¡Feliz Navidad!!! Es decir, felices nosotros que logramos ver al Señor y acogerlo en nuestra vida; dejarnos integrar en su débil, sencilla, limitada, superimperfecta Comunidad (¡cómo no va a serlo si estamos nosotros!), pero llena de su Vida, de su Amor, de su Espíritu, Cuerpo del Hijo Amado del Padre que lo envió para que se encarnada y se quedara entre nosotros como carne mortal que ha llegado a la Inmortalidad Glorificada.

Este Padre que nos lo envía también a Él, humano, le concedió una familia y le pidiró que la respetara construyéndola con su aprendizaje, obediencia, servicio y testimonio de lo que iba aprendiendo a vivir... Jesús, una vez más nos enseña a vivir, a ser familia, a acoger a los hermanos, a perdonar, a vivir con los diferentes para que, entre todos nuestro mundo sea un lugar supervariado donde todo tipo de vida tiene derecho a existir para el bien de la vida de todos, también la suya.

Si vivimos así, ¡cómo no va a ser feliz y próspero el año que viene! Será imposible que no lo sea, pero es necesario que acojamos a Jesús.

Dios les bendiga con todo su cariño. Nunca los olvido y me encomiendo a su oración.

Unidos en oración con María, nuestra Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

El Señor llega a salvarnos


En muchas circunstancias el Señor se ha dado y se da a conocer a lo largo de la historia para que reconozcamos su Voluntad de Amor, Grandeza y Vida de eterna felicidad.

A veces nos arredramos, pero Él nos pide serena valentía: su plan es nuestra salvación.

Si acogemos la Voluntad de Dios con corazón abierto, nuestras tinieblas, poco a poco, se aclararán. Dios no abandona jamás, pero es básico fiarse de Él, aunque cueste o duela.

La fiesta de Navidad es la fiesta del cariño de Dios y de la confianza del hombre. Después de todo se lo merece, pues ya nos lo dio todo. No estamos ante promesas todavía vacías, sin garantía, sino ante realidades concretas y eficientes, pero, en nuestra historia, son opción.

Dios se hace niño para que nuestro amor sea libre y sencillo. Nos pide que lo acojamos como niños porque, si no lo hacemos así, no entraremos en el Reino de los Cielos, ni viviremos en su Paz, ni nos dejaremos animar por su Espíritu y su alegría y paz no será la nuestra.

Hoy nos ha nacido el Salvador y nos ofrece su Vida, Vida Nueva para nosotros: de Dios.

¿Qué haremos con la oportunidad de Vida Nueva que nos ofrece? Él es nuestra Luz, nuestra Paz, nuestro Consejero... ¡el Mesías!, ¡el Señor! Se nos pide una respuesta. El ángel se lo planteó a los pastores al anunciarles el nacimiento del niño-Salvador. ¡Nos sorprende! ¡¿Cómo podría ser el Salvador un pobre bebe envuelto en pañales en una cueva para animales?!

Nos toca decidir. Los pastores escucharon, creyeron, fueron, vieron, proclamaron y glorificaron a Dios. ¿Y nosotros? ¿Qué actitud vamos a asumir? No decidirnos es declarar que es mucho riesgo y que no vale la pena arriesgar tanto simplemente por este niño-Señor.

El Niño de la Ciudad de David ¡hace nuevas todas las cosas!

Novedad sustancial: el Amor de Dios, eterna juventud, da Vida Nueva a todo: abre horizontes de Verdadera Justicia y Paz interior, más allá de todos los tratados. Pide a todos asumir la vida con tal plenitud y libertad que sean capaces de entregarla por el bien de los que les rodean, aun cuando dar la vida traiga consigo, como de hecho sucede, trabajo y dolor.

La navidad, en la gran familia humana, hijos todos de Dios, es la fiesta del don del Amor en la alegría por la Paz y la Vida Nueva. A ella están llamados todos sin excepción, de cualquier sexo, tiempo, lugar, situación social y económica, realidad cultural...

Jesús entrega su vida sin restricciones y durante toda la historia para el bien de todos

En cada Eucaristía y Reconciliación, en cada sacramento, Cristo es don de vida eterna.

La navidad es una fiesta que beneficia a toda la humanidad, aunque, sin duda, los cristianos tenemos la gran responsabilidad de manifestar la profundidad de sus alcances.

La navidad nos pide aprender a vivir y ofrecer con más humildad la presencia de Dios en la historia. Él no quiere imponerse, pero tampoco se esconde ni desea quedar ignorado.

Conocerlo, valorarlo y amarlo es un derecho de toda persona. Por esto es un deber grave de todos los cristianos profundizar vitalmente estos misterios para saberlos presentar, desde el testimonio de la propia vida, personal y familiar, a los que nos rodean en todas partes.

María, Maestra de acogida sincera y compromiso responsablemente solidario, nos ayu-de a estar siempre disponibles al Señor para que todos puedan conocer la Salvación de Dios y, con nuestro testimonio de vida y su auxilio oportuno, la sepan acoger y vivir hoy y aquí.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.


SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
(Misa de la noche) – El Señor llega a salvarnos desde la sencilla pequeñez de nuestra naturaleza, solo pide acogida y sincera docilidad

Is. 9, 1-6:
"El pueblo que avanzaba entre tinieblas ha visto una gran luz... les has llenado de una alegría inmensa... «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado... Consejero-prodigioso, Dios-héroe, Padre-por-siempre, Príncipe-de-la-paz.»"

Salmo 95: "¡Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor!"

Tt. 2, 11-14:
"Se ha revelado el Amor de Dios que quiere salvar a todos los hombres y nos enseña... para que vivamos en este mundo una vida de sobriedad, justicia y piedad mientras esperamos... que se manifieste la gloria de Jesucristo... Él se entregó por nosotros..."

Lc. 2, 1-14: "«No tengan miedo. Les anuncio una noticia que traerá una gran alegría a todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor...» «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.»"






Natividad del Señor

Son muchas las religiones en el mundo y todas se esfuerzan por encontrar a Dios. Son muchas, y constantes, las búsquedas que los hombres hacen para encontrar el camino de la felicidad, de la eterna juventud y de una paz estable en vida personal y social.

Muchos con buena voluntad, pero efímeros los resultados y decepcionante su duración.

Muchas veces pensamos que el dios resolutor de problemas y proporcionador de soluciones y seguridad es una falla. Y… no nos equivocamos: lo es, porque ¡nos lo hemos inventado!

¿Cuál es la verdad? ¿Dónde están los verdaderos caminos de la paz y felicidad?

Y se sigue ensayando... Nos hablan de la Globalización, de la “New Age”, de la ‘Fraternidad Universal’. Acusan de las desavenencias a las religiones monoteístas: su único Dios, sus doctrinas verdaderas y moral fija son un problema porque no se adaptan a las ‘nuevas realidades y necesidades’. Entre ellas, las mismas religiones están en conflicto: o se rechazan o se desprecian o se condenan. ¡Cómo nos cuesta dialogar desde la religión! ¿Serán todas iguales?

Dios, como nuestro Padre-Madre que es, pensó siempre en nosotros desde su Amor personal

La Fe cristiana bien vivida –dado que es Vida, más que religión, aunque se exprese en formas religiosas– no busca a Dios, sino que le acoge con sencilla y dócil humildad, como María, pues ha sido el Dios amoroso quien nos visitó y nos invitó a aceptarle en nuestra propia vida como a Padre Providente, Hijo Salvador y Espíritu Santificador, Comunión Trinitaria, a la que nos invita a unirnos con los derechos propios de sus hijos. Nos lo ha dicho de múltiples formas y desde el principio. ¿Quién le acoge y hace caso? ¡Ése es nuestro problema!

El cristiano es la voz del mensajero que anuncia a la humanidad la Buena Noticia: ¡Dios nos viene a salvar y que nos trae la Paz, la suya, la eterna! Sí, con mayúscula, la Paz de Dios, la que Él puso en el propio interior del hombre, la que Dios nos ofreció gozar desde que nos creó en el seno materno en cada concepción. ¡¡Es por eso que todos deseamos ser felices!!

Dios constantemente viene a nosotros para salvarnos de toda lo que nos quite vida y alegría.

La propuesta divina de Vida Nueva nos fue comunicada no por un mensajero, oráculo o sueño o por iluminadas intuiciones y convicciones vitales. Sino por el Hijo, el mismo Hijo Único de Dios. Sí, se hizo hombre y aprendió a vivir desde la naturaleza humana como hijo de Dios. Él compartió nuestra vida hasta su entrega total y definitiva por nuestra liberación.

Por eso Él es el Señor del Universo, el modelo acabado de persona humana, por Él recibimos siempre todos los beneficios de Gracia y Vida Eterna como parte vital de nuestra historia y cultura. Dios, Padre de todos sin excepción, nos llama a ser sus amigos y apóstoles.

Navidad: Dios se hizo de nuestra naturaleza invitándonos a ser sus íntimos amigos y apóstoles

Pablo fue claro: “para mí vivir es Cristo” (Flp. 1, 21): sólo en Cristo tiene sentido mi vida. Acogerle todos los días en mi vida y en toda persona que nos rodea es adelantar la eternidad, hacerla historia viva en el hoy de cada persona y cultura llenándola de la paz y alegría de Dios.

Jesús es Palabra viva de Dios, aprendemos de María a estar atentos a la Presencia de Dios en nosotros cada día. Ella nos pide hacer con todos hoy lo que Él nos diga. Le pedimos nos enseñe a vivir siempre así; de este modo todos los días será Navidad en nuestros ambientes.
Padre José María Domènech Corominas, sdb.

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
(Misa del día) - Dios está tan interesado en la grandeza de la persona humana que vino a salvarnos y enseñarnos ser felices como Él


Is. 52, 7-10:
"¡Qué alegría sentir en las montañas los pasos del que anuncia la paz y nos trae la Buena Nueva, que nos anuncia la salvación... escucha qué exclamaciones de gozo: ven cara a cara cómo el Señor vuelve a Sión..."

Salmo 97: "De un extremo al otro de la tierra todos han visto al Salvación de nuestro Dios".

Hb. 1, 1-6:
"En diversas ocasiones y de muchos modos, Dios antiguamente había hablado a nuestros padres por boca de los profetas, pero ahora, en estos días,... nos ha hablado a nosotros en la persona del Hijo... «Que se postren ante Él todos los ángeles de Dios»."

Jn. 1, 1-18: "Al principio ya existía quien es la Palabra... Existía quien es la Luz verdadera... estaba presente al mundo… pero el mundo no la reconoció... Quien es la Palabra se hizo hombre y puso su tienda entre nosotros y hemos contemplado su gloria... A Dios nadie jamás le ha visto, el Dios Hijo único, quien está en el seno del Padre, es quien nos lo ha revelado."





diciembre 20, 2009

"Que brille tu rostro sobre nosotros" - IV Domingo de Adviento


Hoy, cuarto domingo de Adviento, encendemos las 4 velas de nuestra corona mientras decimos la siguiente oración:


Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,
con más ternura,
con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella
com el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor; ven a salvarnos!

Tenemos el mensaje y sugerencia homilética preparados por el padre José María:

El Señor piensa tanto en nosotros que nunca deja de estar cerca como nuestro salvador.

A Él no le estorba nuestra pequeñez, después de todo nos creó de la nada y nos ama solo porque Él es Él y nosotros lo necesitamos para vivir en creciente plenitud y grandeza, que es lo que Él desea porque para esto nos creó.

¡Qué absolutamente errados andan los que piensan que Dios nos quiere dominar y aplastar con su poder! En realidad, la concepción de poder que estas personas tienen es menos que el poder animal, que no desea matar, solo vivir en su territorio y dominio; quien no se meta en él no corre ningún peligro y quien sepa tratar con él tampoco... El poder del hombre será tal en la medida que se parezca al de Dios, que es tan poderoso, le sobra tanto el poder y está tan seguro de él que lo comparte con todos y a todos nos llama a compartirlo con Él porque el poder de Dios es el Amor que da la vida viviendo en constante actitud providente... Siempre pensando y construyendo el bien profundo y creciente de cada uno de los seres existentes, según la naturaleza e identidad de cada uno: unos individuales-correlativos, otros gregarios, otros 'comunitarios' y otros, los humanos, para la comunión trascendente...

Adviento es el tiempo que nos ayude a abrirnos al Dios que piensa tanto en su hijo, cada persona humana, que para que logre entender a qué le llama exactamente, se hace Él mismo humano y aprende a vivir como tal, incluso con la tarea de aprender a conocer al Padre Dios, desde una cultura determinada, la judía, para hacernos ver que el ser humano es capaz, en su naturaleza, de caminar como hijo de Dios y llegar a cumplir el plan maravilloso del Padre, que le llama a participar en su misma Comunión Trinitaria por toda la eternidad.

La pequeñez es normal y propia de la naturaleza humana, con todos sus errores, limites y desvíos, pero nada es problema para Dios: ni la limitación y pequeñez económica, cultural o social de Belén o Nazaret; ni la 'no relación' de María con varón; ni la debilidad, miedo y abandono que se vive ante el dolor y la persecución; ni la esterilidad; ni la dureza del corazón de los discípulos; ni la dificultad o resistencia para creer; ni la durísima experiencia de ser miserable pecador o de sentirse profundamente alejado del Amor de Dios o de sentirlo a Él totalmente alejado de nosotros.

Nada es problema para Dios si encuentra un corazón que se abre y abandona como el de Jesús y el de María... De ellos aprendieron todos los santos de todo tipo y de todos los tiempos y de todas las religiones, aunque nosotros solo podamos hablar de los que conocemos en nuestra comunidad católica... Pero para Dios las religiones no son nada más que medios caducos... Todas terminarán, solo el Amor, su Amor dador de vida y salvación es el que se mantendrá por los siglos eternos, puesto que esa es su identidad eterna.

Dios se hace persona humana para todas las personas humanas, que lo conozcamos y vivamos solo los cristianos, eso es otro asunto y nuestra responsabilidad... ¿Colaboramos lo suficiente con nuestro Padre Dios desde la profundidad de nuestro corazón? ¿En qué éste está abierto y en qué cerrado? ¿Somos navidad para los que nos rodean? ¿Cómo lo pueden notar? Porque navidad es Jesús que viene a llenarnos de esperanza, alegría, paz, concordia, comprensión, apertura, acogida, bondad, vida, serenidad...

María, portadora de Dios nos enseñe a ser navidad y a llenar de alegría y fiesta la vida de los que estén con nosotros.

¡¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS EN EL SEÑOR JESÚS!!!

Se la deseo muy feliz, porque Dios no falla y se fía infinitamente de nosotros, de todos.

Unidos en oración con María, la Madre Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB


"Que brille tu rostro sobre nosotros" - IV Domingo de Adviento

Las virtudes exigen esfuerzo para desarrollarse y elevar a la persona humana; en cambio los defectos, como mala hierba, crecen sin pedir permiso. Entre las virtudes, una de las más importantes -identidad de Dios, fuente de todas ellas- es la fidelidad, virtud preciosa y, por eso, rara.

Cuando Dios promete algo, nunca defrauda y esto despierta, en quien le conoce de verdad y sin manipulaciones, la esperanza y, con ella, una gran confianza para seguir trabajando en lo que Dios propone, aunque no se perciban ahora ventajas tangibles.

Israel puede vivir sereno en su fidelidad al Señor de la Vida y de la Paz, pues Éste le asegura estar construyendo una historia de futuro feliz y eterno, aunque ahora haya que luchar y sufrir incluso el desprecio y abuso de los poderosos. María se pone en las manos del Señor y, por eso, no duda en ponerse al servicio de su prima y de la nueva vida que crece en ella. Jesús se abandona a lo que el Padre le indique: su vida es toda ofrenda para purificar la vida y llevarla a la plenitud que su Padre siempre tuvo pensada en una vivificadora renovación incesante.

Tal vez nuestro problema es que no somos conscientes de necesitar la salvación de Dios.

Lo que el Señor nos prepara supera absolutamente nuestras exceptivas, porque nace de Él

Dios jamás se queda corto al hacer sus obras. Los que empequeñecemos la creación, obra de Dios, somos nosotros por querer hacerlo todo a nuestro modo y sin valorar las propuestas que vienen de Dios. Pero Él nunca se cansa de hacérnoslas una y otra vez: ¡nos ama, busca lo mejor!

Miqueas le habla a un pueblo deshecho por las luchas y la inseguridad; por el miedo y la división y le promete, en nombre de Dios, un Mesías que será pastor de unidad y paz que nacerá donde nadie podría pensarlo: de la nada de ‘poder’, en la miseria, pero lleno de amor y apertura.

Es natural que nos pida absoluta disponibilidad, sin resistencias, pues de ello depende el éxito

Dios trabaja con lo que tiene, pero lo que no puede hacer, por respeto a nuestra naturaleza y a la suya, es dejar de lado nuestras decisiones: si estamos dispuestos a obedecerle veremos los frutos de Salvación hasta en la naturaleza. Lo que no sea obediencia será triste obra nuestra.

En la Eucaristía ofrecemos al Padre, en Cristo Jesús, a su propio Hijo hecho oblación para Vida y Salvación de los hermanos, según la Voluntad redentora del Padre de todos.

Servir sinceramente al prójimo es elemento clave para que la acción de Dios sea fecunda

María se deja educar por el Espíritu. Éste, fecundando su vida interior, le ofrece servir al Pueblo de Dios, la humanidad, como Madre del Hijo-Salvador. Ella acepta la tarea y aprende cada día a vivirla. Esto la mueve a llevar la Vida Nueva a quienes se le acerquen. Como Madre fecunda del Dios de la Vida, es su rostro de amor cercano y de sencillo, pero profundo, auxilio.

Pidamos de María vivir atentos a la Palabra para poder ser mejores servidores de la Vida.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO C – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO IV
El don generoso de mi vida a disposición del Dios-Salvador es la mejor oblación de Fe y Amor: ¡da Vida y engrandece!


Mi. 5, 1-4a:
"Esto dice el Señor: «Bet Lehem Efrata, demasiado pequeña como para figurar entre las familias de Judá, de ti saldrá el que ha de regir a Israel» Sus orígenes se pierden en los tiempos eternos… Se presentará como pastor con la majestad de su Dios, con la gloria del nombre del Señor… Él será nuestra paz."

Sal. 79: "Dios del universo, restáuranos; que brille tu rostro sobre nosotros y nos salve".

Hb. 10, 5-10:
"Cristo, al entrar al mundo, decía: «No quieres oblaciones ni sacrificios, pero me has formado un cuerpo… Por eso te digo… “Vengo, Dios mío, para hacer tu Voluntad”»… A nosotros nos ha santificado la oblación del cuerpo de Cristo, hecha una vez para siempre para cumplir esta Voluntad de Dios."

Lc. 1, 39-45: "María fue decididamente… a casa de Zacarías y saludó a Isabel. …Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó con todas sus fuerzas: «Bendita eres entre todas las mujeres. ¿Quién soy yo para venga a visitarme la madre de mi Señor… ¡Feliz tú que has creído! Ciertamente lo que el Señor te ha dicho, se cumplirá»."



diciembre 16, 2009

150 años! Misa de Acción de Gracias

Como sabemos bien, este año la obra salesiana cumple 150 años, y lo estamos festejando en todo el mundo.

Este viernes 18, la Inspectoría Salesiana nos invita a la Misa de Acción de Gracias por estos 150 años de sacrificio, esfuerzo, alegría y santidad.

La Misa se realizará en la Basílica María Auxiliadora de la Av. Brasil, desde las 6:30 de la tarde. Será presidida por Monseñor Salvador Piñeiro.

Para celebrar, los dejo con el video de "Siamo salesiani!





diciembre 12, 2009

"¡Alégrense!" - III Domingo de Adviento

Nos toca encender hoy tres velas de nuestra Corona de Adviento rezando con la familia la siguiente oración:

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia:
"¡El Señor llega!
Preparen sus caminos
porque ya se acerca.
Adornen sus almas
como una novia se engalana
el día de su boda"
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz.
Al encender estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, ven a salvarnos,
envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!

Tomado de El Pan del Alma


A continuación, el mensaje y sugerencia homilética que el padre José María nos envió el lunes pasado.

Antes de emprender el viaje a la Comunidad en la que el Señor me pide que me integre para anunciar el Reino de Dios con mis hermanos, deseo enviarles ya la reflexión sobre los textos del domingo que viene, el penúltimo de este camino espiritual que nos ayuda a abrirnos al Señor que llega en cada Navidad y en cada momento de la vida invitándonos a recibir su gracia a través del don de nuestra vida a los hermanos que pone a nuestro lado en cada circunstancia de nuestro día, unas fáciles de asumir y otras no tan fáciles y hasta generadoras, en nuestro interior, de normal rebeldía.

¡¡¡Álegrense!!! Nos dice el profeta y el Apóstol. Alégrense porque el Señor está en medio de Uds. como Salvador, pero no basta que esté, es necesario aprender cada día a acogerle para que su Paz nos llene el alma y podamos compartirla, pues solo compartimos lo que llevamos en el corazón... "La boca habla lo que lleva el corazón" Santa Teresa, la andariega de Castilla, una empresaria del Espiritu, nos invita a un amor tan íntimo y constante con el Señor que su Nombre se nos caiga de los labios como quien no puede contenerlo en el corazón.

La Alegría del Señor sea nuestro horizonte y nuestra fortaleza.

Juan nos indica que no se trata de salvar a nadie ni de ser "el profeta" sino de vivir para anunciar al Señor de la Vida y de la Salvación a través de todos los poros de nuestra vida. No temamos, el Señor jamás nos fallará... Nos lo decía san Pablo el domingo pasado: Dios llevará a término la obra que ha comenzado en nosotros... En cada uno. Pues bien, no se trata de nuestra obra, sino de la suya... O le somos fieles en lo que nos pide o le somos traidores... O damos su Vida, Amor y Verdad, porque es eso lo que nos llena y lo que alimentamos, o damos lo que tenemos: vacío de Dios (llenado por muchas pequeñas cosas -como son las cosas puramente humana- que no logran llenar el interior trascendente que todas las personas tienen, lo sepan y acepten o no) y, por tanto, necedad vaciante con peligro de ser también asesino-suicida.

Seamos felices porque Dios nos llena y ofreceremos serenidad y gozo a los que nos rodeen, lo acepten o no, pero sabrán que es posible y se les quedará como semilla de vida y paz para todos.

Feliz fiesta de María Inmaculada para todos.

Dios les bendiga copiosamente.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

"¡Alégrense!"


¿Quién no desea ser feliz? La alegría, el gozo, o brota de dentro y es estable o resulta tan efímera que más parece una burla de la vida o una mofa de nuestra naturaleza, que nos reclama incesantemente el derecho a ser feliz, pero esto parecería negársenos como realidad definitiva.

La felicidad, el gozo, la alegría que todos deseamos no está atada a ningún aspecto de nuestra psicología o de nuestro cuerpo, sino que abarca toda la realidad del ser humano, la íntima-espiritual, la psicológica, la física y la social. No somos animales, sino personas para la comunión; lo que no camine por esta vía, está desenfocado. La comunidad es una codificación social de la Comunión Humana, pero no la agota; cuanto más cerrada es la comunidad, más se aleja de la felicidad que necesitamos para ser personas íntegras, psicológica y espiritualmente sanas.

Al domingo de hoy se le llama ‘domingo de la alegría’. Los textos nos invitan a ella y nos indican el camino seguro: acoger al Señor, orar y ser solidarios sin componendas interesadas.

La eucaristía es la agradecida celebración de la Comunidad de discípulos del Señor de la Vida por la Vida que el Él nos entrega, confiándonosla para el bien de la humanidad entera.

Cristo nos ofrece la alegría de vivir plenamente en el Espíritu que hace historia la Salvación.

Alegrarse sí, pero desde dentro, porque nuestra sed de felicidad en Dios su fuente y fuerza

Sofonías, invita a Israel a la alegría porque Dios le asegura su amor y le salva permaneciendo con él. La seguridad y alegría de Israel debe basarse en el amor del Dios Providente que vive en medio de él. ‘¡Aclamemos al Señor!’: es la exclamación natural del que se sabe amado incondicionalmente y desde dentro. Todos estamos llamados a esa alegría porque nuestra felicidad no tiene origen fuera de nosotros sino en nuestro interior, donde Dios habita como Padre de amor materno: atento, delicado, cercano, lleno de bondad, misericordia, respeto y justicia.

El Señor poderoso está entre nosotros como el Salvador que llena nuestra vida de proyección

La oración construye vida siempre nueva para el bien de todos; así garantiza nuestro bien haciendo madurar el bien que nos rodea y purificando el ambiente en el que nos alimentamos.

El Amor de Dios lleva a esta oración. Ésta se centra en el querer de Dios y el bien concreto de los que nos rodean, trayendo como fruto la paz personal y comunitaria.

Juan nos llama a la solidaridad que nace del fuego de Amor propio del Espíritu del Mesías

Juan, amigo del Mesías, vive en la verdad clara y orientadora. Sin ventajas, muestra lo que pide la conversión fiel al bien y a la justicia del Espíritu: defensa de la vida, sin componendas.

Pidamos de María vivir en la alegría de su atenta docilidad al Espíritu del Bien y la Vida.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO III

Alégrense; el Señor poderoso está aquí: oren para ser testigos de su Espíritu y así superar los problemas

So. 3, 14-18a: "Grita de gozo, ciudad de Sión… El Señor ha expulsado… a tus enemigos. Tienes en tu interior a tu Señor… no verás nunca más ningún desastre… dirán a Jerusalén: «No temas…, no desfallezcas, el Señor… habita en ti como el Salvador poderoso… Él te renueva su Amor…»."

Is. 12: "Aclama, llena de gozo, porque el Santo de Israel es grande en medio de ti".

Flp. 4, 4-7:
"Alégrense en el Señor. Se lo repito, vivan felices. Que todos los distingan como gente amable. El Señor está cerca. No se dejen inquietar por nada… En toda ocasión oren… con acción de gracias. Así la paz de Dios… custodiará sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús."

Lc. 3, 10-18: "La gente preguntaba a Juan: «…¿qué tenemos que hacer?». Él les respondía: «El que tenga… que comparta también con los otros». Entre los que se iban a bautizar también había unos cobradores de impuestos… Igualmente unos policías le preguntaban… La gente… se preguntaba si Juan no sería el Mesías. Él respondió a todos: «Yo les bautizo solo con agua, pero viene el que es más poderoso que yo… Él les bautizará en el Espíritu Santo y el fuego…» …Juan anunciaba al pueblo la buena noticia".

diciembre 08, 2009

Fiesta de la Inmaculada


Hoy celebramos a nuestra Madre Inmaculada. Y el inicio de la obra de Don Bosco, con el nacimiento del Oratorio, el 8 de diciembre de 1841.

50 años más tarde, el 8 de diciembre de 1891, nace aquí en Perú el oratorio del Rímac, primera obra salesiana en nuestro país.

Para festejar una fecha tan importante, recurriremos a una tradición de nuestras casas salesianas para esta fecha: las "cartitas" de la Inmaculada.

Una feliz fiesta de la Inmaculada para todos nosotros!


Hoy todos podremos recibir nuestra "cartita"! Bastará solicitarla a través de un mail a blog.madreauxiliadora@gmail.com, indicando al menos nombre y edad del destinatario.

Aunque por tradición sólo reciben "cartitas" los madrugadores, hoy podrán recibirlas hasta las 6 pm.

diciembre 04, 2009

El Señor hace maravillas de Salvación cada día - II domingo de Adviento

Este domingo, reunidos en familia, nos corresponde encender también la segunda velita de nuestra Corona de Adviento y, al mismo tiempo, decimos la siguiente oración:

Los profetas mantenían encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto...
La humanidad entera se estremece
porque Dios
se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida
para que brotes,
para que florezcas,
para que nazcas.
Y mantengas encendida la esperanza
en nuestro corazón.
¡Ven pronto Señor!
¡Ven Salvador!

Tomado de El Pan del Alma


A continuación, tenemos las palabras y el comentario enviados por el querido padre José María.

¿No les parece que el tiempo corre veloz? Eso parecería, pero no es así, tal vez somos nosotros los que deberíamos vivirlo a mayor intensidad espiritual para sacarle todo el fruto, pues Dios no se cansa de hacer sus maravillas cada día, pero no siempre nosotros estamos tan atentos como para darnos cuenta.

Pidamos al Señor, que nunca deja ninguna obra a medias, nos dé la sabiduría de abrirnos a la conversión continua aprendiendo a conocer su Voluntad, a secundarla y a enriquecer a los que nos rodean con todo lo bueno que a diario el Señor nos da.

María Inmaculada es la Maestra de Don Bosco, ella nos enseñe a vivir cada día más dócilmente abiertos a la Presencia Providente y Salvadora de Dios en nuestra vida, invitándola, una y otra vez a la conversión que le renovará una y otra vez desde dentro haciéndole vivir la alegría de ser nuevo en la constante novedad juvenil de Dios para estar siempre al servicio de todos los que le piden ser cercano y prolijo en la respuesta a sus problemas... El hace todos los "esfuerzos posibles", pero, lastimosamente, nuestra necia e infinita capácidad de capricho nos lleva a perder, una y otra vez, multitud de oportunidades que después le reclamamos a Dios... ¡¿Qué más puedo hacer, nos dice, que no haya hecho ya?!

Suerte que su amor nunca se cansa de enviarnos profetas que nos muestren que está siempre más cerca y disponible de lo que pudiéramos pensar o pedir.

Dios nos bendiga a todos con su materno cariño y paterna cercanía.

¡Feliz fiesta de la Inmaculada!

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


El Señor hace maravillas de Salvación cada día
en los que confían a Él su vida y le son dóciles

Cambiar la propia realidad no es fácil para nadie, tampoco lo fue para Jesús. Siempre surgen resistencias, unas vienen de fuera y otras de dentro, pero las verdaderamente peligrosas son las de dentro, pues las de fuera se pueden superar, si nosotros decidimos hacerlo; pero si tenemos bloqueos en nuestro interior, aunque afuera no los haya o sean superables, nada avanzará, ya que, de hecho, es la persona interior la que construye la historia, elevándola o hundiéndola.

El pecado de Israel, es decir, su resistencia a vivir en la Voluntad de Dios, le llevó a la dispersión y a su destrucción como nación. El profeta ve claramente que Dios tiene la voluntad firme de reconstruirlo, pues, si se abren, ¡son Su Pueblo! Él lo hará, como lo hizo sacándolo de Egipto. Será maravilloso, digno de ser celebrado y despertará la admiración de todos.

Celebrar la gloria de Dios a favor de su Pueblo lleva a éste a la docilidad. Ésta le hará madurar como Pueblo de Dios, testigo de un Amor que salva, reconstruye y libera permanentemente, pues las obras de Dios están en continua renovación y perfeccionamiento.

Jesucristo es el testigo perfecto del Amor del Padre, su Padre: absolutamente entregado a su Voluntad de Vida y Salvación. Juan nos prepara para que lo recibamos y el mejor modo es convertirnos de corazón; quitar todo lo que nos estorbe en el esfuerzo de ser cada día más dóciles.

Dios tiene pensadas cosas maravillosas, para el bien de toda persona, sin exclusión alguna

Mientras viva en el tiempo, nadie tiene su vida perdida definitivamente, pues Dios, su Padre, siempre ofrece la salvación en toda circunstancia haciendo todo lo que sea necesario.

Es capaz de las cosas más maravillosas para salvar a sus hijos, a todos, absolutamente a todos, pero lo que jamás puede hacer es sustituir nuestra responsabilidad, pues sería anularnos.

Se requiere un profundo diálogo entre su Voluntad salvífica y nuestra decisión de secundarle

El Apóstol nos asegura que nuestra Fe tiene la garantía de un Amor eterno, firme e infalible.

El éxito de nuestra vida está asegurado por el Amor de Dios, pero es necesario aceptar y fiarnos de ese Amor que nos cuida, desde que nos creó, para que no fallemos en el camino. Es básico un diálogo íntimo y constante con Dios. Él nos hace Comunidad servidora de la vida.

Juan nos indica los derroteros de este diálogo: apertura - renovación - testimonio fiel y abierto

Escuchemos a Juan: es vital abrir la vida a la verdad y a la fidelidad de Dios-Amor. Para poder ver las maravillas de la Salvación del Padre, éste es el camino. O conversión o muerte.

Aprendamos de María a renovarnos como testigos fieles del Amor del Dios que nos Salva.


Padre José María Domènech Corominas, sdb.



CICLO C – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO II


Ba. 5, 1-9:
"Jerusalén, quítate el vestido de dolor y aflicción y engalánate para siempre con la Gloria del Señor… Por siempre tendrás este nombre: ‘Posesión-pacífica-del-bien’ y ‘Gloria-del-culto-a-Dios’... se reúnen tus hijos de levante y de poniente; canten de alegría recordando la obra de Dios... Dios conducirá a Israel lleno de alegría, bajo la luz de su Gloria con aquella bondad y amor que le son propios".

Salmo 125: "Es magnífico lo que hace el Señor a favor nuestro: celebrémoslo llenos de gozo".

Flp. 1, 4-6.8, 11:
"…Estoy convencido de una cosa: Dios, que ha comenzado en ustedes un trabajo magnífico, lo llevará a término hasta el día de Jesucristo… Lo que constantemente yo pido en mi oración es que el amor de ustedes se enriquezca más y más, hasta desbordar lleno del conocimiento y fineza del Espíritu para que sepan apreciar los auténticos valores y lleguen puros y sin obstáculos al día de Cristo, cargados de aquellos frutos de justicia que están dando por Jesucristo…"

Lc. 3, 1-6: "…Juan, hijo de Zacarías, acogió la Palabra de Dios en el desierto y fue por toda la comarca del Jordán predicando un bautismo de conversión para obtener el perdón de los pecados… «Una voz grita en el desierto: “Abran una ruta al Señor, allánenle el camino. Que se alcen los barrancos y se abajen las montañas y colinas… todos verán la Salvación de Dios”.»"

noviembre 28, 2009

"A Ti elevo mi alma, Señor mío" - I Domingo de Adviento

Este domingo 29 de noviembre empezamos un nuevo año litúrgico, el Adviento, y también la Novena de nuestra Madre Inmaculada.

Podemos encender la primera vela de nuestra Corona de Adviento, mientras elevamos la siguiente oración:

Encendemos, Señor, esta luz,
como quien enciende su lámpara para salir,
en la noche,
al encuentro del amigo que viene.
En esta primera semana de Adviento
nos levantamos para esperarte preparados
y recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven
y muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes
porque tú nos traes
la luz más clara,
la paz más inmensa
y la alegría más profunda.
¡Ven, Señor Jesús!


El padre José María nos envío temprano en la semana su mensaje y comentario a las lecturas del domingo, dado que tenía programadas varias actividades como parte de su nueva misión. Demos gracias a Dios por este envío y acompañemos al querido padre José con nuestra oración, al igual que a todos los hermanos de la próxima Inspectoría Salesiana de Ceferino Namuncurá, nuestro santito de la Patagonia. Que el amor que tuvo Ceferino por sus compatriotas no deje nunca de inspirar el trabajo pastoral de los salesianos al sur de nuestro continente.



Comezamos un año nuevo con una invitación a tomar en serio la vida...
¡Una vez más!

Tal vez nosotros nos cansemos de insistir y muchas veces estamos tentados de dejar a alguien como un ser en el que es inútil invertir vida... Mirado desde los ojos de Dios, Su Padre, ¡¡¡no hay nada más equivocado!!! Dios nunca se cansa de insistirnos, de invitarnos, de acompañarnos, de estimularnos con su Providencia, porque Él ama de verdad y sin descanso a su hija e hijo. Nos cansaremos antes nosotros de maltratarlo a Él, que Él de acompañarnos y amarnos a nosotros.

También es verdad que, cuando se cumpla el tiempo de las decisiones y concluyan las oportunidades de definirnos, lo que hayamos decidido nosotros será definitivo en forma absoluta, pues Dios no juega con nuestra libertad: somos libres y lo que decidimos será nuestro futuro eterno.

Es por eso que Dios a nadie deja jamás solo: contamos y contaremos con todos los apoyos que el Amor de Dios nos brinda a todos, absolutamente a todas las personas humanas sin ninguna excepción para que no nos equivoquemos, sobre todo en el momento final de cada vida, en el que solo Dios está con su hijo, que debe definirse si le acepta o no como Padre.

Por eso en el Evangelio se nos invita a mantenernos depié, seguros de Su Amor, ampliamente demostrado por Él y aceptado por nosotros; sí, seguros en la presencia de Dios con la certeza de la dignidad de ser sus hijos, a los que el amor entrañable, aunque sea inicial, los mantiene depié, seguros y entusiasmados ante un Dios como Éste: Comunión Trinitaria: todo Él volcado en un Amor irrestricto a cada uno de sus hijos, a los que les ha dado y da todo, Todo, TODO.

Su autoridad es indiscutible porque su servicio a la Vida en la Verdad del Amor nos salvó de toda esclavitud, hasta matar la muerte, que solo, desde su Entrega, tendrá poder en los que se le sometan al rechazar conscientemente el Amor Salvífico de Dios.

No se trata de ser de una u otra religión sino de vivir en el Amor del Señor, de creer en Él, de desembarazarse de todo lo que nos puediera separar de Él en cualquier tiempo y situación... Porque solo el Señor es nuestro bien y solo Él merece nuestra vida. Lo demás son engaños; tristes y muy lamentables engaños.

Dios nos bendiga para que comencemos muy bien este año preparando su constante llegada a nosotros en todo hermano y circunstancia.

¡Oremos intensamente para que Dios nos abra ojos y manos para verle y servirle siempre!

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB


"A Ti elevo mi alma, Señor mío"
- I Domingo de Adviento -

Comenzamos un nuevo año litúrgico. Una vez más, el Señor nos ofrece caminar con Él en la Voluntad del Padre siendo, en este mundo, lo que Él nos pide: hijos, testigos de su Amor a la Vida en la Verdad para lograr que la humanidad vaya caminando en la Paz para poder construir, todos aquí, la familia humana en el Amor de Dios, Comunión Trinitaria.

La lozanía y frescor de la vida, que se llama, de ordinario, ‘juventud’ no depende tanto de los años, cuanto de la apertura a lo que la Voluntad de Dios, en cada momento de la vida, nos va sugiriendo a través de multitud de mediaciones, unas gratas y otras no tanto.

Solo será joven quien ama como Dios; quien vive abierto a todo lo bueno del presente, favoreciéndolo, construyéndolo y estimulando que se haga fecundo y pueda ser alimento de los que desean vivir en la verdad para el bien; quien acepte vivir la santidad de Dios en su creciente servicio fraterno para ofrecer al hermano la Verdad de la Salvación.

Jesucristo es Maestro y Salvador: Él nos enseña a vivir como hijos del Padre, el Bueno, es decir, Santos; Él nos purifica constantemente con el don permanente de su vida; Él es nuestro único bien porque es imagen perfecta del Padre en el Espíritu; Él es el Señor, a Él seguimos y a Él miramos y del Él nos alimentamos para no dejarnos atontar por los engaños que se nos van ofreciendo, por oleadas, en esta etapa en la que definimos la vida.

Ideales positivos vividos con coherencia dan sentido al presente y proyectan un futuro valioso

Es verdad, no todos los ideales son saludables, pero caminar sin ellos es consumirse sin razón de ser. Los mejores ideales son los que, al vivirlos, nos liberan y nos llevan a trascender.

El pueblo de Israel reconoce la fidelidad de su Dios: Él les guía, sin fallarles jamás, a pesar de lo mal que le tratan. Pueden fiarse de Él, confiarle su vida y futuro y vivir en Paz. Pero…

Nuestras infidelidades conducen por caminos de tristeza y depresión; sinsentido y desconcierto; destrucción y muerte. Dios siempre nos asiste con su Providencia paciente, serena, animadora. Serle fiel significa, no ‘cumplir’, sino vivir su Voluntad de dar vida para el bien de todos.

El amor vivo y estimulador del presente nos garantiza la vida de nuestro futuro

Pablo nos llama a crecer en el amor a todos, en el servicio a la Paz para el bien mutuo y en la integridad y vitalidad de la Fe en el Señor que llega como Señor de la Vida en el Amor.

La Fe cristiana es garantía dinámica de futuro feliz, pero en el Señor, no en otros criterios.

El peligro de perder el horizonte, y destruir el futuro, siempre está al acecho.

Jesús nos advierte de peligros muy concretos. No debemos descuidarnos: sería nuestra ruina. Él viene a liberarnos de toda atadura y muerte. Tiene el poder, pero debemos serle fieles.

Pidamos a María nos ayude a mantenernos fieles y dóciles a la Providencia del Señor.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO C – TIEMPO DE ADVIENTO – DOMINGO I


Jr. 33, 14-16:
"…haré nacer para David un germen bueno que se comportará en el país con justicia y bondad. Aquellos días será salvado el país de Judá… Y le llamarán: “El-Señor-es-nuestro-bien”."

Salmo 24: "A Ti elevo mi alma, Señor mío"

1Ts. 3, 12-4, 2:
"El Señor haga crecer, hasta derramarse, el amor, que se tienen unos a otros y a todos, tal como nosotros se lo tenemos a ustedes. Que reafirme sus corazones para que sean santos y limpios de toda culpa delante de Dios… les pido que avancen cada día más…"

Lc. 21, 25-28.34-36: "…verán al Hijo del Hombre… con gran poder y majestad… levanten la cabeza porque muy pronto serán liberados. Estén atentos sobre ustedes mismos: que el exceso en el comer, beber o en las preocupaciones de la vida no les aturdan el corazón de tal modo que se convierta en una trampa, cuando de improviso llegue ese día, porque así vendrá… Estén alertas orando en toda ocasión… Así podrán presentarse seguros ante el Hijo del Hombre".


noviembre 27, 2009

Adviento 2009


Preparemos nuestra Corona de Adviento: consta de ramitas verdes entrelazadas formando un círculo, que se vincula con una cinta de color rojo. Se la coloca sobre alguna superficie sólida, tipo plato o fuente, y se superponen 4 velas gruesas.

Significado de la Corona de Adviento:

El círculo simboliza a Dios, porque no tiene principio ni fin.

El color verde es la esperanza por la venida de Cristo al mundo.

El lazo rojo significa el amor que nos une a Jesús como familia.

Las 4 velas son las 4 semanas de Adviento. En ellas conmemoramos los siglos que el Pueblo de Dios esperó la venida del Salvador y nuestro tiempo de preparación para el nacimiento de Jesús en esta Navidad.

La luz de las velas representa a Jesús, luz del mundo.


noviembre 21, 2009

"El Señor es Rey"

Tenemos el mensaje y sugerencia homilética que el querido Padre José María se preocupó de enviarnos en vísperas de su partida a la Argentina.

Desde anteayer, el Padre se encuentra en Buenos Aires, desde donde, en unos días, partirá a su misión en la ciudad de Caleta Olivia, al sur del país.

Desde aquí, les invitamos a encomendar esta nueva etapa pastoral del padre a nuestra Auxiliadora, para que rinda muchos frutos y, principalmente, inspire a varios jovencitos a seguir las huellas de Don Bosco, tal como lo hace el padre José María.


La celebración de Cristo Rey es una fiesta reciente, pero importante. No tiene nada que ver con ninguna reivindicación de poder o de dominio, pues Dios no la necesita, ni a la Iglesia le sirve para su Misión Evangelizadora, aunque no todos piensen exactamente lo mismo.

Jesús lo dijo muy claro: "No pueden servir a Dios y al dinero; no se puede servir a dos Señores..." y para la mayoría de les seres humanos, el poder no es, como nos lo presenta Jesús, servicio, sino dominio y soberanía. Supone sujetar a los que no se dejen sujetar... y, si es necesario usar medios no favorables al respeto de la dignidad y la vida, pues se usarán, pues este tipo de poderosos son tan limitados y poco señores que no dominan, en realidad, nada, ni a sí mismos ni a lo que tienen, pues sus posesiones los poseen a ellos y por ellas son capaces de arriesgar su vida o la de otros...

No. El Reino de Jesús absolutamente no tiene nada que ver con esta perversión del poder y del dominio. Su dominio está basado en la Verdad, en la Vida y en su garantía y fuente: el Amor que genera vida desde la Verdad.

Él es Rey porque nos da su vida, que es eterna y salvadora de toda muerte y destrucción. Solo nos pide confianza, como Él la vivió, como hombre que fue, respecto de su Padre, en disponibilidad absoluta a su Voluntad que es de Verdad, Vida y Salvación.

La fiesta de Cristo Rey nos invita a ponernos a Dios posición de lo que el Señor nos pida en favor de la vida de los que nos rodean, primero de le familia y después de los que nos están próximos.

El Señor les bendiga y que el año litúrgico que viene, que comenzará el 29 de noviembre con el primer domingo de Adviento, nos encuentre más atentos y disponibles al Señor de la Vida en el Amor y la Verdad para la Paz.

Oremos unos por otros estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

"El Señor es Rey"

Ser como Dios, ¿qué mayor majestad, soberanía y grandeza definitiva puede ansiarse?
Pero, ¿quién es como Dios? El humilde; el servicial; el que ama incondicionalmente; el que adora a Dios de tal modo, que su Palabra y Voluntad se convierten en Ley de vida y criterio de conversión. Su aceptación de la Verdad, de la Vida y del Bien de toda persona lo liberan.

Al Hijo del Hombre se le concede la soberanía, después que ha sido presentado ante el “anciano venerable”, imagen del Dios Soberano y Todopoderoso. Él no la conquista, “se le da”.

La persona que desprecia o niega -teórica o prácticamente- a Dios, nunca podrá ser como Él y, si pretende ser algo parecido, lo que logrará es acabar en la soberbia prepotente, atrapado en el deseo de vivir como grande, soberano y con mucho poder, es decir, con ‘dominio’ sobre otros y sobre otras realidades a las que deseará someter, de ordinario, anulándolas, si no destruyéndolas. Acaban siendo los señores de nada que propagan la muerte casi a todo nivel.

La realeza de Jesucristo, realidad pensada por el Padre, desde toda la eternidad, para toda persona humana, es la realeza del Don de la Vida que libera y engrandece a quienes le rodean; realeza respetuosa de la Verdad de lo que es cada persona y son las realidades en medio de las que nos encontramos. Libre de todo interés partidario y buscando el desarrollo de todos.

El Rey, soberano servidor de la Vida, es testigo de la Verdad ante sí y ante todos, por eso es constructor de Paz en todas partes. Pero, para eso, necesita la humildad que le lleve a respetar y superar toda adversidad con la grandeza interior del respeto hacia toda persona.

La verdadera realeza no entra en contienda con nadie, porque es como Dios

El ‘Hijo del Hombre’ es figura del ser humano en su plenitud de desarrollo por la acción del Espíritu Santo, a quien secunda con responsable y creativa docilidad. Esta realidad se da hasta su perfecta dimensión en Cristo Jesús, pero a ella todos estamos llamados.

Ser rey es vivir como Dios, el Soberano de todos los reyes de la tierra. No se trata de dominio, sino de impulsar el desarrollo que lleve a la persona a superarse y ser cada día más.

El verdadero rey es dador y propulsor de la vida ante todos y en toda circunstancia

Dar vida es una riqueza universal: tarea y responsabilidad de toda persona y autoridad. Nacimos para ser señores, es decir, tan libres y dueños de nosotros mismos que seamos capaces de dar la propia vida para el bien de los que nos rodean, desde la Verdad más objetiva.

Dios está de nuestra parte: nos ha dado vida y presencia constante del Hijo y nos llena de su Espíritu de Sabiduría, Entendimiento, Ciencia, Consejo, Fortaleza, Piedad y Temor cariñoso de hijos para el éxito de todas nuestras responsabilidades al servicio del bien de los demás.

El verdadero rey es alguien que vive en la Verdad y va más allá de los intereses particulares

Jesús, el Rey del Universo, es testigo-siervo de la Verdad de Dios y de todo ser humano.

La acción política, partidaria o ciudadana, es realmente buena si camina por esta senda.

Pidamos a María Reina, nos auxilie en nuestras responsabilidades políticas de cristianos.

P. José María Domènech Corominas, sdb.

CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXXIV
SOLEMNIDAD DE CRISTO REY DEL UNIVERSO

Dn. 7, 13-14:
"Mientras miraba, vi venir como un Hijo de Hombre, se acercó al anciano venerable, lo presentaron ante Él y le fue dada la soberanía, la gloria y la realeza y todos los pueblos, tribus y lenguas le rindieron homenaje. Su soberanía es eterna… Su realeza no caducará".

Salmo 92: "El Señor es rey y va vestido de majestad"

Ap. 1, 5-8:
"Jesucristo, el testigo fiel, el primer resucitado de entre los muertos, el soberano de los reyes de la tierra. Él nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados… para hacer de nosotros una casa real, sacerdotes dedicados a Dios, su Padre… Yo soy el alfa y omega, dice el Señor; el que es, el que era y el que ha de venir: Dios del Universo".

Jn. 18, 33b-37: "Pilatos dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Jesús contestó: «¿Lo preguntas por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?... Mi realeza no es de este mundo… Tienes razón, soy rey. Mi misión es ser testigo de la Verdad, para eso he nacido y he venido a este mundo: todos los que son de la Verdad, escuchan mi voz»."


noviembre 14, 2009

"Señor, Tú eres mi refugio"

Como cada semana, tenemos el mensaje y sugerencia homilética que nuestro querido padre José María ha preparado para este domingo:

Dios nos ama como Padre y nos cuida como Madre; nunca nos sustituye a la hora de enfrentar la vida y sus dificultades, pues es un pefecto educador, pero tampoco nos abandona cuando debemos enfrentarnos a una dificultad, por mucho miedo que nos dé: es nuestra dificultad y somos nosotros los que debemos enfrentarla porque las vendrán peores y debemos estar entrenados para tener el éxito al que tenemos derecho.

El profeta se enfrenta a la perplejidad de tantas personas buenas que han visto su vida humillada sin que se reconociera la grandeza de sus obras, pero Dios le hace saber que, en Su Presencia nada se pierde; que la última palabra en la vida de la persona humana no la tienen los poderosos o sabihondos, sino el Dios del Amor y de la Vida, a la que todos están llamados a gozarla en el Amor que crece en nosotros por la fuerza de la Providencia divina, en la medida que le dejamos.

Jesús, el hombre perfecto, lo es porque se atreve a darlo todo para el bien de todos, sin discriminación alguna y sin medida ninguna por su parte. ¿Qué hombre es libre y señor hasta este punto? Él con su don total y radical nos libera de toda atadura de mal y nos estimula a caminar hacia el don de la propia vida en su Libertad por la fuerza de su Amor.

Después de todo, al final quedará claro, cuando nuestro mundo vaya perdiendo sus apariencias y solo quede la verdad de lo que cada uno es...

El miedo a la muerte y a la destrucción del mundo que hoy vivimos casi hasta irracionalmente ¿no está basado en la soberana ignorancia recalcitrante y necia que mantenemos respecto a lo que somos de verdad y a lo que estamos destinados? Creo, sinceramente, que no hay ignorancia peor que la del agnóstico y la del individualista, que no quieren buscar ni la verdad de sí y del mundo, ni quieren vivir atreviéndose a entregarse al bien de los que le rodean.

No hay felicidad más grande que no estar atado a nada, sobre todo por dentro, y poderse acercar al otro tratndo de ver su bien y esforzándose por ayudarlo a que éste crezca y madure sin fin... Así lo hace Dios desde que el mundo es mundo y así nos lo mostró Jesús en el don perpetuo y absoluto de su vida. Don que nos ofrece constantemente, vivir en su Vida, animados por el Espíritu que a Él le animó, dentro del Plan de Vida Gloriosa y Feliz del Padre.

Dios, Comunión Trinitaria, nos ayude a vivir en su Sabiduría acogiendo en nuestra vida a Jesús y con Él a los hermanos que nos rodean en cada momento.
Dios nos bendiga.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

"Señor, Tú eres mi refugio"

Esperar al Señor que llega a salvarnos es natural fortaleza para el que cree: le lleva a construir en la verdad el bien y la vida; pero para los que no creen, no es ni fácil ni tan natural.

Nuestra cultura occidental, lanzada locamente al relativismo agnóstico y ecléctico, donde todo tiene la misma importancia, porque no hay verdades definitivas, la esperanza es casi una burla; tendemos más a la neurosis, con sus muchas facetas culturales, sobre todo en los jóvenes.

“Quien siembra vientos cosecha tempestades”, dice el refrán. Son muchas las desgracias que nos estamos acarreando… y, una vez más, nos ‘defendemos’ del mal que creamos nosotros mismos, echándole la culpa a Dios, a quien no queremos, ni podemos, escuchar ni, mucho menos, estamos dispuestos a secundar. Para culparle a Él, ya no somos ni agnósticos ni relativistas.

Los creyentes necesitamos pedir al Señor que nos proteja del desaliento en el esfuerzo para que podamos seguir confiando en Él, como nuestro Salvador. Él nos integra cada día en la Familia de los salvados, por la ofrenda permanente de su propia vida, de una vez por todas, para llenarnos de su Amor Misericordioso, que nunca tarda más de la cuenta ni jamás falla.

Todo pasará, nos dice Jesús, menos su Palabra de Vida y Felicidad eterna.

Fuertes y pacientes en la verdad, demos vida y guiemos al bien: ¡el Señor está a las puertas!

El don de Cristo es su Paz, fruto de su Perdón. Para recibirlo es básico reconocer que necesitamos ser perdonados, salvados, liberados, enseñados. ¡Necesitamos humildad y verdad!

El profeta llora a los muertos por el pecado del pueblo; pero se le recuerda que Dios salva a todos los que buscan ser salvados, aunque estén muertos. El juicio no es según una ley sino según la Verdad del Amor y Misericordia enaltecedora de Dios, que a nadie abandona jamás.

Desgracias siempre las hay. Jesús nos pone la comparación de la higuera: la presencia de la vida en sus futuros frutos es signo de un Dios que viene ya con su Salvación y Vida nueva.

Dios nos espera y da una y otra oportunidad, ¡¡construyamos el bien para la vida!!

El don de la vida de Cristo, celebrado, asumido y compartido, nos libra de toda perturbación.

En el sacrificio de Cristo es donde los creyentes en Él debemos afianzarnos y alimentarnos para seguir sus pasos de Salvación para todos y para siempre. Asumir el don de la vida de Cristo en el propio ‘hoy’ cotidiano lleva a vivir y, mucho más, a comunicar su Vida y Paz, así como el Padre nos pide que hagamos en las propias y concretas circunstancias diarias.

La Eucaristía, bien celebrada y vivida, realmente nos transforma en la paz, paso a paso.

Las consecuencias de nuestros errores se nos imponen, transformémoslas en bien y vida

Es inútil quejarse, solo es positivo asumir la vida como nos viene ofreciéndola en Cristo.

La Salvación es un don, pero vivirla exige decisión y esfuerzo para ser dadores de ese don recibido del Padre en Cristo por el Espíritu, pero en la Verdad y para el bien de cada uno.

Pidamos a María abrirnos al Hijo Salvador para vivir, en el Espíritu, como salvados.

P. José Mª Domènech Corominas, SDB


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXXIII

Dn. 12, 1-3:
"Mientras yo, Daniel, lloraba… escuché estas palabras del Señor: «…Habrá un tiempo de desgracias… en aquel momento será salvado tu pueblo, todos los que están inscritos en el libro… Los justos brillarán como luz en el firmamento, los que hayan guiado al pueblo por el buen camino brillarán como las estrellas para siempre».".

Salmo 15: "Protégeme, Señor, que Tú eres mi refugio"

Hb. 10, 11-14.18:
"…Jesucristo después de ofrecerse una sola vez como víctima por los pecados, se sentará a la derecha de Dios… Con una sola oblación ha consagrado total y definitivamente a los que debían de ser santificados. Una vez Dios ha perdonado los pecados, ya no es necesario ninguna otra ofrenda para obtener el perdón".

Mc. 13, 24-32: "Jesús dijo a sus discípulos: «…Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Entre tanto enviará a sus ángeles a reunir a sus elegidos, que vendrán… de los extremos más lejanos de la tierra y del cielo… sepan que Él se acerca, ya está por llegar. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán…»."

noviembre 09, 2009

Lima honró a su Señor

El domingo Lima amaneció temprano para adornarse de morado y blanco.

Los vecinos de los barrios de Magdalena, Lince, San Borja, San Juan de Miraflores y San Vicente de Cañete, salieron a las calles desde las primeras horas para confeccionar alfombras florales, colocar cadenetas en los balcones, o fijar arreglos con globos en los postes, todo ello dispuesto para engalanar el paso del anda del Señor.

Así despidió nuestra capital el mes morado, con la imagen de Cristo avanzando entre las casas de sus hijos
.

noviembre 06, 2009

"... ha dado más que todos, lo que tenía para vivir"

Tenemos el comentario y la sugerencia homilética que nuestro querido padre José María ha preparado para este domingo 8 de noviembre.

El padre se está encomendando a nuestra oración, no le fallemos. En breve estará asumiendo su nueva responsabilidad en Caleta Olivia (Santa Cruz - Patagonia argentina), donde sin duda todos lo acogerán con mucho cariño.

Hermanos argentinos: desde Perú los felicitamos porque tendrán al padre José María con ustedes! Les pedimos que aprovechen todos sus consejos y enseñanzas; estamos seguros que sentirán que es Don Bosco quien les habla, con un poco de acento peruano-español.

Bendiciones y augurios!

Dios nos invita a fiarnos tanto de Él que pongamos nuestra vida en sus manos y se lo demos todo, como Él nos lo pide y nuestros hermanos lo necesitan.

Demasiadas personas piden que se les ayude, pero ello, a veces, ni siquiera ponen lo que les corresponde por justicia y dignidad.

Dios no sustituye responsabilidades... El esfuerzo de cada uno lo hace cada uno, los demás podemos apoyar y hasta cubrir lo que esta persona no alcanza a completar para llegar a lo que debe pero siempre estimulando a que se ponga nuevas metas de honestidad, de disciplina, de esfuerzo, de trabajo, de superación, de verdad, de generosidad en lo que puede, sin pensar que tiene derecho a recibirlo todo, derecho que no le asiste a nadia, ni a los bebés, quienes para su crecimiento también tienen que hacer sus propios esfuerzos, aunque parezcan músculos, que para ellos no lo son.

La viuda tendrá que fiarse para dar o al profeta o al templo lo que, de algún modo se le pide... y Dios hará lo demás... Lo mismo tuvo que hacer Jesús y todos nos hemos beneficiado de ello.

Demos gracias a Dios.

Dios les bendiga y me encomiendo a su oración para la nueva misión que el Señor me confía.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

"... ha dado más que todos, lo que tenía para vivir"

La persona que vive apoyada en el Señor da todo lo que tiene, sin más cálculos que su confianza en la Providencia divina, que siempre nos cuida, aunque nosotros no nos fiemos demasiado de ella o le fallemos al no secundar los planes en los que nos pide colaborar.

Es normal que no ‘veamos’ los signos del Amor Providente del Padre, si no le dejamos actuar libremente en nuestra vida. Puede ser que tengamos momentos de alabanza y de buenos signos religiosos, pero eso no basta para ver-gozar las obras de Dios: es necesario abrir la vida.

Si la viuda de Sarepta no se hubiera fiado del Señor, no habría visto las maravillas de Dios. Si Jesús no hubiera sacrificado su vida, apoyado solo en la fidelidad del Padre, no hubiera visto la gloria de la resurrección ni nos hubiera merecido el perdón de los pecados.

El problema de los maestros de la Ley y de los ‘buenos’ y ‘generosos’ creyentes no está en lo bueno que hagan: predicar / hacer ofrendas / dar limosna, ya que la religión es buena es sí misma. Su problema está en que no se abandonan al Señor de la vida que ama a los últimos y nos pide darlo todo como Él, renunciando a los criterios de ‘humana prudencia’ que en nada se fían de la Providencia divina, que se maneja con otros criterios de Amor a través de una Vida Solidaria para la justicia a favor de todos. Por estos criterios de Amor se entregó Cristo Jesús y, como Él, los profetas verdaderos de todos los tiempos, latitudes, culturas y sexualidad.

“Dice el Señor”… y es para todos, sin discriminaciones

La Palabra de Dios no está sujeta a ninguna religión ni a una cultura determinada, sino que es de influencia y eficacia universal. El Profeta se dirige a una mujer no-israelita, abierta a Dios, sí, pero en otra religión. Para Dios no hay problemas de ninguna clase: quien se abre a Él, sea el Profeta de Israel, sea la viuda de Sarepta, pagana, vive los beneficios de su Amor.

Dios pide todo; el creyente lo da todo, como Dios, su maestro de vida libre para dar vida.

Cristo se ha presentado ante Dios, su Padre, a favor nuestro

El don oblativo de Cristo es el verdadero sacrificio de expiación, al que hacía referencia la fiesta judía y celebra la Eucaristía cristiana, en la que el mismo Jesús nos pide: ‘Hagan esto en memoria mía’. Lo básico es el don de amor para llenar de vida al hermano, no tanto el rito.

Fue el egoísmo soberbio el que nos distanció de Dios y será el humilde don de uno mismo por el bien de los hermanos el que nos acarreará la salvación a todos. Todos estamos invitados.

…ha dado más que todos, porque era lo que tenía para vivir

Es muy peligroso creerse en la verdad y salvación por ‘pertenecer’ a una religión. La salvación nos llega por el don de la vida de Jesús hecha historia en nuestra historia al acogerle.

La pobre e insignificante viuda, mirada desde los ojos pequeños de la religión, es grande porque lo da todo, como Dios lo hace en su Providencia, no tanto porque sea viuda o pobre.

Pidamos a María saber confiarlo todo a Dios, siempre dispuestos a darlo todo como Él.
Padre José María Doménech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXXII


1R. 17, 10-16:
"Elías le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua para beber… tráeme también un trozo de pan». Ella respondió: «Por tu Dios, te juro que no tengo nada… después moriremos de hambre». Elías le respondió: «No temas… Hazme primero un pequeño pan… porque dice el Señor: No se vaciará el tarro de harina ni bajará el aceite en el jarro hasta el día que el Señor envíe la lluvia al país".

Salmo 145: "Alaba al Señor, alma mía"

Hb. 9, 24-28:
"Cristo… ha entrado al mismo cielo y se ha presentado ante Dios a favor nuestro… De hecho no se ha aparecido hasta ahora… para ofrecerse Él mismo, una sola vez, como víctima para abolir el pecado… cuando tomó sobre sí los pecados de todos. Después volverá a revelarse… para salvar a los que le esperan para acogerlo".

Mc. 12, 38-44: "Jesús… decía: «No se fíen de los maestros de la Ley… serán juzgados con mayor rigor». Estando sentado en el templo… Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les digo que, de verdad, esta viuda pobre es la que ha dado más que todos; pues los otros han dado de lo que les sobraba, pero ella, que lo necesitaba para vivir, ha dado todo lo que tenía»."

octubre 30, 2009

Felices!


Felices todos nosotros, feliz día de los santos!
Feliz día, padre José María!


Dios nos pide que busquemos escucharle para que podamos cumplir con nuestra vocación más básica, la humana, la de la vida. Como que el Padre nos pide que vivamos siendo como Dios para que seamos felices, como lo es Él y como Él desea que lo sean todos sus hijos, es decir, todas la personas humanas que va creando a lo largo del tiempo para que se entrenen a ser Señores como Él, es decir, constructores de un mundo digno y lleno de los dones de Dios compartidos entre todos y con el concurso de todos; hermanos entre ellos, como hijos suyos que son y para que aprendan a ser, cada día mejor, sus hijos queridos que buscan, más y más, una creciente intimidad con Él, a través de la naturaleza, las personas a las que sirven y de la propia conciencia, donde el mismo Dios habita.

Jesús y el Espíritu son el Camino y Garante de que, si ponemos lo debido de nuestra parte, pues somo libres y el serlo es muy serio, llegaremos, sin dudarlo, a la meta, aunque sea por caminos muy diversos y en circunstancias absolutamente particulares para cada uno.

El Señor nos conceda aprender su Sabiduría para no perdernos en las tonterías que a veces nos quieren seducir. María nunca, jamás, dejará de ser nuestro Auxilio, pues nos ha sido entregada-confiada como Madre por el mismo Dios.

Dios nos bendiga a todos.

Feliz día para todos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Felices!

Celebramos hoy la fiesta de todos los discípulos de Jesús que le fueron fieles y viven definitivamente en el gozo del Señor la felicidad de su Amor en la “Jerusalén celeste”. Pero también la de los que, ya salvados, viven en su Amor, pero todavía no gozan totalmente de su presencia porque quieren, antes, purificar del todo su vida de las impurezas de su débil caridad, escasa humildad y poca obediencia. El deseo de gozar de Dios, al que han visto y aman con toda su vida, les quema el alma, les hace sufrir ansias de plenitud de vida en el Señor y les lleva a buscar sólo lo mejor y más grato a Dios... Si lo hubieran hecho así estando en el mundo, ahora gozarían plenamente del Señor, sin sufrimiento alguno... La teología lo llama: “purgatorio”.

Los santos son los que viven, en la presencia del Señor, las bienaventuranzas.

Es vocación universal. Sin excepción alguna de edad, sexo, condición, cultura o nación.

Todos, al ‘nacer’, somos llamados a ser hijos de este Padre que nos crea con personal Amor

Él nos crea y llama a vivir felices en su Amor. Él envió a su Hijo para que nos liberara de toda esclavitud y, así, pudiéramos lograrlo con la fuerza del Espíritu del Padre y del Hijo.

Pero, para ser hijos auténticos, debemos aceptarlo cada día desde la propia conciencia. Así el Padre nos concedió la libertad en la verdad y el amor, como Él es libre, para que decidiéramos crecer y vivir cada día más profundamente en su Amor a pesar de los límites e inconvenientes propios de cada temperamento, historia y de las imprevisibles circunstancias y límites.

La santidad es propia de la naturaleza de Dios y Él nos concede participar de ella y de su gozo

Ser santo exige, por propia naturaleza, intimar con Dios, confianza en su bondadosa Providencia, apoyarse en su Gracia y Misericordia y sencilla obediencia a su Sabiduría salvífica.

La santidad es fruto de una profunda y generosa pobreza, es decir, de una apertura confiada y obediente al Dios que nos salva: de Él todo lo esperamos, recibimos y aceptamos, sin juicios, pues reconocemos que nuestros criterios son minúsculos ante su Sabiduría. A Él nos abandonamos, sobre todo si sentimos el peso de no comprender, de no poder y del error o pecado.

Ponemos todo nuestro esfuerzo en vivir en su Voluntad, que asumimos como nuestra vida y salvación. Nadie nos conoce, nos ama y ha hecho más por nuestra felicidad: ¡nos ha dado su propia vida y su mismo Espíritu! Le escuchamos con veneración, aprendiendo su Sabiduría; a Él acudimos en cada sacramento para alimentar nuestra vida de Fe y renovar su Gracia; con Él conversamos en oración continua para construir nuestra intimidad con Él, en Cristo, sobre todo en los momentos de dolor y desconcierto en el cotidiano compromiso de don de vida.

Ser santo es ser una persona de Dios que, como Él, vive para llenar de Vida a los hermanos

Vivir en Santidad, es vivir en Dios: Vivir a Dios y para Dios al servicio de toda persona, como Él nos indique a través de las reales llamadas de los que estén con nosotros y de las vicisitudes de la historia. Por eso a los santos les llaman “Mujeres / varones de Dios,”.

María es mejor modelo humano de Santidad, pidámosle que nos conceda tenerle una profunda, sincera, fuerte y concreta devoción y así ser santos como ella para bien de todos.

Padre José María Domènech Corominas, sdb.


SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Ap. 7, 2-4.9-14:
"...«No dañen ni a la tierra ni al mar... hasta que sean marcados los siervos de nuestro Dios»... Después vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar. Era gente de toda nación, raza, pueblo y lengua... «Hosanna a nuestro Dios, que se sienta en el trono y al Cordero»... «Éstos son los que vienen de la gran tribulación..."

Salmo 23: "Éstos son los que te buscan, Señor, para ver tu rostro."

1Jn. 3, 1-3:
"¡Qué prueba de amor nos ha dado el Padre... Si el mundo no nos conoce, es porque no lo ha conocido a Él... ahora somos hijos de Dios... seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica tal como Jesucristo es puro"

Mt. 5, 1-12a: "Felices los pobres... los que sufren... los humildes... los que tienen hambre y sed de ser justos... los compasivos... los perseguidos por ser justos... Alégrense y regocíjense, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo»."

octubre 24, 2009

«¿Qué quieres que haga por ti?»

El padre José María nos envía su mensaje y sugerencia homilética para este domingo 25.

Cuántas veces en la vida personal nos ha ocurrido pensar: "Ya no hay nada que hacer... ¡Todo está perdido! Señor, ¿por qué a mí? ¿Qué he hecho yo?"

Y eso cuando no somos del todo conscientes de los errores cometidos y de que la causa real, muchas veces, de gran parte de lo que nos está sucediendo son nuestros errores y pecados, y no tanto los demás y sus equivocaciones.

Pero esta experiencia es mucho peor cuando nuestra conciencia nos acusa y no podemos o no sabemos cómo soportarlo y superarlo. Los pensamientos son mucho más oscuros, como si estuviéramos ciegos, fuera de toda opción de vida digna...

Dios nos conoce perfectamente, desde los más recónditos repliegues de nuestro interior, incluso éstos que ni nosotros comprendemos y hasta, a veces, nos desesperan. Él nos conoce desde su Amor. No es la inteligencia la que lleva a Dios a conocer, sino el Amor Creador, es decir, que crea precisamente porque nos ama personalmente y desea compartir todo el bien que tiene en sí para que sea gozado conscientemente por sus criaturas. Precisamente por este Amor, que mantiene y lleva su creación hacia una plenitud creciente, según el modo de ser de cada creatura, por eso precisamente, este Amor Creador, que acompaña con su Providencia a los que llamó para que fueran sus hijos y así gozaran de su Amor Eterno, se conviente en Amor Salvador, que solo piensa en redimir a estos hijos, cuando éstos en su aprendizaje, por su pequeñez, ignorancia y debilidad, se equivocan y van por caminos que les destruirán.

Si no llegamos a conocer, desde nuestra intimidad, este Amor de Dios que nos crea, salva y santifica con su Presencia y acción continua, nunca entenderemos que la vida de una persona humana jamás, Jamás, JAMÁS, ¡JAMÁS!, estará perdida, salvo que ella misma se niegue a ese Dios que le ama con locura.

Este domingo la Palabra desea hacernos entender que no hay nada que nos pueda hundir, salvo que nosotros no deseemos reconocer nuestra necesidad de Salvación y la supliquemos al Salvador con insistencia y voluntad de dejarnos salvar, que en el Evangelio esté dicho en la última frase de la perícopa (trozo) de que se proclamara: "y el ciego vio y le seguía por el camino" El que viera dependía del Señor, a quien Él suplicó con actitud humilde, pero firme e insistente, pero el seguir al Señor por el camino (que le llevaría a la cruz) eso no dependía del Señor sino del ciego.

Sí hay salvación. El pueblo que vivía en el destierro fue llamado a volver, con todas sus limitaciones y pobrezas, pero volver: el Señor lo llamaba y lo guiaba, pero quien debía caminar y aceptar las incomodidades de moverse era él, pues era también él quien necesitaba volver y salvarse.

Tenemos un Salvador que ha sufrido horrores para salvarnos: nos ha dado toda su vida, y nos la sigue dando... ¿Seguiremos quejándonos? ¿Esperaremos oportunidades más cómodas? ¿Seguiremos culpando a los demás de nuestras desgracias?

El Señor nos bendiga y nos dé su sabiduría.

Unidos en oración con María, nuestra Auxiliadora:

P. José Mª Domènech SDB

«¿Qué quieres que haga por ti?»

La salud, como la felicidad, más ésta que aquélla, dependen, no tanto de las personas que nos rodean e influyen en nosotros, cuanto de nuestro propio interior. Ciertamente es indudable que el ambiente incide, más o menos, en ello. También esto depende de nuestro interior. En realidad, lo ‘tenemos’ que aceptar, somos los únicos responsables finales de nuestra propia vida.

La debilidad y pobreza de la persona humana y de la sociedad no son problema para Dios, pero sí lo es la soberbia y cerrazón en el propio interior. Todos somos débiles, por eso es sensato ser humilde, saber pedir ayuda y aprovecharla para madurar caminando en el bien.

La salvación no es fruto de ninguna magia, sino del Amor que responde a la humilde y firme súplica pidiendo libertad y fortaleza para el bien en la verdad de una vida de justicia.

Dios es Padre que ama la vida. Como tal, ni humilla imponiendo, ni abandona dejando que nos aplaste el insoportable y humillante peso de los propios pecados, conscientes y queridos.

Jesucristo, como verdadero hombre, es llamado por Dios para ser sacerdote a nuestro favor

Los dones de Dios son concedidos libremente por Él, que nos ama, nos conoce a fondo, nos cuida con su Providencia y nos da lo adecuado y oportuno, si se lo pedimos para la Vida.

La súplica firme e insistente de Bar-Timeo no fue hecha según la religión tradicional, interesada, sino según la Fe verdadera, que ve al Mesías como al salvador comprensivo, y por eso, compasivo y lleno de una misericordia que mira a profundidad y puede salvar desde la raíz.

Lo que nos libera de la pobreza que nos hunde en la miseria no es conseguir cosas, sino el dócil abandono al Dios Providente que nos pide fidelidad, solidaridad y dar la propia vida.

El dolor, fracaso y muerte serán superados por Dios con el Amor que reconstruye la vida

Cristo se encarnó y venció la muerte; hoy sigue llamando, dando su vida cada día, fortaleciendo y redimiendo para reconstruir la vida, una y otra vez, en cada persona, su hermana.

Muchos dicen ser poderosos y revolucionarios, pero ¡cuántos ‘logros’ pasan por la muerte de otros! Pero Dios crea vida y la renueva; es Amor creador/redentor/santificador y por eso todo lo supera. Él es Providencia para cada persona y cada pueblo. Decidimos nosotros.

Dolor, sufrimiento y muerte no tienen la última palabra. ¡¡Ya hemos sido rescatados!!

No basta que Dios salve y nosotros lo pidamos, es indispensable saberle seguir por el camino

Si la realidad está tan maravillosamente asegurada por el Amor de Dios, nos preguntamos, ¿de dónde sale tanta desgracia humana y tanta brutalidad? ¿Dónde está la salvación y poder de este Dios? Dios está aquí, cierto, pero no basta. Toda la bondad de Dios se hará historia en nuestra vida concreta cuando le sigamos por sus caminos. Eso nos llenará de alegría y sabremos vivir en ella los planes de Dios y, así, celebraremos el Amor que nos salva y lo daremos.

Si cada uno sigue sus caminos, el resultado es solo uno, la historia nos lo ha mostrado ya, el desencanto por el irónico caos de maravillosas posibilidades ciertas, pero siempre truncadas.

Somos como el ciego de Jericó o el pueblo en el destierro, sigamos a Jesús: nos hará ver.

Pidamos a María sentir el paso de Jesús por nuestra historia y rogarle con humildad ver.

P. José Mª Domènech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXX

Jr. 31, 7-9:
"Griten de alegría… que el Señor ha salvado a su pueblo… Yo los reuniré desde los extremos de la tierra… ciegos, cojos, madres criando… Salieron llorando y los haré volver consolados… Porque Yo soy Padre para Israel y Efraín es mi hijo mayor".

Salmo 125: "Es magnífico lo que el Señor hace por nosotros: lo celebramos con alegría"

Hb. 5, 1-6:
"Los sacerdotes, tomados de entre los hombres, están destinados para representar a los hombres delante de Dios y ofrecerle dones y víctimas por los pecados… ellos mismos experimentan constantemente sus propias debilidades… Nadie puede apropiarse el honor de ser sacerdote: Dios es quien llama… tampoco Cristo se lo adjudicó a sí mismo, sino que lo recibió de quien le dijo: «Tú eres mi hijo… Eres sacerdote eterno…»"

Mc. 10, 46-52: "Jesús salió de Jericó… A la orilla del camino había un ciego… Bar-Timeo. Cuando éste escuchó que era Jesús de Nazaret quien pasaba, comenzó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenle… ¿Qué quieres que haga por ti?» Él le respondió: «Maestro, que vea». Jesús le dijo: «Vete; tu Fe te ha salvado». Al instante vio y le seguía por el camino."

octubre 16, 2009

Amor que no desampara

El mensaje y la sugerencia homilética del Padre José María para este domingo 18 de octubre:

Creo yo, en la Presencia de Dios, que este domingo el Señor, nos invita a estar siempre atentos a lo que, de verdad, deseamos para no dejarnos atrapar en ninguna trampa, como casi les pasa a Juan y Santiago.

De verdad, ¿qué deseamos en nuestra vida? ¿Para qué nos preparamos, estudiamos, luchamos, aprendemos? ¿Qué buscamos: el poder, con sus muchas facetas, o estar listos para hacer el bien, llenar de vida, servir al Bien Común y colaborar en la construcción de un mundo en el que valga la pena vivir, porque nadie es un peligro para nadie, sino que todos somos hermanos al estilo de la Familia de Dios, basada en el Amor que no solo da vida, sino que da la propia vida para la grandeza de cada uno de los que le rodean?

No esperemos que lo entiendan los que tienen el poder, cualquiera sea él, (aunque creo que deberíamos decir, más bien, 'son tenidos', 'son dominados' por el poder, sea intelectual, económico, político o el que da el controlar los medios de comunicación social).

El Siervo de Dios tiene el poder que da la vida: capacidad de llenar al que la recibe, sin quitarle nada ni sujetarle, sino más bien ofreciéndole la energía para contruir con suficiente autonomía.

¡Cuántos que se creen poderosos (o desean serlo más y más) viven como perseguidos, siempre temiendo que les quiten lo que no tienen del todo y saben que otros muchos ansían! Eso les lleva a vivir en la angustia y haciendo de todo (hasta mentir, robar y hasta matar, aunque, tal vez, no físicamente, para no verse desnudos de 'su poder' (como si tuvieran derecho a él)...

¡¡¡Se creen (y se lo creen de verdad: ¡a tanta desfiguración de la verdad se ha llegado!) que son los salvadores, los llamados a dar el rumbo nuevo a su grupo, a su país, al mundo!!!

Creen que sin ellos, o su grupo, todo está perdido. De ordinario, a estas personas, el primero que les estorba (y al primero que tratan o de dominar o de sacar de la circulación) es Dios; a no ser que logren convencerse de que pueden someterlo a su pensamiento 'salvador'.

Todo esto está condenado al fracaso y pierde a los que entran en esta dinámica.

La única dinámica de salvación y vida es dar la propia vida para el bien de los demás, para el Bien Común, que Dios conoce perfectamente y cuida desde siempre y lo hará hasta el fin de la historia. Por eso ningún poderoso de este mundo, a la larga, tiene éxito. Todos están yendo al fracaso, aunque ellos no se lo crean.

¿Quieres el poder? Da la vida como Jesús; bebe su caliz; sé bautizado en su bautismo; sé siervo de Dios, a disposición exclusiva de su Reino.

El Señor nos ayude a tener las agallas de desear lo que verdaderamente vale y nos hace grandes con la Grandeza del Hijo de Dios, el Siervo que es tan poderoso que hasta se atreve a perdonar y dar la vida por la salvación de todos.

Dios nos bendiga copiosamente.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

Amor que no desampara

Buscar ejercer algún poder ¿no es expresión de un anhelo propio de la naturaleza humana? ¿No somos, según dice el Génesis, imagen del Todopoderoso? ¿Qué de malo tiene el poder? ¿Por qué, casi siempre, nos trae problemas y genera calamidades, a la corta o a la larga? ¿Condena Jesús el poder? Si no lo hace, ¿qué critica en nuestra concepción del poder?

¿Sería ‘poder’ tener capacidad para algún control sobre algo? En cierto modo, pero éste no es verdadero si no hay conciencia de ello y libertad para no aprovecharse de él. Para ser poderoso se requiere la dignidad de dar la vida. El poderoso se debe preguntar: ¿cómo y para qué?

Sólo quien ama de verdad tiene verdadero control, porque no lo busca sino que lo despierta con su sincero servicio al bien y a la vida de los pequeños y necesitados. Despierta confianza, honesta cercanía, sincera admiración, real disponibilidad a la docilidad, llega a tener un poder que no ata ni le ata, no necesita defenderlo. Tiene poder, sí, pero no domina, sirve y responde a necesidades: lleva, a personas y comunidades a madurar en libertad responsable.

Ese poder real exige, por naturaleza, morir siempre a toda ambición individualista.

El siervo de Dios no ‘se sirve de’ sino que sirve a la vida de aquellos a los que ha sido enviado

Un peligro, siempre al acecho, es que, como muchos políticos y ‘servidores’, públicos y privados, no todos, utilicemos el puesto, la autoridad, el cargo que tenemos para aprovecharnos de él y conseguir algo que nos interesa. Nadie se escapa de ese peligro. Ni Jesús, pero Él lo superó. No siempre lo logramos nosotros, basta con mirar la historia de la humanidad y su dolor.

La autoridad ha sido constituida para servir; lo demás es pervertir e incubar el crimen.

Servimos para dar vida plena a personas concretas. No servimos a ninguna ideología, pues eso es usar a las personas y así nos degradamos como humanos y como sociedad.

Sólo el Amor de Dios nos enseña a vivir atentos al bien verdadero de los que nos rodean

El Amor de Dios no falla y nos lleva a dar la vida para el bien de los que lo necesiten.

El peor mal del mundo no está ni en la pobreza ni en los errores, sino en todo tipo de codicia, siempre individualista, pues lleva a razonadas absurdidades autodestructivas y criminales.

La autoridad en el Amor es buena por el bien que hace a todos, en especial a los últimos y marginados, más fácilmente expuestos al engaño, a la tentación y a decisiones degradantes.

Se trata de despertar el bien en los que nos rodean y llevarles a ser más conscientes de su valor

La misión del cristiano en el mundo es hacer surgir el bien en los corazones, así todos se percatarán que valen mucho más que lo que tienen, a cualquier nivel o en cualquier sentido.

El servicio de Cristo fue el don de su vida para nuestra salvación; no los milagros.

La admiración que despertó no fue su mayor riqueza. Todo eso se acaba o puede ser manipulado.

El bien hecho para la maduración y conciencia del valor de los últimos jamás se pierde.

Pidamos a María preferir la humildad del servicio para exaltar el valor de cada persona.
P. José María Domènech Corominas, sdb.


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXIX

Is. 53, 10-11:
"El Señor quiso que el sufrimiento triturara a su Siervo. Cuando haya dado su vida para expiar las culpas, verá una descendencia, vivirá eternamente y por él el plan de Dios llegará a un buen fin... el justo, con todo lo que ha sufrido, ha hecho justos a los otros, después de haber cargando sobre sí las culpas de ellos."

Salmo 32: "Que tu amor, Señor, no nos desampare: ésta es la esperanza que ponemos en Ti"

Hb. 4, 14-16:
"Mantengamos con firmeza la Fe... pues en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos al gran sacerdote que... ha entrado en la presencia de Dios... no es incapaz de compadecerse de nuestras debilidades: él... ha sido probado en todo, aun sin haber pecado... para que nos acoja y nos conceda, cuando sea oportuno, el auxilio que necesitamos."

Mc. 10, 35-45: "Santiago y Juan... se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro... concédenos, cuando seas glorificado, sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda» Jesús les respondió: «No saben lo que piden... no soy yo quien lo concede; es para los que Dios lo tiene reservado»... Jesús llamó a los discípulos y les dijo: «Ya saben que... los que gobiernan disponen de sus súbditos... No ha de ser así entre ustedes: ...quien quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, como el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida como rescate en favor de toda persona humana."



octubre 10, 2009

«Vuelve y sígueme»

El mensaje y la sugerencia homilética que el querido Padre José María nos ha preparado para esta semana:

Deseamos poseer y dominar lo que nos apetece. Hemos nacido para ser señores y toda la vida es un caminar hacia el señorío, pero casi nadie se pregunta ¿cuál es el señorío más conveniente? Parece que el personaje rico que muestra el evangelio de este domingo lo tenía claro: Lo mejor es conquistar la vida eterna.

En la edad media, y también ahora, de otro modo, se buscaba la eterna juventud. Sin duda, que para el personaje que le pregunta a Jesús sobre cómo conseguir la vida eterna, había algo de esto en su deseo profundo... Pensaba en Dios, probablemente sí, pero un dios que estuvira bajo su dominio. Como todo el mundo que desea conseguir de alguien un dato importante, comienza por halagar al que debe proporcionarle el dato, pero no se percata que Jesús es libre y solo depende de la Verdad, que lleva al Bien, sin escaparse de los caminos que a veces pueden ser difíciles y dolorosos.

Jesús encara la pregunta reorientando la atención del personaje. Como si le dijera: "No se trata de que tú seas el centro; sino que lo sea Dios, que es el único Bueno, sí, con mayúscula, y sin discusiones. Si lo aceptas así, sabrás escucharle y tendrás Sabiduría, si no, te quedarás solo con tus intereses y bondades, pero solo. Joven, haz caso a Dios en todo lo que te pida; es la mejor y única sabiduría". Jesús habla desde su experiencia personal, por eso le dice que lo mejor es que viva como Él, que le siga.

¿Qué es lo mejor para nuestro mundo, nuestro país, nuestra vida?

Este domingo se nos da la respuesta. No es la primera vez que se nos dice. El sueño de Dios es que, algún día le hagamos caso, pues eso es nuestra Salvación definitiva y la Vida Eterna.

El Señor nos conceda cada día la sensatez de escucharle con sencillez y hacerle caso con decisión, aunque, evidentemente, muchas veces duela.

Dios nos bendiga a todos.

Unidos en oración con María, nuestro Auxilio:

P. José Mª Domènech SDB

«Vuelve y sígueme»

La Bondad de Dios nos da su Sabiduría en Cristo Jesús, su Palabra de Vida y Salvación. Ésta nos permite conocer la verdad objetiva de nuestra vida sin autoengaños, es percibir, qué nos mueve, qué es realmente importante para nosotros. Así podremos estimularlo, si nos lleva a la madurez, de dar vida y nos da paz; o corregirlo, si nos conduce, sea como personas sea como cultura, por caminos de paulatina degradación al esclavizarnos a diversos ídolos como el tener, el placer, el prestigio, el poder, el individualismo, el bienestar, la tecnología...

Así siempre acabamos como tristes esclavos de nuestros ídolos, que nos destruirán impidiéndonos amar nada que nos separe de ellos. Pero Dios es todopoderoso y puede liberarnos. Depende de que le invoquemos y sepamos acoger su Palabra, aunque, muchas veces, nos duela.

Quien se abre a la Palabra de Dios, que siempre da Vida y Sabiduría, encuentra el camino de la libertad, de la sensatez y de la paz para afrontar cualquier circunstancia de la vida.

Las propuestas de Dios no son ni fueron ni serán jamás cómodas, como no lo es ninguna sugerencia o exigencia del que nos entrena para algo importante o del que nos educa para el éxito en orden a una tarea difícil de afrontar y resolver, como es la vida personal-social.

Nuestra vida no puede madurar en la comodidad y escapando del esfuerzo y dolor

Los padres o educadores que no quieren exigir y poner metas que piden esfuerzo y renuncia, traicionan a los que dicen amar y educar y les imponen futuros e inevitables fracasos viviendo la constante desazón de tener que soportar sufrimientos que no saben cómo superar.

La mayor riqueza de la vida está en vivir en la verdad de que el bien supone buscar con humildad y aceptar el dolor del esfuerzo y de la disciplina para poder acoger y aprender.

La Palabra de Dios nos sitúa en la Verdad de nuestra vida y nos enseña a tomarla con seriedad en cualquier circunstancia, agradable o difícil y con el sufrimiento que conlleve.

Lo más sabio, cuando Dios habla, es escuchar mejor que si se nos ofreciera un gran negocio

La Palabra de Dios nace de su Amor. Éste es tan perfecto que solo dice lo que conviene y nunca esconde la verdad, por dura que sea, tras apariencias gratas. “Al pan, pan y al vino, vino” No exagera nada: muestra el camino del éxito dando serenidad en el propio esfuerzo.

Si no quieres fracasar, lo más sensato es pedir todos los días la sabiduría de vivir sinceramente en la verdad. El rico pidió, sí, ¡y era bueno!; pero, esclavo, no supo acoger la propuesta.

Cumplir con lo mandado por Dios no es basta, debemos escucharle y seguir su invitación

Los mandamientos no tienen sentido en sí mismos; buscan liberarnos de toda esclavitud.

Cristo dio su vida no para que fuéramos buenos, sino para que fuéramos como Él: hijos que aman al Padre en libertad absoluta y, por eso, como tales, buscan el bien de los hermanos.

Pidamos a María la Sabiduría de saber darlo todo para poder escuchar y seguir a Jesús.
P. José María Domènech Corominas, SDB


CICLO B – TIEMPO ORDINARIO – DOMINGO XXVIII

Sb. 7, 7-11:
"Rogué al Señor me diera entendimiento...; llamé al Espíritu de Sabiduría y vino a mí..., comparada con ella, la riqueza me resulta nada…, todo el oro del mundo, a su lado, no vale más que un granito de arena... La prefiero a la salud y a la hermosura... su claridad jamás se extingue. Junto con la Sabiduría me vinieron todos los bienes..."

Salmo 89: "Que tu amor, Señor, no tarde más en saciarnos y lo celebraremos, llenos de gozo, todos los días de nuestra vida"

Hb. 4, 12-13:
"La Palabra de Dios es viva y eficaz. Es más penetrante que una espada de doble filo... saca a la luz las intenciones y pensamientos del corazón. En todo el universo no hay nada que no sea nítido a los ojos de Dios... a Él deberemos dar cuentas."

Mc. 10, 17-30: "Un día que Jesús salía, un hombre... le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para poseer la Vida Eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas ‘bueno’? Solo Dios es Bueno. Ya conoces los mandamientos...» Él le respondió: «Todo esto lo he cumplido desde joven». Jesús lo miró afectuosamente y le dijo: «Todavía te falta una cosa: ve, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres... Después vuelve y sígueme» La respuesta de Jesús le disgustó y se fue triste porque era muy rico. Jesús... dijo a los discípulos: «¡Cuán difícil les es, a los que son ricos, entrar en el Reino de Dios... Para los hombres es imposible, pero para Dios no: ¡Dios lo puede todo!"