marzo 10, 2008

En manos de El Señor

El P. José María enfoca la liturgia de este V domingo de Cuaresma desde el abandono en las manos de Dios.

Este abandono no es irresponsabilidad o facilismo fanático. Es la aceptación de los propios límites del ser humano y la acogida del amor infinito de Dios Padre en nuestra vida real, concreta, "en el mundo".

Todos sufrimos circunstancias tristes y difíciles a lo largo de nuestra vida. Nos sentimos deprimidos frente a ello, y frecuentemente nos permitimos quedarnos en esa sensación de dolor e impotencia. Buscamos la solución recurriendo a especialistas, lo cual indica que somos responsables de nuestra salud. Eso está muy bien.

Sin embargo, considero precisas las palabras de SS. Benedicto XVI al respecto:

"La psicoterapia está hoy tan difundida y es también tan necesaria frente a tantas psiquis destruidas o gravemente heridas. Pero las posibilidades de la psicoterapia son muy limitadas: solamente puede buscar equilibrar un poco al alma desequilibrada, pero no puede ofrecer una verdadera renovación, una superación de estas graves enfermedades del alma. Por eso permanece siempre como una solución provisoria, jamás es definitiva.

El sacramento de la penitencia nos da la ocasión de renovarnos a fondo con la fuerza de Dios — "ego te absolvo" — que es posible porque Cristo ha cargado sobre sus espaldas estos pecados y estas culpas. Me parece que esto es hoy justamente una gran necesidad: que podamos ser sanados nuevamente. Las almas que están heridas y enfermas, como lo constata la experiencia de todos, tienen necesidad no sólo de consejos, sino de una verdadera renovación que sólo puede venir del poder de Dios, del poder del Amor crucificado. Me parece que éste es el gran nexo de los misterios que en definitiva inciden realmente en nuestra vida. Nosotros mismos debemos volver a meditarlos y, de este modo, hacerlos llegar de nuevo a nuestra gente.
"

Ver nota completa en: Encuentro entre el Papa y párrocos de Roma - 11 feb. 2008

No hay mayor abandono a la voluntad del Señor que el hecho de confiar que un imperfecto ser humano puede detentar el don de reconciliarnos. Hay que confiar mucho en Dios Padre para ir a confesarnos. A mí me cuesta tanto como a los demás. Pero la última vez que me acerqué al confesionario, qué gran alegría sentí! El gran consuelo que sintió mi alma esa vez, me anima a acercarme ahora, para celebrar la Pascua.

Les invito a sentir esta experiencia del amor de Dios.

Cuarto domingo de Cuaresma

Dios es fiel, su amor se convierte en redención que supera las expectativas y nos permite reconstruir nuestra vida, revivir, abrirnos al Espíritu que nos llevará, como a Jesús, a la resurrección en el Señor, mucho más allá de volver a vivir, sino vivir a plenitud.

El Señor nos invita a creer, pero hasta casi al absurdo de ponernos en sus manos cuando todo está perdido y no vemos salida. La muerte es la peor de las circunstancias, pero, aun ahí, debemos poner nuestra vida en sus manos.

Es la Fe en el Señor la que da sentido a nuestra vida, es en ella en la que sabremos construir más allá de toda decepción.

1. Dios no teme fracasar con nosotros.-

La mirada de Dios es de amor sincero
. Por eso cree en nosotros, porque sabe de qué estamos hechos pues, además del barro, que nos lleva a tantos fracasos y destierros de la vida, tenemos en nuestro interior su aliento de vida, su presencia de amor eterno, lo tenemos en la parte más íntima del corazón, en la zona ciega del mismo, según la descripción de Johari.

Nosotros no nos conocemos del todo, menos los demás, pero Dios nos ve en lo más profundo de nosotros mismos porque nos ama desde lo más profundo de Él.

2. Jesús nos ofrece su presencia.-

Dios
, en Cristo Jesús, es presencia redentora y renovadora, es capaz de hacernos salir de la muerte de nuestras depresiones. Para Dios no hay problemas, todos los creamos nosotros y, de paso, cargamos las consecuencias a los que nos rodean o entran en contacto con nosotros.

La presencia de Jesús se nos propone como resurrección y vida, pues ésa es su identidad. Para eso el Padre le envió y su acción es universal y permanente, sin restricciones ni de tiempo; no de espacio; ni de identidad personal, más o menos enfermiza o malsana; ni de circunstancia histórica, social, cultural o económica. Nada puede detenerle, ni la muerte.

3. La respuesta que nos pide es el abandono y la responsable obediencia.-

A todos nos pide
, desde el bautismo, que creamos sinceramente en Él, que nos fiemos.

No hay confianza real sin intimidad y ésta lleva a un concreto abandono, y éste será más o menos profundo según el nivel de confianza que maduro en mí cada día.

Una consecuencia del abandono es la obediencia, ciertamente responsable, como la de Marta, que va aclarando cada circunstancia, pero que al final siempre cede a lo que Jesús le pide, aunque no sea, para ella, muy lógico, según su limitado modo de ver y entender las cosas.

Se nos pide vivir en medio del mundo, con los criterios del Espíritu que nos habita.

Pidamos a María un alma noble y generosa como la de Marta: fiel, creyente, dócil en todo.

P. José María Doménech Corominas, sdb

CICLO A – TIEMPO DE CUARESMA – DOMINGO V

Ez. 37,12-14: "...Yo abriré los sepulcros de ustedes y les haré salir de ellos... Entonces... sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi espíritu y revivirán... sabrán que yo, el Señor, lo he anunciado y lo he cumplido."

Salmo 129: "Del Señor es el amor fiel y la redención copiosa"

Rm. 8, 8-11:
"Quienes viven con los criterios naturales no pueden agradar a Dios... Ustedes viven según el espíritu porque el Espíritu de Dios habita en ustedes... Si el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, también... Él dará vida a sus cuerpos mortales."

Jn. 11, 1-45: "...Lázaro cayó enfermo... sus dos hermanas se lo avisaron a Jesús... pasados unos días Jesús dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea.»... Cuando Marta supo que llegaba Jesús, fue a recibirlo. María quedó en casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto...» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»... «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» Ella le dice: «Sí, Señor, yo creo que Tú eres el Mesías...»... Jesús... preguntó: «¿Dónde lo han puesto?... ¡Quiten la losa!» Marta le dice: «Señor, ya está descomponiéndose...» Jesús le replica: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Quitaron la losa... gritó: «¡Lázaro, sal fuera!» Lázaro salió todo amortajado... Jesús les dijo: «¡Desátenlo y déjenle caminar!» Muchos... creyeron en Él."

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